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Eran las 10:15 de la mañana, era el cuarto día desde que Louis se había enterado de la muerte de su alfa, la puerta era tocada con insistencia, cansado, Louis se puso en pie acariciando su vientre apenas abultado, abrió la puerta y el aire se esfumó de sus pulmones, frente a él estaba su alfa, Edward estaba parado con un bote de helado en las manos y una sonrisa nerviosa, el omega no permitió que Harry dijera algo, se lanzó a sus brazos y lo beso con necesidad mientras las lágrimas abandonaban sus ojos.

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