Capítulo 3: Día 2

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-Shoyo, algo no va bien con Suga-san, sé que le pasa algo y no quiero ni decir en voz alta lo que se me ocurre.- dijo bastante preocupado, Hinata sabía que eso le estaba preocupando y le dio un beso en la frente para "calmarlo" un poco.

-Investigaré más sobre eso cielo así que no te preocupes, te prometo que todo irá bien.- expresó con una tierna sonrisa, mientras buscaba su pijama, solo que no se dio cuenta de que no era su mochila y vio unos papeles que le llamaron la atención.

-¿Y estos papeles? ¿Desde cuándo están en mi mochila?- pensó en voz alta, lo que permitió a Kageyama darse cuenta de que el pelinaranja estaba mirando en su mochila sin darse cuenta.

-¡Espera no lo mires!- gritó sin pensar mucho, la cara de Hinata mostró confusión y esperaba que le dijese algo más.- Quería que lo vieses otro día, no hoy... te prometo que te lo enseñaré, pero no me siento preparado para tocar el tema en profundidad...-confesó haciendo que su enamorado guardará esos papeles con los ojos cerrados, para que fuera imposible verlo incluso por error.- ¿Sabes? Si miras en la funda de mi teléfono, tengo pegadas las letras que me fuiste dando cada día.- dijo haciendo que el corazón de Hinata diese un vuelco al poder comprobar eso y ver que era cierto, sintió su corazón ir muy rápido, más aún de lo normal, estaba feliz por eso y muy emocionado, lo suficiente como para saltar a la cama de su pareja y quedar a su lado.

-Te amo.- confesó Hinata, para luego empezar a reírse tiernamente.

-¿Qué es lo que te causa tanta gracia mi sol?- preguntó Kageyama con curiosidad mientras sonreía.

-Estoy feliz, no sé muy bien porque me estoy riendo, pero si sé que no quiero que se acabe este sentimiento ni este momento.- expresó el pequeño de estatura aún entre risas, a lo que el contrario respondió poniéndose encima de él.

-Ahora si que te voy a dar motivos para reírte.- dijo para justo después hacerle cosquillas, su pareja también se las hizo y ambos estuvieron riendo sin parar por un rato.

-¡CHICOS, PARAD YA, QUE ALGUNOS QUEREMOS DORMIR!- gritó Tsukishima saliendo de la puerta de su habitación la cual no estaba precisamente muy cerca de la 906, igualmente recicibió en la cara una almohada, la cual era de Kageyama.

-Será idiota el rey...- susurró para sus adentros muy enfadado mientras volvía a su habitación a dormir, antes de ponerse nuevamente su antifaz, observó al peliverde mientras dormía, tal vez no parecía un príncipe menos a esas horas, pero eso no quitaría el hecho de que su corazón sintiera cariño y dolor al mismo tiempo, nadie era correspondido.

-Siempre me burlo del rey y del renacuajo, pero... realmente los envidio, su amor es correspondido y se nota que se quieren, sin embargo lo que me está ocurriendo se podría considerar un triángulo amoroso...- pensó con algo de tristeza en su corazón, decidió acostarse en su cama para dormir pero pudo notar que algo de agua le caía por las mejillas, eran lágrimas, ni siquiera él mismo se daba cuenta de su dolor, pero eso fue un aviso de que tal vez no estaba tan bien como pensaba.

La mañana llegó con lentitud para el chico de lentes, apenas pudo dormir y no tenía muy buen aspecto precisamente.

-Genial, esto es la gota que colma el vaso.- habló en voz alta para si mismo cuando se miró en el espejo y después se dio una ducha fría para despejarse y librarse del calor al mismo tiempo, ya no parecía haber llorado de madrugada y eso era bueno.

Tsukishima se vistió y se puso una camiseta verde que le regaló su compañero de habitación junto a unos pantalones vaqueros que hacían muy buen conjunto. Una vez ya estaba cambiado, se fue acercando poco a poco al peliverde, pues tenía que despertarlo y no parecía una misión fácil.

Aventuras con KarasunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora