VI

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El paño húmedo, limpio los últimos rastros del sudor perlado, deslizándose hacia los restos de sangre seca y suciedad, enjuagando, reemplazando por agua limpia, gotas resbalaron por las delicadas manos los finos rastros desaparecían al secar, la refrescantes brisa de la mañana movió el desastre rubio, débiles rayos solares colados a través de la ventana, no parecía importarle mucho la presencia del día, dormido a profundidad, siguió respirando suavemente su pecho en el lento sube y baja. Tanteo ligeramente el vendaje “(hecho por Kureha)” en busca de cualquier indicio de herida abierta, suspiro aliviado, las largas pestañas revolotearon el destello de curiosidad reflejado en la mirada; Ussop memorizo cada rasgo facial, desde la mandíbula fuerte, la nariz poco pronunciada, las singulares cejas arremolinadas, las pestañas frondosas y ese cabello parecido al sol. Su corazón protestó, “¿Cómo es posible que alguien como el se fijará en tan poca agraciada figura?”. Quizás solo jugaba con el, sabía muy bien el chiste andante en el que se convertía al estar nervioso. Corto el pensamiento, dejaría el tema para después, tensándose abruptamente casi se atraganta nervioso: esos ojos del cielo lo observaban atento.

-Si sigues viéndome, me ruborizare- habló melódico removiéndose tranquilo, apartó las sabanas levantándose sin mucho esfuerzo, la piel cremosa contrastaba con la bronceada Gerudo, en partes aleatorias adornadas con viejas cicatrices de lucha algunas escondidas por los vendajes, resaltando en la  tez clara; los bellos bajaba perdiéndose en la cintura holgada de los rústicos pantalones  dejando ver la pelvis. Sonrojada furiosamente, encontró consuelo desviando la mirada, contemplando la pared como si se tratase de la cosa más interesante del lugar. Jugueteo con los dedos hablando  trémulo -¿Hace cuanto estás?...

-Desde que te oí entrar- comentó tranquilo, actualmente trabajando en el nido de ratas  constituido de cabello rubio -Tengo algo que decirte- adquirió postura firme eh infinito azul de los ojos brillaron en convicción, sin vacilaciones ni rodeos como todo un caballero exclamó impostado:

-Yo quiero disculparme, fui intenso y te asusté la última vez-

-…-

-No obstante, todo lo que dije es verdad-

-…-

-Me gustas mucho, luchare para ganar tu corazón- Usopp moriría infartado si este hombre continuaba, tartamudeo incoherencias, retrocedió lentamente, desesperado buscó a tientas la manija volviéndose hacia el rubio.

-La gran Robin quiere hablar contigo- Huyo.

Tres minutos después…

-Forastero, ¿Buscas información no es así?- 

Chopper abrazaba  rebosante de alegría al hombre sentado en el cama. Regaño la imprudencia y luego se sumergió en un nuevo abrazo, Sanji devolvió el gesto dulcemente, mientras miraba a Robin.

-Si… dudo que me des la información tan fácil- 

-El Templo del Desierto no es para forasteros- Sus ojos azules brillaban traviesos, ajustó el cuerpo a una posición más cómoda, cruzando las piernas, la simple silla de madera crujió leve. 

-Hermosa diosa. ¿Qué debo hacer?-

-Si quieres llegar a ese lugar: Primero tienes que someterte a entrenamiento Gerudo. Segundo: no cuestionaras y tercero- extendiendo ropajes ligeros con los colores del carbón  y Oro, sus dedos apenas rozando los del rubio. Apreció la cómica vista del joven rubio gimiendo en represalia, sonrió complacida- Deberás vestir como Gerudo.

-…-

-Ussop cuidara de ti, mientras estés con nosotras- Dio un último vistazo al hombre en estado de shock desaparecido con un “Click” de la puerta.

°~°~°~°

Observó indignado por quinta vez, en el valioso espejo adornado con serpientes y rubíes.  Horrorizado por el reflejo; Pantalones bulliciosos negros, detalles rojos, azules y dorados en el caderin bajo, revelando líneas pélvicas.  Top negro sencillo, livianos brazaletes dorados abrazaban las muñecas, el brazo ocupado por el de forma de serpiente con ojos de piedras caras, anillos de preciosos gravados, agregando la cereza al pastel un cubre bocas semi transparente. Escupiendo palabras coloridas, Un resoplido de risa mal reprimida desde algún lugar detrás de él lo congeló.  Molestó volviéndose al dúo ruidoso. 

Chopper y Zoro, rodaron por el suelo riendo frenéticos, aullando  de la risa. Sujetándose el estómago,  calmando el repentino ataque Chopper analizó cada parte del traje, carcajeando en un nuevo ataque de risas, uniéndose el Ada verde, lágrimas resbalaban, dolía de tanto reír. Fallando en levantarse, doblo sujetándose a las rodillas cacareado de la diversión.

Cruzándose de brazos, los fulmino con la mirada más sucia posible. -Son unos bastardos- Sonriendo como todo un come mierda el musgo se aclaró la garganta, el más leve atisbo  de burla desapareció- No te pongas así, te ves… Despampanante- bromeo estallando en risas nuevamente, ganándose otra mirada furibunda.

Por las diosas… ¿Qué estaré pagando yo?. Lloriqueo enterrado el rostro en ambas manos.

Harto de las interminables burlas, abandonó la acogedora habitación, su rostro se iluminó, parado justo a un par de metros el narizón aguardaba, jugueteando con la cimitarra atada en la cintura. Avanzó lento, temiendo asustarlo procuró que escuchará sus pasos. Un pequeño "Pff" por parte del más bajo, apretando los carnosos labios que amenazaban con soltar la risa. El mayor aqueo una ceja. Tal vez el traje no esté tan mal... acepto la postura relajada del rizado como un pequeño logro.

-Soy Ussop, debo vigilarte. Ussop… repitió mentalmente.

-Sanji, tienes un nombre muy bonito- levemente ruborizado pidió que lo siguiera, el recorrido por las instalaciones fue tranquilo, de vez en cuando algunas mujeres lanzaban miradas curiosas y risitas para nada discretas. Sorprendido, Ussop respondió a cada pregunta formulada, sonrojado por los ocasionales elogios. Mas allá de la  fortaleza se detuvieron ante el gran portón que se alzaba imponente, dos largas torres vigías custodiaban la entrada, hizo señas al guardia que alegre permitió el paso.

Asombrado por las grandes construcciones de diferentes tamaños y formas, palmeras del desierto junto al enorme  e impresionante oasis, sonrió al escuchar las risas de las niñas al jugar con el agua, tiendas de todas clases y colores dominaban el lugar, variedad de productos que jamás había visto,  comerciantes llamado y animando a comprar. -Estamos en la plaza principal, si miras más adelante: en medio esta el palacio real, te daré un recorrido por la ciudad- hinchando el pecho de orgulloso, el más joven guío a través de las  tiendas y personas que pasaban por el lugar, el fabuloso olor de las especias golpeó al rubio deteniéndose, la vendedora captó la mirada azul y lo instó a ver sus productos.

-Tenemos lo mejor de lo mejor, las especias Gerudo son excelentes-  Exclamó la mujer.

Toqueteo y manipuló las especias bajo la mirada estudiosa del rizado, pensativo, acarició su barbilla mientras escogía la gran variedad de especias, sin duda un tesoro para un chef, pensó en su mentor y padre, definitivamente llevaría para el, sabía perfectamente que el hombre ama cocinar con especias Gerudo y fue un gran cambio cuando el mal se desató, las mujeres comerciantes dejaron de salir de sus tierras y los Hylianos obligados a huir fuera de la ciudad del castillo. Su mentor se pondría muy contento, sonrió  ante  la nueva idea.

"Podría cocinar para mi hermosa flor"

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2023 ⏰

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Flor Del Desierto (Sanji X Usopp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora