Última Noche.

87 5 0
                                    

— Es hora, Jake. — susurró muy suave Arin hacia quien se había vuelto su amigo en esos ya pasados tres años.

Hacía ya tres años que el accidente automovilístico había ocurrido; por suerte Jake no tuvo más que una fractura en el peroné debido al impacto de su pierna con la guantera del auto de quién en ese entonces era su novio, aunque el ya nombrado no había corrido con la misma suerte.

Sunghoon además de haber tenido un derrame cerebral había tenido un infarto, lo que lo había llevado a urgencias a una cirugía de emergencia la cuál resultó en una sorpresa que hizo estremecer al muchacho de tes morena clara.

Fue un golpe muy duro, aunque el tiempo se lo había llevado de a poco en poco, y gracias a su nuevo grupo de amigos había sido aún más sencillo de conllevar.

Jake daba un último vistazo a su aspecto en el reflejo del espejo retrovisor del coche rojo carmesí de su mejor amiga. Había quedado con un severo trauma a los automóviles durante mucho tiempo, y si bien gracias a su psicólogo ahora podía subirse a uno sin mucho problema, no le quedaron ganas de tomar un volante jamás, por lo que Arin una conduciendo con su mejor amigo de copiloto y a dos más, Heeseung y Sunoo en los asientos posteriores.

— ¡Arin, pisa el acelerador, llegaremos tarde! — recriminaba Sunoo aplicando una última capa de bálsamo labial en sus bofes color frambuesa ayudándose del reflejo de su teléfono celular, a su lado Lee iba casi dormido tratando de mantener la postura mirando por la ventana. Estaba muy desvelado.

— ¿Qué quieres, que nos matemos todos aquí? — bromeó la chica viendo por el retrovisor a los ojos color hazel de su molesto amigo, aunque al ver el rostro afligido de Jake sintió la culpa azotarla. — Lo siento por eso, Jakey, lo olvidé.

— No te preocupes, ya pasó hace mucho, es culpa mía por no olvidarlo…

El tráfico estaba increíblemente pesado para la hora que era. Era un lunes y ni siquiera estaban en hora pico, pero las avenidas de la ciudad estaban a nada de explotar de tantos vehículos en el pavimento, ¿de dónde habían salido tantos automóviles justo ese día?

Arin comenzó a pitar la bocina de su auto que, gracias a Heeseung, habían apodado "la belleza Barbie" por su excentricidad y característico color rojo, muy diferente al común en automóviles. Era un tono similar a los labiales que utilizaba su propietaria.

— ¡Ya cállate, vieja molesta! — gritó un camionero detrás del vehículo carmesí, algo molesto por el constante ruido que generaba la joven mujer. Arin se echó la melena hacia atrás y sacó la cabeza por la ventanilla. Aclaró su garganta y con toda la delicadeza y feminidad que ke caracterizaban espetó:

— ¡Vieja estará tu verga, te falta una buena cogida!

[💌]

Al cabo de unos treinta minutos (Sunoo seguía argumentando que hubieran sido diez de no ser por la pelea de su amiga con el camionero) habían llegado a su destino. Arin se sacó las sandalias que había usado para conducir y calzó sus galantes tacones rojos del mismo tono que su auto, labial y vestido perfectamente ajustado a su busto, cintura y caderas.

Jake bajó por la puerta del copiloto, revisando por última vez su cabello y leve toque de maquillaje que Sunoo había insistido hasta el hastío en aplicarle. Siento que lucía suficientemente bien para el evento, caminó mirando la foto en su llavero, aquella que pertenecía a quien fue su primer y único amor.

— Si Hoon me viera así de nervioso se molestaría, debo estar tranquilo. — se recordó a sí mismo tomando un largo respiro y enjuagando las lágrimas que se colmaron en los ojos más no alcanzaron a resbalar.

𝙋𝙍𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 𝙔... ¿𝙐𝙇𝙏𝙄𝙈𝘼 𝙉𝙊𝘾𝙃𝙀?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora