Capítulo IV: Zona Batial

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Eran aproximadamente las 17:35 pm e Izuku quién había aparecido enfrente de un orfanato, él había ido con un propósito, y ese era sacar a Eri, su hija. Fue hasta las habitaciones pero no la encuentro, así que ahora fue hasta la oficina del dueño, cuándo llego empezó a buscar los papeles de Eri, dándose cuenta que la habían adoptado. Izuku estaba molesto ya que por culpa de su maldita hermana y los otros dos, la niña albina no era su hija y de Melissa.

Por curiosidad Izuku fue al lugar dónde Eri vivía actualmente para ver en las condiciones que estaba. Tardo unos minutos en llegar ya que dónde vivía era algo lejos y en un distrito algo turbio.

Cuando el peliverde se acercó a la casa vio a Eri junto a dos personas y aún joven de unos dieciséis años, ahí la vio, vio a su hija siendo maltratada por los tres.

—¡Oye maldita mocosa, tráeme una cerveza en este instante!— ordenó el hombre robusto y desagradable, Eri sin decir nada y con una cara sin emociones hizo lo pedido. Cuando volvió y se la dejó, sin querer se puso enfrente del joven

—¡Quítate pequeña perra!— le dijo el chico mientras la empujaba

—Aún no entiendo, ¿por qué mierda adoptaste a la pequeña puta?— preguntó la mujer con enojo mirando al hombre

—Porque cuando crezca será una hermosura, y cuando lo sea la prostituiré y ganaré mucho dinero— respondió con una sonrisa asquerosa, pero apesar de eso Eri seguía sin inmutarse.

Izuku veía y escuchaba ésto con mucha furia, los quería matar, pero no lo haría enfrente de Eri, así por eso esperaría para que la niña no esté presente. Tras una hora viendo cómo maltrataban verbalmente a la niña, debido a que no querían que su cuerpo tuviera marcas cuando crezca. Finalmente la mandaron a su habitación, e Izuku aprovecho para meterse en la casa específicamente en la cocina, espero unos minutos más, y llegó el momento, el peliverde fue hasta la sala sin que lo notarán, se colocó detrás de la mujer, y creando un puñal se lo clavó en la cabeza, matándola al instante.

Los dos masculinos vieron vieron esto, y hubo dos reacciones. El hombre robusto y desagradable se levantó aterrorizado, y el joven se quedó mirando a su madre aún en shock. El hombre robusto salió corriendo, pero Izuku rápidamente creo un kunai que estaba atado en una especie de soga hecha de agua.

¡Ven aquí!— dijo enojado, mientras tiraba al hombre hacia él, y de un fuerte golpe de su puño imbuido en agua atravesó el cráneo matándolo.

El chico quien estaba totalmente asustado y todavía en shock, fue lanzado al suelo saliendo del shock, viendo cómo el asesino estaba encima suyo, esto hizo que se orine en los pantalones, pero en eso siente algo filoso y mojado en su mejilla.

—...te dejare ir... por que me das lastima... pero si te llego a ver... no dudaré en matarte... ¿entendiste?— advirtió Izuku mientras recibía varios asentimientos del chico pero el peliverde le hizo un corte el la mejilla haciendo que haga un gemido de dolor.

Izuku se levantó del condenado niño el cual rápidamente se paro y huyo a toda velocidad del lugar. Tal vez Izuku sea un espíritu vengativo, sea un asesino, un destripador, la muerte. Pero él no asesina niños, tiene un poco de compasión.

Él estuvo unos minutos ahí, quería relajarse debido a que aún estaba alterado. Cuando ya estaba calmado se hundió, y emergió en la habitación de Eri quien estaba acostada pero aún sin dormirse. Izuku estaba en la oscuridad de un rincón.

La niña al ver la figura, se sentó en su cama y le habló.

—Puedes salir, no te tengo miedo— dijo Eri sin nada de temor a la vez que miraba a la sombra. Izuku se sacó su máscara y dio un paso dándole la luz de la luna que entraba desde una ventana, la niña albina se sorprendió al ver el rostro del hombre
—¿P-papá Izuku?— preguntó sin creer que él estaba ahí, se puso de pie y fue hasta su padre el cual no miraba a la niña ya que quería esconder su quemadura del rostro

El Asesino Ahogado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora