Capitulo 3

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Sudaba sin cesar el enorme pánico me invadía, ni siquiera sé porque estoy yendo a ver a mi hermano cuando yo fui quien lo puso en esta situación. Durante el camino Elizabeth nos contó lo que paso y los rumores que contaban los vecinos más cercanos, cada palabra me lastimaba como una estaca ardiente clavada en mi garganta – en verdad ¿le hice daño a Bernard? - me repetía en la mente una y otra vez esperando despertar de un mal sueño, esperando que todo sea solo una broma pesada de todos a mi alrededor.

De repente como la rapidez de una bala atravesando a su víctima recuerdos me hicieron hacer memoria de lo que paso en la noche con mi hermano

- ¿¡POR QUE!? ¿¡POR QUE!? ¿¡POR QUE!? ¿¡POR QUE!?- la rabia se había apoderado de mí, los nudillos ya estaban cubiertos de la sangre de mi contrario

-¿¡POR QUE TOCASTE A ELIZABEHT!? ¡Eres un maldito asqueroso, repugnante, imbécil, miserable hijo de puta!

Mis padres trataban de separarnos sim embargo no podían, en el instante en el que Bernard vio su oportunidad me dio una patada en el abdomen causando que callera al piso, ahí me dio golpes sin parar en el rostro y las costillas

- ¡QUE TE VALGA UNA MIERDA LO QUE HAGA O NO CON ESA PERRA!

- ¡No te atrevas a insultarla maldito!

En el instante en que se hizo hacia atrás para agarrar vuelo a fin de golpearme otra vez; encogí mis piernas de manera que mis rodillas podían tocar la punta de mi nariz y con la mayor fuerza que pude estire mis piernas empujando a Bernard, lo que no espere es que tropezara con una botella de alcohol anteriormente tirada por mí, haciendo que callera de espalda golpeando su cabeza con la esquina de un mueble

Solo pude ver negro hasta que terminé por desplomarme en el piso, de fondo se escuchó un aterrador grito por parte de mi madre

-despierta Bernard, cariño despierta- otra voz se sumó a ese desesperante llamado

-hijo despierta, por favor hijo abre los ojos- era mi padre

“pasos pesados se aproximaron a Alphonse, su padre lo tomo del cuello de la camisa y con la mano libre apretando el puño golpeo a su hijo, lo hizo un par de veces más hasta que se cansó de hacerlo, esta vez su esposa no interfirió, solo se preocupó por Bernard. Dejando tirado a Alphonse los preocupados padres se llevaron en auto a su pobre hijo, camino al hospital”

“temían que pasara lo peor, aun con la nula esperanza de que el inocente se encontrara con la tormentosa muerte, perseverantes decidieron poner toda su fe en que se encontraría bien, rezando le a su dios porque los escuchara y les concediera un milagro… el milagro de que Bernard viva”

Regresé a mi actualidad, ahora todo era claro, porque Bernard se hallaba en el hospital herido de gravedad y el por qué lo hice

Llegamos al hospital, salí disparado del auto para poder ingresar, la chica recepcionista me gritaba que esperaba

- ¡señor! ¡señor deténgase!- enfermeras y personal de seguridad intentaron detenerme, interrumpí cada habitación hasta dar con mi hermano

Los portazos lograban que los enfermos que se hallaban dormidos se levantaran, así como las enfermeras daban brincos del susto

Los pasillos blancos emanaban un desagradable aroma a medicamento y muerto, la luz chillante se penetraba en mis parpados, los azulejos pulidos hacían que resbalara, me agarraba de las camillas que ya hacían ahí para evitar caer, con cada paso la desesperación se hacía presente para perturbar mi mente

Por fin después de tantos enfermos que asombre, di con mi hermano, estaba dormido en la camilla con vendas en su cabeza, ahí se encontraban mis padres, sentados con la cabeza baja acompañados de un silencio cómodo, eso era antes de que se dieran cuenta que alguien había interrumpido el mutismo

No pude decir te adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora