Shang Quinghua y Mobei se dirigieron en silencio al palacio del norte, no hablaban, Pero era un silencio cómodo. A veces Quinghua hacia algún comentario de las criaturas que veían. Ambos iban volando en su espada. Algunas veces esto era raro, sobre todo al principio, hasta que se acostumbraron.
Mobei volaba desde atrás, agarrando a Shang desde la cintura, para "no perder equilibrio". Por supuesto, el no era capaz de perder estabilidad en la espada, por mas que no pudiera volar una, Mobei Jun era un demonio después de todo. Claramente esta una excusa medio -demasiado- obvia. Mentía, al igual que cuando le dijo al cultivador que no tenia ganas de hacer un portal hacia su reino. Porque ¿Cómo podria Mobei Jun no aprovechar la oportunidad de tocarlo un poco?
Quinghua no menciono nada al respecto, tampoco sobre la manoque a pesar de que al principio estaba en su hombro, ahora estaba en su cintura.
—Y ese es el pueblo donde suelo comprar la tinta, usualmente, me hacen un descuento porque cundo voy compro bastantes. Sin embargo, escribo tanto que a, pesar de comprar mucha tinta, termino volviendo en cuestión de días. — Explicaba mientras hacía gestos con sus manos.
Mobei Jun solo se dedicó mirarlo dando señala de que lo estaba escuchando y después miro hacia la zona señalada.
—¿No tienes más tinta? — pregunto con voz calma y neutra.
El cultivador hizo un gesto pensativo.
—En realidad no, se me está terminando, pero por supuesto, soy incapaz de comprar ahora que estoy viajando con mi Rey, puedo hacerlo cualquier otro día. —
Mobei asintió con la cabeza y siguieron en silencio hasta llegar a su destino.
Una vez allí, el cultivador fue a su cuarto a descansar mientras pensaba en que era hora de tomar un baño.
Pensó en lo que le dijo el hermano pepino, mientras se desvestía. Estaba más que claro que a él le gustaba Mobei Jun, incluso él, que ya casi no tenía cara, se avergonzaba de lo tonto que era a su alrededor. Y... ¿El rey sentirá lo mismo?
Pero también se quedó pensando en lo que le había dicho el hermano pepino sobre las verdaderas intenciones del General Jian Zhuo.
La cansada y arremolinada mente del hombrecito veía como algo utópico que alguien tan común como él, atrajera en verdad la mirada de esos dos. Con muchísima suerte un hombre o mujer humano le echaría una mirada.
¡jaja dos demonios!
¿Y qué rayos le pasaba al General inventando esas cosas?, Ni siquiera le había respondido la maldita carta.
Su Rey, por otro lado. Era tan guapo, frio, inalcanzable para cualquiera. Siempre lo confundía. A veces sentía que era especial para él, porque, incluso con su inquebrantable cara de póker, era alguien que sorprendía a Quinghua a veces con gestos lindos (aunque todos fueran con algún fin y no directamente un regalo) Él no podía evitar alegrarse.
Y, por otro lado, lo trataba tan indiferentemente, y de la nada, que parecía que había hecho algo mal.
Pero Quinghua desde que empezó a seguirlo y le juró nunca abandonarlo, jamás se había equivocado, al menos no con cosas importantes respecto a la administración del reino demoniaco. Por lo que un error en su función era ilógico.
Todavía sentía tener a su Rey olfateándole el cuello, causándole escalofríos y cuando sintió que casi lo besaba. Creía que valía la pena si moría en ese momento, si esa fuese la ultima imagen en su vida, no se arrepentiría de nada.
No le gustaba estar haciendo el papel de doncella enamorada, después de todo, sigue siendo un hombre, pero vamos. ¡Era el Mobei Jun, cualquier hombre, mujer o demonio que siquiera tuvieran una una sonrisa de él serian tan felices! Con ese guapo rostro que se carga, imaginarlo sonriendo era algo que seguro se vería deslumbrante.
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El cultivador es del Rey
FanfictionShang Quinghua cree que no es demasiado importante para nadie, sin embargo ignora que hace rato cierto Rey lo observa de cerca y lo quiere como nunca a nadie ... También esta el hecho de que no es el único demonio que le ha echado el ojo. ¿Cómo rea...