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La Unión. Un concepto de fortaleza, o sinónimo de ésta. Así puede reflejarse en la vida, tanto en las personas como en objetos. Algún que otro ejemplo puede llegar a la mente de una persona, comparando ésta definición con las ruedas de un tren y los rieles que recorre; los engranajes unidos multiples veces en unión para funcionar.

Sin irnos demasiado lejos, el Tren Escarlata funciona en una amena unión de factores que gracias a una fuerza única como la magia, logra cumplir su objetivo: llevar y traer tanto estudiantes como profesores del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Éste castillo, también se forjó mediante la Unión, que se llevó a cabo por los cuatro Fundadores, dejando a su perecer un hogar para más de un mago. Y a pesar de sus diferencias de ideales, lograron algo que trascendió por los siglos.

Hogwarts une muchas cosas, además de él ser una unión en sí, como los grupos de amigos, que algunos llegan a durar toda la vida. Cosas como ésta han pasado en todas las épocas, y los ladrillos unidos de la estructura fueron testigos de éstos. Como los ladrillos de la sala común de Slytherin, una tarde a dos semanas del termino de clases, que eran observados por unos oscuros ojos.

Severus Snape respiraba con dificultad mientras intentaba aguantar el ardor que le generaba su amiga. Miraba las oscuras paredes que formaban la Sala Común a la que pertenecía, y perteneció por seis años; intentando centrar la mente en algo menos tortuoso que el dolor.

—Verus, no puedes seguir así; te he dicho miles de veces que eres bienvenido en mi casa—La voz de Natasha Potter resonó entre las paredes, preocupada.

—¿Y convivir con el inepto de tu hermano, Nat? Por Merlín, las posibilidades son nulas—contestó el mestizo sintiendo su cuerpo sobresaltarse por el repentino picar del ardor.

La castaña suspiró. Séptimo año parecía que tampoco iba a ser facil para ella y su círculo social. Aún recordaba como fue seleccionada para Slytherin en su inicio escolar, y como eso le costó la buena relación que tenía con su hermano: James Potter. Si bien no se odiaban, se distanciaban cada año más, ya sea por la forma que ella "defendia lo indefendible" o él que "buscaba justicia".
Desde el primer momento que vio desigualdad de condiciones en esas bromas, supo en que bando estar: eran mejor dos contra cuatro, que uno contra cuatro.

—¿Y Luc? Estoy segura que Abraxas no dudará en tenerte en su casa—siguió conversando mientras volvía a hundir aquel paño en la fría agua.

—Ruta bloqueada—respondió cortante Snape—. El señor Malfoy estaría encantado en alojarme, pero no puedo tener el apellido muggle conmigo, Natasha, su reputación de supremacista estaría en juego.

La Potter se mordió el labio preocupada. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces curó aquella espalda de forma precaria, pues no era medimaga ni mucho menos. Le encantaría llevarlo a la enfermería, pero Severus se negaba al tan solo nombrarla. Poppy empezaría con las preguntas, que al responderlas, empezaría la lastima... cosa que incrementó desde que todo el castillo se enteró que Severus Snape enterró a su desgraciada madre.

—Yo tengo que insistir, Verus: Sí hablamos con Ja-

—¡Llegó el momento!—La voz de Bartemius Crouch Jr interrumpió la charla poco animada que tenían los más grandes del grupo, actualmente.

—Sí, Jr, no interrumpiste nada, puedes entrar; Eres considerado, gracias por tocar antes la puerta, primor—Se mofó la castaña con ironía, haciendo que Severus reprima una sonrisa. Él le contagió aquello.

—Gracias, Cierva Jr. Puedo enseñarte modales cuando quieras; pero ahora—Bartemius se dejó caer junto a ellos, en el sillón más grande la de Sala Común—. Nuestro segundo rubio favorito, porque obviamente yo soy el rubio favorito de todos, hasta de mí-

La Unión es Sinónimo de Fuerza. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora