Capítulo 9. Nuevas visitas

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Al día siguiente, Alinka se despertó porque Max estaba tocando con fuerza la pesada puerta negra de madera de su casa, la rubia salió de su cuarto y con pereza bajó las escaleras y se dirigió a abrir la puerta; una pequeña pelirroja se lanzó a sus brazos, la olivarda no dudó ni un segundo en corresponderle el abrazo a Max, menos cuando vio a la madre de esta con un ojo morado y los ojos rojos de tanto llorar.

- ¿Qué sucedió? – preguntó Alinka mientras acariciaba el cabello de Max, quien aún la abrazaba, dando una imagen casi maternal –

- Neil me golpeó – habló Susan, tenía la mirada baja – le dije que no estaba de acuerdo que corriera a Billy de la casa, el aun es muy joven – los ojos de la pelirroja mayor estaban cristalinos, entre las debilidades de la rubia, era ver a alguien llorar – yo sabía que era agresivo, pero no creía que llegaría a tanto, nunca había llegado a tanto.

- Siempre llegan a "tanto" – Alinka suspiró, ella tampoco había tenido una gran experiencia con los hombres, de hecho, una de las principales razones de volver a Hawkins, fue por uno de ellos – pueden quedarse en mi casa, les prepararé un cuarto para que puedan descansar, espero que no tengan ningún inconveniente con que Billy viva aquí – habló Alinka y tanto Max como Susan, se vieron, no es como si no hubieran convivido con Billy desde hace años, pero aun así la rubia podía notar la tensión –

- No hay ningún problema querida – dijo Susan, se limpió las lágrimas que amenazaban con salir, y respiró hondo, tratando de tranquilizarse – Max cariño, necesito hablar un momento con Alinka, ¿podrías dejarnos un momento? – Max asintió y se dirigió a explorar un poco más la gran casa – en serio, no es necesario que nos dejes vivir aquí, yo puedo alquilar un cuarto en un motel y...

- Susan, no es necesario, me gusta que allá gente en mi casa, siempre he estado sola – le sonrío – siéntete libre de considerar este lugar como tú hogar, no es ninguna molestia.

- Muchas gracias Ali, en serio, no se como todos pueden decir que eres una chica tan mala – Susan la abrazó, Alinka le correspondió, mientras se preguntaba si hoy era el día de los abrazos –

El termino de la noche fue tranquilo y la mañana fue igual o más tranquila, todos en la casa parecieron despertarse por un exquisito olor a huevos fritos, tocino y café, la primera en salir fue Max, luego siguió Alinka y finalmente Billy, este último se sorprendió al ver a su hermanastra y a su madrastra en el comedor, junto a Alinka, quien reía animadamente por las memorias que compartía Susan sobre su juventud.

- ¿Cómo es que? – preguntó Billy, aun confundido por la escena – ¿Estoy soñando?

- No lo haces – dijo Alinka, quien terminaba de masticar un pedazo de tocino – siéntate, se va a enfriar.

Russian Girl (Billy Hargrove) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora