Cuatro meses."Cielo, ven" lo llama su madre, es mayo y es el cumpleaños de su padre.
Su padre Joan esta en la sala recostado en un sillón, él hombre bebé una cerveza y aún lado está Harry el cual también esta bebiendo. Los dos miran un partido televisado.
"Se que lo odias, así que para ti tengo un pay de limón te diría que le lleves a Harry pero el también adora mí pastel de coco". Kathe señaló el pay y el pastel perfectamente colocados en la barra. "Puedes poner una reacción para cada quien, yo llevaré el té".
Louis asiente y coloca perfectamente tres rebanadas de pastel y una de pay para él. Louis detesta el coco, simplemente no puede con eso. No agua, no leche, no galletas y no pastel.
No coco. Pero aquel pastel se ve tan jodidamente delicioso, el coco rallado por arriba provoca que Louis salive. Dios se ve tan delicioso.
Tomando los platos en una bandeja, los lleva a la sala donde está su mamá y sonríe para comenzar a comer, ellos terminaron de comer y Louis ni siquiera tuvo ganas de probar el pay, el solo deseaba ese pastel de coco.
El día transcurrido normal, le obsequio a su padre unos nuevos tenis y Harry un reloj, ellos se fueron a dormir a la antigua habitación de Louis, y por más que intentaba conciliar el sueño no podía.
Mañana debían viajar muy temprano, debía dormir.
Eso no pasó y media hora después se levantó. "¿A dónde vas?" pregunta Harry adormilado con sus ojos entre abiertos.
"Al baño" responde Louis y le da una mirada rápida al reloj de mesa 3:30 am.
No lo piensa mucho, baja a la cocina y saca el pastel. Cuando lo prueba incluso suelta un vergonzoso gemido, Louis come hasta que casi queda vacío el recipiente.
Con el estómago lleno Louis sube a su recámara y duerme tranquilamente.
Al día siguiente, no lo despierta la preciosa voz de su novio, una arcada atraviesa su garganta.
Rápidamente corre al baño y comienza vomitar, siente la mano de Harry en su espalda susurrando palabras dulces y después de tranquilizarse ellos se despiden de su mamá.
Sí ella vio que el pastel se acabo y Louis vomito no dice nada pero sus ojos brillan de una manera diferente.
Aversiones alimentarias. Cuando estás embarazada, podrías volverte más sensible a ciertos olores y tu sentido del gusto podría cambiar. Como la mayoría de los demás síntomas del embarazo, estas preferencias alimentarias pueden atribuirse a cambios hormonales.
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