2 ┆Retorno.

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Mana se despertó temprano a la mañana siguiente, buscaba la reconfortante sensación de estar acurrucado contra el pecho de Haruna, pero esta vez fue en vano.

El otro lado de la cama estaba vacío y se sentía como si Klaha se hubiese ido desde hace tiempo, Mana se levantó de la cama y salió algo desorientado de la habitación buscando el camino a la cocina.

Una vez allí, tomó un vaso de agua y buscó sus pastillas para el dolor de cabeza.

-Aun es muy temprano para medicarse ¿No crees?

Sobresaltado, Mana se giró y miró a quien le hablaba, no reconoció al hombre y ansiosamente retrocedió. El otro sonrió levemente y se acercó aún más al guitarrista.

-¿Por qué estás tan asustado?

Preguntó, dando un paso más hacia Mana.

-¿Qué haces aquí? ¡Fuera de mi casa, por favor!

Satou gritó con la voz algo temblorosa tratando de ocultar su miedo.

-No tan rápido Mana. Después de todo, fui invitado.

La sonrisa de aquel extraño no desaparecía, al contrario, se hacía más evidente, lo que preocupó aún más a Mana.

-Yo no invité a nadie, lárgate de aquí.

Respondió.

¿Por qué siempre tenia que lidiar con situaciones desagradables? ¿Acaso tenía una nota que decía "Busco todo tipo de problemas" pegada en la frente?

Miró con escepticismo el abrigo largo del extraño, dejó que su mirada se deslizara más abajo sobre sus pantalones negros, que estaban decorados con pequeñas cruces bordadas a cada lado. Su cabello negro azabache asomaba por debajo de un sombrero de copa del mismo color. Su rostro estaba ligeramente maquillado, pero a pesar de todo, su piel era muy pálida.

-Obviamente se que tú no me has invitado, pero él sí...

El hombre señaló a Klaha, quien yacía inconsciente detrás de él en un rincón.

Mana inmediatamente salió corriendo para socorrer a su novio, pero el extraño lo agarró antes de que pudiera hacer algo y lo tiró al suelo.

-Todavía está vivo. Bueno, algo así. De todos modos, él ya estaba muerto en vida.

Esté rió cruelmente y sometió a Mana, que se agitaba salvajemente con más firmeza en el duro piso de la cocina.

-¡Maldito bastardo! ¡¿Qué le has hecho?!

Gritaba Satou con todas sus fuerzas, tratando de liberarse del agarre de su torturador.

-Bueno, sé que es irrelevante para ti en estos momentos, pero mi nombre es Kazuno, aunque sea obvio que el gusto no es mutuo.

El tratar de mantenerse recto ante la situación estaba volviendo loco a Mana, amenazando con hacer a un lado casi todos los buenos modales que tenía. Finalmente llegó un punto donde dejó de tomarles importancia, tanta que comenzó a maldecir en voz alta e intento golpear a Kazuno.

-¡Déjame ver a Klaha!

Sollozó y dejó de intentar resistirse.

-¿Puedes dejar de lloriquear? Él está bien, solo está durmiendo.

-¿De qué se trata todo esto...? ¿Qué he hecho yo para merecerlo?

Mana gimió y más lágrimas se abrieron paso por sus mejillas ya enrojecidas.

-Klaha me debe algo, yo solo vine aquí para reclamarlo.

Nuevamente Mana trató de liberarse, acto que volvió a fracasar. Desesperado, siguió gritando el nombre de Klaha hasta que de repente abrió los ojos.

-¡Déjalo ir, él no te hizo nada!

Dijo Klaha notoriamente débil pero logrando ponerse de pie.

-¡Te ves pálido, apuesto que él podría arreglar eso!

Kazuno sonrió y asintió con la cabeza a Mana, a lo cual Klaha, furioso lo apartó del guitarrista y lo arrojó a la esquina donde estaba inconsciente hasta hace poco.

-¡TOCALO Y ESTÁS MUERTO!

Klaha siseó, ayudando a su querido Satou a ponerse de pie, solo para inmediatamente cubrirlo en sus brazos con la intención de calmarlo. Mana seguía en shock y no buscaba separarse de él. No entendía qué estaba pasando exactamente entre los dos, pero podía adivinar que tenía algo que ver con el comportamiento de Klaha últimamente. Kazuno todavía estaba tirado en la esquina, pero aún conservaba esa maquiavélica expresión en su rostro.

-Puedes darte cuenta que tu agresividad aumenta cada minuto que pasa. ¿Por qué no simplemente sacias tu sed de sangre? ¿Por qué te lo pones tan difícil? Ya estás sosteniendo la lujuria en tus brazos.

-Nunca le haré daño..

Susurró Klaha con odio, enviando a Mana de vuelta al dormitorio. Éste fingió obedecer, pero en cambio fue a esconderse cerca de la puerta para seguir escuchando.

-¿En serio crees que él quiere vivir bajo el mismo techo con alguien como tú? Ni siquiera puedes controlar tus emociones. Tarde o temprano lo atacarás. Créeme, está mejor con alguién más.

Agregó Kazuno.

-¿Te refieres a ti?

Klaha se burló, levantando una ceja.

-Acéptalo, un monstruo como tú es incapaz de amar. Noche tras noche cazas humanos y no es suficiente para ti saciar tu sed, te da placer ver cómo mueren lentamente suplicando por piedad. ¿Crees que un tipo así podría sentir algo como el amor por los demás?

-¿Y con eso quieres decir que eres diferente?

Preguntó el vocalista, quien estaba visiblemente afectado por las palabras de su contrario.

-No, pero yo puedo controlarme, algo que tú no puedes.

-...Realmente creo que es mejor que te vayas ahora mismo.

Klaha dijo en voz baja y señaló la salida.

-Bien, nos veremos pronto... ¡Recuerda, soy tu sombra!

Kazuno terminó de levantarse y sin más decidió irse, pero antes, en su camino pasó junto a Mana quien seguía detrás de la puerta.

De forma inesperada se inclinó sobre él y le lamió el cuello, haciéndolo sentir nada más que escalofríos, quería pedir ayuda, pero no tenía la fuerza para hacerlo por sí mismo.

-Puedo saborear tu miedo, así que guarda un poco para después..Volveré.

Kazuno sonrió y desapareció de la residencia.

Sollozando y cansado de tener que pasar por todo ese calvario, Mana se derrumbó contra la pared, Haruna se acercó rápido donde él se encontraba y volvió a tomarlo en sus brazos.

-Klaha, ¿De verdad me amas?

Mana le susurró al oído.

-Más que cualquier otra cosa.

-Entonces conviérteme en lo mismo que ustedes.

Amor Sangriento (Blutige Liebe) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora