Introducción.

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"¡Atrapen a esa bruja y arránquenles la cabeza a los mocosos, los usaremos para la cena de la noche" era una frase que no podría salir de la cabeza de Seongyl, sus cuerpos cansados mientras corrían, la sangre que escurría de sus manos al lastimarse, supo que no habría otra opción.

-No creo poder llegar tan lejos... -la mujer respiraba agitadamente, con un grito desgarrador llegando desde lo profundo de su ser.

El niño estaba por nacer. La luna de sangre estaba preparada, pero podía escuchar a los sabuesos de los cazadores acercarse con rabia, y una risa maniática que taladraba la mente de la mujer.

-Seongyl... Por favor, solo falta un poco más para llegar al campo de protección... -chilló el menor de los Kim, Seokjin, el chico tenía lágrimas en sus ojos. Estaba desesperado, su pecho se inflaba y soltaba con rapidez, su hermano mayor tuvo que apretar sus hombros para conseguir retenerlo de correr más. -hermanita...

-No -ella respondió con firmeza a pesar del dolor -no, por favor, necesito tenerlo ya; yo no lo voy a lograr, y si la luna llega a su fin... mi bebé morirá -acompañó las ultimas frases con gruñidos.

Con sus manos ensangrentadas dibujó en el aire tres runas de escondite, junto con palabras que, incluso el mayor de los hermanos, Namjoon, no había escuchado anteriormente. Un campo invisible se dibujó entre ellos. Este les protegió visual y auditivamente para no ser encontrados por los cazadores.

-E-Escuchen bien... -la mujer comenzaba a entrecortar sus palabras, aguantando las contracciones. -de todas maneras, moriré; si doy parto aquí, lo haré. Si no, los cazadores nos matarán, y lo matarán a él. No, no... -susurró estas dos ultimas negaciones mientras acariciaba las mejillas de sus dos hermanos, que lloraban de miedo y temblaban. -yo los amo, ¿sí? Los amo con toda mi vida. -no pudo contener sus lágrimas, pero les regaló una sonrisa tranquilizadora a pesar del dolor. -yo los esperaré, los esperaré con los brazos abiertos; y el día que nos volvamos a ver, les prometo que estaremos libres de dolor. No es un adiós, es un hasta pront-

Un grito sacudió a los chicos ocasionando que dieran un paso atrás. La mujer tuvo que acercarse a la roca más cercana y abrir las piernas intentando pujar, ya no por voluntad, ya era una necesidad de muerte.

Dios, Satán, quien sea que escuche... piedad.

Namjoon y Seokjin se acercaron a su hermana, uno agarraba sus manos y Namjoon puso sus manos en su vientre donde el bebé se movía con desesperación.

-Ha-Hazlo Nam, p-por favor... -rogó la pelicastaña con los ojos llenos de lágrimas. Y Nam, en el acto de más puro amor y misericordia, tuvo que hacerlo.

-Nam... S-Seongby- -el menor de los Kim no quería. No quería perderla. No como a sus padres... No. No. No.
Pero la voz firme de Namjoon, una voz que tampoco había escuchado antes, le hizo abrir los ojos.

-Estaremos bien, Seokjin -una luz casi fantasmal salió de los dedos de Namjoon. -no podemos hacer nada.

Y sin pensarlo, solo concentrándose en aliviar de aquella prisión de carne a su sobrino y de la tortura emocional y física a su hermana, rasgó la piel hasta abrirla, dejando a relucir el rojo oscuro y la amarillenta grasa que se mostraba pegada a los músculos.

Como un lobo desgarrando carne, todo a nombre de la piedad. Abriendo hasta la placenta, dejando que el shock bloquee los gritos desgarradores.

-¡Sácalo! ¡Sácalo ya! -gritó Namjoon a su hermano, el cual a pesar de que sus piernas no le respondieron en el momento, se tumbó para meter sus manos en la sangre caliente y arrancar al bebé del vientre. Namjoon, con sus garras, cortó el cordón umbilical.

Cázame [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora