capítulo 3
“Dos seres que comparten el dolor se ayudan mutuamente a soportar la carga”
Al siguiente día por la tarde,Jesús en ropa de deporte e Inés con un remeron y unas calzas llegaban a una plaza.
Descendieron del auto y Jesus le indicó a inés que se sentaran en el pasto y se descalzaron.Ella con lentitud y vergüenza lo hizo,entonces él le explicó que si apoyaba los pies en el pasto y cerraba sus ojos sentíria una conexión profunda con ella y con la tierra,la mujer por primera vez en su vida se sentía en paz y cada una de las actividades propuestas por jesús la dejó tranquila.
Luego de una tarde de risas y meditación volvieron a sus quehaceres.
Llegó a su habitación cansada pero había aprendido tanto que recordaba cuantas veces Cony intentó que su nana meditara y recién ahora entendía de qué se trataba.Esa noche todo fue caos,llegó a la boda de Connie que borracha la echó,se reencontró con Emiliano y lo acompañó con un par de tequilas para calmar su dolor,ella sabía lo que vivía su hijo por su corazón también lloraba por amor.
Cuando estaba por dormirse su celular sonó y la voz que perturbaba sus sentidos se hizo presente,oyó que la extrañaba y que en la hacienda todo era caos sin ella pero se permitió sugerirle a su hombre que buscará ser feliz y cortó la llamada.Nerviosa y temblando,luego de llorar y sentir que debía permitirse pensar en ella, se durmió.
Los días pasaron,cada mediodía se dedicaba a entender a las plantas y por la tarde se entrenaba en el arte de meditar y reir con Jesús.Una nueva Inés renacía,no una empoderada en busca de venganza,si no una con poder de ponerle nombre a sus sentimientos y hasta una dispuesta a soltar el pasado doloroso,las marcas serían cicatrices y señales de batallas ganadas.
Optó por empezar terapia con una doctora del lugar y en algunas semanas había logrado varios avances y un poco de confianza en sí misma.
Esa tarde dispuesta a salir ya en su ropa deportiva, se encontró con Victoriano que había ido a buscarla y la observó extrañado en la ropa de su morenita pero en sus ojos había un brillo especial.
Victoriano la abrazó fuerte,la había extrañado pero ella no correspondió al abrazo,más bien intentó soltarse.-morenita,mi amor que tienes?
-Victoriano ya hemos dejado en claro que no quiero que me busques,tu tienes una vida y yo ya no pertenezco a ella.
Él la tomó de la mano y se sentaron en un banco cercano,allí él relató del engaño de deborah con Roby,del hijo que no era de él y de que ahora que la verdad había salido a la luz ellos podían ser felices juntos como siempre soñaron.
Inés escuchó cada palabra y si bien su corazón saltaba de alegría porque todo iba encauzandose tenía en su corazón una duda que le martillaba el alma.
Entonces ella se levantó de golpe y lo miró a los ojos….-Ya no somos jóvenes,cada uno tuvo sus hijos,la historia de amor que tuvimos es pasado,ni tu ni yo somos los que fuimos,si bien es cierto que sentimos un gran amor uno por el otro,la vida ha pasado y el amor que siempre fue nuestra esperanza (por lo menos para mi lo fue),hoy es muy poco.
Quisiera que juntos podamos crear un jardín nuevo,limpiando y preparando la tierra para empezar de cero,sanar la tierra,limpiar de espinas y rencores y sembrar las semillas de nuestro amor y será un jardín florido y perfumado pero depende de los dos cuidarlo.
Victoriano que maravillado oía al amor de su vida hablar de jardinería,poco entendió de las metáforas de Inés.
Ella lo tomó de la mano y lo llevó a la salida,
-voy a presentarte a alguien importante para mí,que en este tiempo me ha enseñado mucho.
Victoriano siguió a Inés hasta un hombre con sombrero y ropa deportiva,natural en él hombre de campo y celoso como era frenó de golpe.
Su mirada y su ceño fruncido denotaban su fastidio.
-Victoriano,él es Jesús Rojas,jardinero de la institución y mi amigo.
-Un placer Victoriano!dijo Jesús extendiendo su mano.
Victoriano,celoso de saber que su mujer tenía “amigo” miró la mano extendida con desprecio pero Inés apretaba la mano entrelazada con la de él y entonces cedió al saludo.El hombre rudo de campo aprendió a controlar su ira,a meditar cada tarde con su novia y a comenzar junto con Jesús e Inés un jardín en la hacienda.
Unos días antes de la boda,como cada tarde Ines y Victoriano se dirigian al jardín,cerca del rosal blanco un sobre rojo colgaba con un lazo dorado.Queridos amigos:
Mis hijos en Guanajuato me reclaman y por eso adelanté mi partida,estos meses que compartimos han sido maravillosos y he aprendido mucho de ustedes,juntos han creado un jardín de cero, florido pintoresco y perfumado como el amor que han cultivado.
Les deseo toda la felicidad del mundo,Inés no olvides a esa valiente mujer en la te convertiste,Madre,guerrera y mujer. y tu mi querido Victoriano sigue trabajando en la escucha y la paciencia.
Que su jardín mejore cada día bajo sus cuidados amorosos,no olviden el presente y dediquense a ser plenos.Aqui les dejo algunos consejos para las plantas y sus cuidados y algunas anécdotas de mi vida con Luz.
Mi trabajo por estos lares ha concluido pero volveré a verlos pronto,los quiero!!
Jesús y Luz rojas