III

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¿Conoces a Iceburg- San?- Tilestone se aferró a los barrotes negros de la celda, tenía heno atascado en el cabello,  proveniente de una cama improvisada, ubicada en la esquina más alejada donde la luz apenas lograba alcanza.

No parecía lastimado, ni desnutrido, solo desanimado; tal vez algo arrepentido. Sanji le había encontrado por casualidad al entrar en la Fortaleza, acurrucado en la esquina,  privado de libertad.

-Vine en busca de Información sobre un medallón sagrado, me topé con Iceburg  cerca del puente roto… me pidió echarles un vistazo.-  El barbudo rompió en llanto.

-¡A PESAR DE HABERLO ABANDONADO!, SE PREOCUPA POR ¡NOSOTROS!…-  Gruesas lágrimas resbalaban, el nudo en la garganta le incomodaba, sin vergüenza por la presencia ajena: siguió dejando sus lágrimas caer, sumido en arrepentimiento.

-Baja la voz, no grites. Podrías atraer la atención de las Gerudo-

-p- Por favor, libérame, tengo que volver. Fue un error venir, quería ser ladrón y dejar mi vida de carpintero. Fue la idea más estúpida que pude pensar.

Un peso extraño se alojó en la pierna de nuestro héroe,  parte del pantalón se volvía húmeda. 

Ho no… todo menos eso.

-¡Buuuaaa!, Sniff que triste Sniff.  Sanji ¿podemos ayudarlo?- El pequeño reno abrazaba la pierna de su compañero, mirando con ojitos tristes, deseaba poder ayudar aquel hombre.   

-Tranquilo Chopper, igual pensaba ayudarlo- Sintió su corazón flotar como nube, ante la reacción del menor, que como si se tratase de un ángel sonrió de la manera más pura posible. Sanji podría jurar que aquella sonrisa y tierno rostro harían ceder al peor demonio y opacar al sol. 

Tilestone limpio los restos de lágrimas con la desgastada túnica azul turquesa, recibiría cualquier castigo de Iceburg con tal de dejarlo volver, examinó al curioso dúo platicar, ya pensaría como agradecerle al rubio en traje verde y extraño gorro. 

La mirada del barbudo pasó del dúo a mirar instintivamente el extraño movimiento del fondo.

¡Cuidado!.

Repentinamente lanzado al suelo, aplastando un par de vasijas destinadas a simple decoración,  crujieron en un ruido estridente, dispersando pedazos de la porcelana tintineando apenas tocar el suelo.  Masajeaba la espalda baja y trasero, lanzado blasfemias a diestra y siniestra, sin ningún objetivo al que dirigirlas.

¡Suéltame!  Te lo advierto- Chopper se retorcía en manos de una mujer rubia vestida con la característica vestimenta Gerudo.

-Que cosita más tierna, hay alguien que desea verte- sonrió juguetona, acariciando el pelaje marrón. Apartó la mirada, encontrándose con la del rubio cargada de escrutinio.

-Debo irme, pero descuida… mi amiga vendrá a entretenerte- guiño un ojo.

-E espera, ¡Suéltalo!- Instintivamente llevó sus brazos al rostro, la ensordecedora ráfaga de luz bloqueó la visión del héroe.

¡SANJI!

¡CHOPPER! 

¡SANJIIIII!

Podía escuchar el tono desesperado del pequeño apagarse más y más. Se odiaba así mismo y la incapacidad para luchar contra una mujer. Se mordió la mejilla en impotencia, apretando los puños. ¿Qué debería hacer?, estaba en juego la vida de su compañero y también sus ideales como caballero, y es que ama tanto a las mujeres, las defendería y protegería hasta la muerte. Se encontraba en un fuerte dilema,  un dolor de cabeza se materializaba muy fuerte y palpitante. Trago grueso, regresando del gran desastre que eran sus pensamientos, esquivo un cuchillo ansioso por rebanar su garganta.

Flor Del Desierto (Sanji X Usopp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora