Capitulo 4

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Ya era tarde, la brisa despeinaba mi cabello oscuro, la luna se intensificaba con cada mirada, su brillo era tan único que me hacía olvidarme de todo a mi alrededor, de todo lo malo y solo podía enfocarme en la paz que trasmitía su luz

"𝐘 𝐬𝐢 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧 𝐝𝐢𝐚 𝐦𝐞 𝐯𝐨𝐲, 𝐦𝐢𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐧𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐫𝐝𝐚𝐫𝐦𝐞"

Chasque los dientes al recordar esa pequeña frase, mi lugar tranquilo se volvió asqueroso con recuerdos no tan gratos de aquel difunto azabache; bufe para dar media vuelta y así toparme con el castaño quien me miraba con cierta curiosidad desde el marco de la puerta

- ¿Qué quieres? -conteste de golpe sin medir palabras

-Yo… Yo solo venía a decirte que ya está lista la comida-Hablo en un tono algo decaído

-Lo siento, no quería hablarte así, es solo que…-suspire pesado. Siempre les hablaba así a las personas sin importarme como se sientan, sinceramente me daba completamente igual, pero desde que fui socializando con Belmont, trataba de medir mis palabras, no sé si es por lastima o… espera, ¿yo sentir lastima por alguien? Joder ¿qué demonios me está haciendo este sujeto?

-Lo siento Belmont, ya voy y gracias-conteste con sinceridad tratando de eliminar el ambiente incomodo

-Está bien, no te preocupes entiendo que debes estar frustrado por lo que paso en tu familia-me sonrió- Iré a servirte la cena

Le devolví la sonrisa antes de que se fuera, suspire y mire el espejo que se encontraba a un lado de mí, me quede mirando por algunos segundos más cuando mis ojos se abren como platos, ¿YO SONRIENDO? Negué varias veces para después volver a mirar al espejo, aquel gesto había desaparecido y por justa razón, hasta yo me sorprendí de hacer algo que me asqueaba

Suspiré pesado para ir directo a la salida, de inmediato que crucé me topé con la puerta que parecía quemada, la vibra que trasmitía era muy pesada, tanto así que me llegaba a dar escalofríos de solo mirarla… Es como si alguien hubiera muerto ahí causando que su alma quede atrapada sin escapatoria, sin darle otra importancia me gire con dirección a las escaleras para bajar una por una por una a paso de tortuga

Belmont ya me estaba esperándome, bien sentado en su lugar con los cubiertos cuidadosamente puestos sobre una servilleta a lado de los platos llenos de comida que a simple vista se veía apetitosa

-Hubieras empezado sin mi

-No, quise esperar

Sin decir otra palabra de mi parte empecé a comer, reconocía que Belmont cocinaba de maravilla, yo apenas y se calentar la leche, se me quema

Ya era otro día lo podía percibir debido a la luz penetrante del sol iluminando el cuarto de Belmont, apreté los ojos en señal de molestia ya que sabía que aquel castaño había abierto las cortinas de par en par

-Despierta bella durmiente- me dijo aquel chico con su rostro a escasos metros del mío; de la sorpresa me levante de golpe, mi cabeza chocando con su nariz, ambos nos quejamos del dolor mientras sobábamos el área afectada

-Demonios Belmont, ¿Por qué diablos hiciste eso? -interrogue

-Lo siento- dio una pequeña risa, no pensé que te iba asustar

-Vete en el espejo, asustarías a cualquiera

Él se quedó callado ante lo que había dicho, parpadeo dos veces para levantarse y estirar todo su cuerpo

-Bien, vamos a desayunar, después yo iré a trabajar y tú te quedaras aquí de ceniciento- demando

-Pero…- bueno, pensándolo mejor era justo, el me ofreció quedarme en su casa y me alimenta de gratis, llegue como chicle a su zapato y era injusto que el hiciera todo mientras yo me quedaba de manos cruzadas esperando que hagan todo por mi

No pude decir te adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora