Cap 1

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El día era demasiado caluroso, el sol pegaba sobre los rostros de los pequeños niños sobre la carroza antigua ya sin un techo sobre ellos. Su abuela, Sarah, manejaba esta misma, la que era jalada ya por un caballo algo viejo llamado Dálmata, era extraño, solo tenía pocas manchas, y eran marrones. Pero eso no importaba, iban a una pequeña casa a las afueras de Cuernavaca. La pequeña Caro, se aferraba a la madera, mirando por encima con curiosidad los campos secos. Por otro lado, su hermano mayor estaba demasiado aburrido, no tendría con quien jugar, más que con su hermana y su abuela ya estaba muy anciana, ¿Qué podría hacer?

. . .

Estaba atardeciendo. Llegaron a su destino y la abuela Sarah despertó a sus queridos nietos, que por esas horas de viaje, terminaron por quedarse dormidos sobre las bolsas. Liam se quejaba aún, tenía demasiado sueño, pero debían de acomodar adentro para dormir, con la posibilidad de que mañana podrían establecerse. Al estar dentro de la choza, el chico dejo un golpecito en el hombro de su hermana diciendo "¡La traes!", y lanzó a correr, la pequeña sin esperar fue atrás de su hermano, tocando su espalda, ahora siendo el turno de ella de echarse a correr,entre algunas risas y gritos, los niños pasearon por lo que sería su nueva casa. Pasando unos minutos de juegos entre los infantes, su abuela los llamó, ya tenían unos colchones listos. Los niños fueron a la recámara y se echaron sobre la superficie algo dura, no era tan suave como su antigua cama, pero ya querían dormir, pero lamentablemente será con el estómago vacío.

Su abuela arropó a Carolina, y dejo un beso en su frente, se dirigió al chico y realizó lo mismo, dio una pequeña sonrisa arrugada y se alejó, apago la luz, deseó buenas noches. Y tan rápido como hizo sus acciones se marchó. Una luz radiante pego sobre el rostro de la niña, se sentó sobre el colchón y miro hacia afuera de la ventana, observó un campo con miles de flores brillantes, de varios colores tan llamativos, dio unas risitas y fue a donde su hermano, lo removió para que despertara, pero solo recibió un pequeño empujón por parte de Liam. Formo un puchero y fue por sus zapatos, quería ver más de cerca las flores. Coloco sus pequeños pies sobre las pantuflas y abrió la puerta, la que dio un horrible chirrido. Espero unos segundos para ver si su abuela había captado eso. Suspiro con alivio al no recibir una respuesta y bajo las escaleras, las que algunas la traicionaron y dieron unos crujidos en la madera, llego al primer piso y giro la perilla. "Está cerrado" susurro la pequeña, bajo un escalón y busco en la cocina las llaves, las encontró, las tomo con una gran sonrisa y camino de vuelta, pero había no recordando el pequeño escalón, se tropezó, soltó las llaves junto a un pequeño golpe en su mentón.

Resistió un poco el llanto, pero escucho los pasos bajar de la escalera, no le quedo más que sentarse en el piso. Era su abuela algo preocupada, se inclinó a la pequeña y alzo su rostro con sus huesudas y arrugadas manos. —Querida ¿Qué sucedió? Pregunto la señora angustiada, Carolina no contesto y se echó a llorar, la pequeña abrazo a su abuela y esta correspondió, tomo la mano de la pequeña y se acercó a recoger las llaves del suelo, las coloco en su lugar. Volviendo a tomar el camino arriba. Nuevamente, la arropó y fue a su habitación. Carolina fingió dormirse unos diez segundos, se levantó del colchón y se asomó por la ventana. Nada, ya no había nada, solo un campo secó y vacío. :D

Campo de flores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora