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moral of the story — ashe

En sus manos había un bello sobre de carta sellado con cera roja. Su cuerpo estaba apoyado en un árbol mientras las lágrimas escapaban de sus ojos sin su consentimiento, los sollozos silenciosos se mezclaban con la suave brisa del atardecer.

Él sabía lo que había allí.

— mierda... no puedo evitar llorar con tu recuerdo, no puedo evitar llorar al saber que está tarde no estás conmigo bajo este sauce. Yo- carajo, estoy llorando en la soledad esperando que esto sea una broma.—sollozó secando con brusquedad sus lágrimas— te amo tanto mi alfa, pero tal vez no te amé lo suficiente para que pudieras volver.

Con tranquilidad miró al horizonte esperando qué él volviera, las flores amarillas bailaban para él tratando de animarlo, más sus intentos eran en vano.

El omega lloraba por su amado.

Por favor, tráiganlo a casa, no importa qué, pero tráiganlo a casa, esté omega no resiste otra pérdida.

— Todo lo que sé ahora es que... Amarte fue un juego perdido.

Algunos cometen errores y eso está bien, no le hacen daño a nadie más que a ellos mismos. Pero enamorarse así, es un error tan grande, Seungmin lo sabía, pero era mejor quedarse esperando que fingir volver amar. Fingir amar, para que no se den cuenta de lo dolido que estás.

Su lobo está sentado sumiso y paciente, esperando que su alfa llegue, porque aunque lo sabía, tenía la necesidad de esperar algo más que solo llorar y morir sin el amor de alguien.

Sus manos temblando con insistencia, su respiración cortándose, y su vista nublandose debido a lo débil que se encontraba su lazo.

Lo sentía caer.

— Omega, espérame.— le suplicó mientras trataba de llegar con el poco tiempo que quedaba.

Llorando y gritando pedía tiempo, mientras corría a casa. El bolso lo tiró en alguna parte del sendero y el arma guindada en su cuello fue dejada en las vías del tren para que fuera destruída.

Los pasos en la tierra retumbaban en el solitario sendero y se perdían entre los árboles, el tintineo de las medallas chocando le molestaba, pero todo esas molestias eran de menos con la felicidad que sentía por volver.

Y allá a lo lejos, una bella casa en la colina lo estaba esperando. Su corazón estalló con fuerza en su pecho al llegar a la entrada, esquivando el auto de su esposo y su moto dónde alguna vez le dejó compartir bonitos recuerdos con su omega.

— ¡Seungmin!— llamó en desesperación al entrar a casa— ¡Amor, ya llegué!

Pero no hubo respuesta.

Subió con rapidez las escaleras, rebalando en el intento de llegar rápido, con su respiración agitada, revisó cada una de las habitaciones, pero no encontró rastro del omega.

Su corazón apretó su pecho, haciéndose chiquito, buscando a su pequeño con desespero, tratando de no echarse a llorar y rendirse.

— ¿Seungmin?— llamó entrando a su habitación, pero de nuevo, no hubo respuesta.

Las lágrimas salieron haciendo un llanto desgarrador, gritos mudos salían de su garganta, sintiendo sus cuerdas vocales romperse.

Su esperanza estaba escapando, las fuerzas que le quedaban desaparecieron.
No había rastro de su omega, su olor no estaba presente, era como si ya nadie viviera allí.

¿Ese era el final?

La gente joven se suele enamorar de la persona equivocada, pero esta era la excepción, Hwang Hyunjin y Kim seungmin no se enamoraron por equivocación y aunque duela el corazón, esta es la moraleja de la historia.

cartas de amor  ›  hyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora