Casa sola:

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-Hey commie, los chicos y yo saldremos a comprar algo de comida al supermercado, ¿Vienes?- Dijo el de cuencas vacías, esperando paciente la respuesta del noruego.

-No, haci estoy bien, pero gracias por la invitación- respondió el de cuernos quién se encontraba encerrado en su habitación leyendo algunas de sus revistas.

-Bien, como quieras- dijo el británico para luego ir con sus dos amigos, quienes le esperaban fuera de casa.

Tord escucho como la puerta principal se cerraba, dejando claro que ahora se encontraba solo en está.

Y no lo desaprovecharía.

Salió de su habitación en busca de lo primero que haría estando solo en casa.

Se topo con la habitación de su amigo artista y entonces pensó; por qué no husmear en las habitaciones de sus amigos.

No era tan mala idea.

Al fin y al cabo nadie se lo impediría.

Dió un pequeño vistazo a la habitación de su amigo, no había nada nuevo, ya había entrado a la habitación de Edd anteriormente, haci que no era un misterio saber que ocultaba el amante de la cola, si es que ocultaba algo, y mucho menos la habitación del narcisista, también había entrado allí con anterioridad.

Y entonces pensó en una habitación en específico a la que nunca había entrado.

La habitación de Tom.

Se dirigió a paso lento, pensando en las mil y un formas en las que el de cuencas vacías podría matarlo si se enteraba que había entrado en su habitación sin su permiso.

Sin darse cuenta, se encontraba frente a la puerta de la habitación de Tom.

Giró la perilla y, nada interesante, solo una habitación común y corriente, de todas formas que era lo que el de cuernos se esperaba?, Bueno, al menos eso no le impidió que entrara en la habitación del británico y empezará a husmear en sus cosas.

Empezó por el armario, el cual tenía varias sudaderas del mismo color azul, y había otra apartada de las demás, que pudo reconocer fácilmente, esté poseía un color negro, ¿Que hacía su antigua sudadera en el armario de Tom?.

Muchas preguntas, pocas respuestas. Decidió dejar la sudadera allí en caso de que no sea la suya.

Fijo su mirada a la cama del británico, en esta se encontraba un bajo y a pocos centímetros de esta había un oso de peluche el cual pudo reconocer, cuando eran pequeños Tom siempre lo llevaba consigo. Tomo el peluche, recordando aquellos días cuando aún eran niños, tan inocentes.

Y en ese momento escuchó una voz familiar que hizo que se le congelará la sangre.

-¿Tord?.-

Comencemos De Nuevo. ¿Quieres?. [Tomtord]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora