—Me encantan esos pantalones, parece que estas desnudo.
—Tú parece que siempre estas desnuda, hasta cuando lo estas, princesa haragana.
—Porque soy una sirena. Anda deja eso ya y ven aquí.
Y fui... Me dejé guiar hasta lo mas profundo de su piel, como un pajarillo avergonzado. Me devoró un león y yo le devoré a él.
Piel con piel, como hienas.
Naufragué, morí y resucité. Otra vez, una vez más.
—Viste, como todo es más sencillo, más fácil...