3 meses después....
-¿Realmente era necesario traerme a una fiesta, sabiendo que no me gustan Irina?-reproché de mala gana mientras rodaba los ojos.
Frunció el ceño y me puso un vaso en la mano con un líquido amarillo que tenía un olor insoportable, al cuál identifiqué rapidamente como...
No.
Era whisky.
-¡IRINA!-grité demasiado fuerte porque, dió un salto del susto y se volteó a verme rápidamente-.
-¿Pero, por qué gritas, loca?
-Sabes que no puedo tomar alcohol porque una vez que empiezo no paro. ¿Por qué me das, tía?
-Perdona. Quería que te divirtieras en tu bienvenida, pero puedo servirnos un cóctel sin alcohol, o algún refresco si te sientes más cómoda.
-No, perdóname tú por hablarte mal sin razón. Acabo de terminar mi último curso de bachillerato, pensaba que eso me relajaría un poco y estaría menos estresada, pero en realidad ha pasado todo lo contrario. Tú no te preocupes, bebe lo que quieras, pero yo prefiero servirme un refresco.
Colocó su mano en mi hombro y se me acercó un poco más para no tener que gritar, por la música.
-Sabes que eres mi mejor amiga y estoy siempre que me necesites, ¿no?-dijo. Asentí.
-Tienes que dejar de pensar que tus problemas no son importantes. Deja de culparte sintiendo que molestas a los demás por contárselos, porque no es así. Todos necesitamos una mano en la cuál apoyarnos de vez en cuando. Y sé que a veces es más fácil abrirse con gente que no conoces de nada, porque piensas que no te juzgarán, y que si lo hacen, no te importará tanto como si lo hiciera una persona a la cuál quieres. Yo también tengo problemas, eh. Y nada me gustaría más que contar contigo si siento la necesidad de abrirme y soltar todo lo que llevo dentro.
-Iri, no empieces con tus charlas largas de moral, sentimientos y esas cosas.
Rodó los ojos y soltó una pequeña carcajada que me hizo elevar levemente una de las comisuras de mi boca formando una disimulada sonrisa.
-Monstruo, hablo enserio. Deja de una vez de hacer las cosas por la satisfacción del resto, siéntete cómoda. No te diré el típico cliché de "Sé feliz" porque es una chorrada grandísima., pero si diré que te des tu lugar, porque sino aprendes a hacerlo por ti misma, llegará un punto en el que nadie más que tú podrá hacerlo. A ver, vale. Que está bien hacer cosas por los demás y ser generoso. Pero no dejar de lado tu felicidad por la de alguien más.
Abrí los ojos como platos al escuchar en apodo, y la miré con mala cara.
Sí. Omití el resto de la conversación.
Desde los doce años me había molestado con su supuesto "apelativo cariñoso" con el que se dedicaba a hacerme rabiar cada vez que lo pronunciaba.
Un día que decidimos ir a la playa en pleno invierno, -no me preguntéis por qué, porque la verdad ni lo recuerdo- estabamos sentadas en arena, cada una haciendo lo que le daba la gana. Ella estaba con un cuaderno haciendo garabatos de bella y la bestia-que sí, era una de nuestras peliculas favoritas por las cuales peleabamos porque yo prefería rapunzel y ella se empeñaba en argumentar porque bella era mejor-. Me acababan de regalar un libro titulado "Les miserables" en francés, por mi cumpleaños número doce, y había decidido llevarlo a la playa ese día para comenzarlo y ver que tal me iba al leer un libro en ese idioma. No recuerdo como, pero terminé empapada, en medio del agua, con mi libro chorreando en mis manos e Irina riendose de mí.
Desde ese entonces me llama Monstruo, porque según ella parecía uno al tener el cabello pegado en toda la cara y gritando desesperada por mi libro.
-Lo he entendido-asentí, y me alejé un poco debido a que nos encontrabamos muy cerca-.
-Bueno, dejemonos de conversaciones sentimentales. Vamos a divertirnos, que para eso hemos venido, ¿no?
-Venga, va -bufé, aún sin querer estar en aquella fiesta-.
Me cogió de la mano y nos mezclamos entre el lío de gente.
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Será para demostrar
Teen FictionCaer... Tenemos ese concepto tan mal acostumbrado que, cuando nos toca aceptarlo, simplemente no sabemos cómo. Y el golpe es aún más fuerte. Porque mientras más demores en levantarte a sanarlo, más profundo se va haciendo. ¿Cuesta? Podría decir que...