Me aproximé entre el bullicio de gente hacia la puerta que conducía a la terraza y salí como podía, tambaleándome.
Sabía que beber alcohol no era buena idea, pero simplemente es algo que una vez empiezo, dejo de tener el control sobre mi misma. Es como si buscara algo en lo cual desahogarme, sin barreras, sin límites. Como si por un instante pudiese dejar de sufrir, y ser feliz. Y sé que no es la manera adecuada, porque me hago daño sin siquiera quererlo, pero me hace sentirme menos vacía, como si encontrase mi propia medicina, y se que no soy la única a la que le pasa. Muchas personas buscan refugio en el alcohol, o en las drogas. Sin saber que aunque por ese pequeño momento dejarás de pensar en el exterior, más tarde te darás cuenta de que te fuiste destruyendo a ti mismo, de una forma que pensabas que en realidad te curaba. Es como las relaciones, en el momento las vives, la otra persona es tu mundo, pero eso es exactamente lo que te arruina, el hecho de dejarte de lado, por pensar que esa persona es lo más importante, y no tú.
Crucé mis brazos y los apoyé en la baranda.
-Oh darl-ling al-l of the ci-ty ligh-hts nev-ver s-
-Shine as bright as your eyes -me interrumpió, una voz dulce y grave a la vez, que me hizo voltear la cabeza bruscamente, buscandola-.
Mis ojos chocaron con unos avellana que me devolvieron la mirada, y me dejaron nadar profundamente en ellos, buscando algo que anhelaba encontrar.
Parpadeé y mi mirada recorrió cada peca, cada pestaña, cada lunar que se encontraba en aquel rostro tan precioso que me había interrumpido al continuar con la canción que me hallaba balbuceando.
-Preciosa,...-dijo, a lo que fruncí el ceño- eh, la canción. Si, eso. Que preciosa canción. ¿No?
No entendí porque estaba nervioso, pero asentí con la cabeza.
-Si, preciosa.
Elevó una comisura de su boca y pude identificar una sonrisa casi imperceptible.
-La canción, por supuesto -le devolví una sonrisa dulce.
¿Como se supone que todo el efecto que el alcohol había dejado en mi, se había esfumado con solo escuchar y ver a ese chico.....?
Nisiquiera sabía su nombre.
Pareció darse cuenta de lo mismo que yo y habló.
-Soy Lucas y, ¿tú eres...?
-Alicia -respondí, muy aceleradamente, y me arrepentí al instante al ver como se asomaba otra sonrisa en su rostro.
Volteó su rostro hacía el cielo ya oscuro y lleno de estrellas, debido a que era muy de noche.
Aproveché para hacerle otro recorrido a su perfil y mi mirada fue bajando hasta encontrarme con unos brazos....uff.
Era difícil describirle, pero voy a hacer un intento, aunque no pueda expresar con palabras lo buenisimo que está.
Como ya dije, tenía unos ojos avellanas preciosos. Unas pecas decoraban sus pómulos y lo hacían ver tierno, y sus labios...
Mierda, tenía unos labios perfectos.
Y te mueres por besarlos
No.
Hasta yo muero por hacerlo
Pues yo no
Dilo hasta creertelo
Agachó su cabeza y rió suavemente. No entendía que pasaba, pero el problema era su risa. Maldita sea, esa no era una risa cualquiera. Era SU risa, una que me desconectaba por completo del resto del universo, una que sin siquiera darme cuenta me hizo sonreír embobada al verlo y oírla. Su risa era dulce, y dicen que las risas revelan las almas de las personas, las desnudan, las risas te abren al resto sin darte cuenta, buscan ser encontradas por esa persona que este dispuesta a descifrarlas. Y yo lo estaba.
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Será para demostrar
Teen FictionCaer... Tenemos ese concepto tan mal acostumbrado que, cuando nos toca aceptarlo, simplemente no sabemos cómo. Y el golpe es aún más fuerte. Porque mientras más demores en levantarte a sanarlo, más profundo se va haciendo. ¿Cuesta? Podría decir que...