Capitulo 9

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Esta vez no pudo evitar reírse irónicamente. La mano de Lisa se deslizó alrededor de su cuello y entrelazó sus dedos en su cabello, en la parte posterior de su cabeza. Su agarre era firme, su voz todavía muy suave.

"No quiero que este sea el último de nosotros... No quiero arriesgarme a perderte para siempre solo porque no puedo encontrar las agallas para hablar y decirte cómo me siento realmente..." Cerró los ojos. por un segundo, como si su propia realización la abrumara. "Y si queda algo, en ti, alguna lucha, algún rastro de amor por mí, Mike... ¿Puedes al menos pensar en darnos otra oportunidad?"

"Y quieres que crea que no te irás, esta vez..." Intentó desesperadamente, con todas sus fuerzas, hacer retroceder la esperanza que comenzaba a florecer dentro de él.

"Sí, eso es exactamente lo que te estoy pidiendo que creas. Que nunca me iré de nuevo. Porque no lo haré.

"Quieres que empecemos de nuevo... borrón y cuenta nueva..."

"O reanudar nuestro asunto pendiente... Lo que prefieras".

Parpadeó, sus ojos bajando. Le quitó suavemente la mano, le besó los nudillos y luego la dejó ir.

"Lo pensaré... lo prometo".

La vio cerrar los ojos, tratando rápidamente de ocultar el dolor. Pero lo sintió en toda su intensidad. Bueno, ¿Qué esperaba ella? ¿Realmente pensó que podría aparecer en la puerta de su casa, sin previo aviso, arrojarle todo esto y hacer que saltara alegremente? ¡Así no fue como funcionó!

Sí. ¡Sí, de hecho! Así es exactamente como funciona. ¿Por qué el drama? ¿No pueden simplemente evitarlo, por una vez, e intentarlo? Solo inténtalo, Mike... ¿no es eso lo que siempre has querido? Una oportunidad más...

"Entiendo. Tienes toda la razón..." Lisa dio un paso atrás y trató lo mejor que pudo de ocultar su decepción. "Gracias, Miguel. Y... bueno, supongo que me lo harás saber, ¿verdad?

Simplemente se quedó congelado en su lugar. La vio caminar de regreso al sofá, tomar su bolso. Enderezar su espalda. Movimiento a la puerta. La postura digna. Una última mirada de esos ojos que una vez habían acunado todo su mundo.

Tic-tac... tic-tac... El tiempo vuela, hombre. ¿De verdad quieres perder más minutos? ¿Segundos, incluso?

"Lisa..."

Su mano ya estaba en el pomo de la puerta. Ella volvió la cabeza hacia él.

"¿Sí, Mike?"

Cuadró la mandíbula.

"Conduce con cuidado."

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