capitulo 3

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Los rayos de sol que pasaban a través de la ventana caían sobre el rostro de Akane, provocando que esté empezará a despertar. A lado suyo estaba Teru; profundamente dormido, parecía estar tan tranquilo y sin preocupaciones. Prefirió dejarlo dormir más, él se paró con cuidado; para no despertar a ese bello durmiente que parecía disfrutar mucho su sueño.

Después de aquella ducha bajo las escaleras encontrándose con su madre en la cocina, preparando; lo que el pensó era el desayuno.

—oh Akane, es temprano, pensé que seguirías dormido.

—lo mismo digo.

—bueno Teru está aquí, así que no me parecía correcto irme a trabajar sin dejarles al menos el desayuno.

—bueno ¿Quieres que te ayude?

—no, no pero ¿Teru sigue dormido?

—sí, parece como si no hubiera dormido en meses.

—supongo que no han sido noches tranquilas para él.

—¿Conoces la situación de sus padres?

—claro, su madre ayer llamó al trabajo para decirme si él se podía quedar acá.

—¿Tu... Qué crees que deba hacer?

—bueno, supongo que para Teru el que estés con él es suficiente ¿No? Ustedes son amigos desde que se conocieron y para Teru tu eres importante, Akane ¿Por qué no van hoy al parque?

—¿Crees que sea buena idea?

—¡Claro! Ahora ve a despertar a Teru que el desayuno ya casi está.

Akane hizo caso a las órdenes de su madre y subió de nuevo a su habitación. Teru seguía dormido, Akane se acercó, se puso en cuclillas y miro a Teru, miro sus pestañas rubias que eran bañadas por algunos rayos de sol, su suave piel, no sabía que esa vista podía llegar a ser tan buena.

—no sabía que mirabas a la gente dormir. -había despertado y eso provoco que Akane cayera hacia atrás haciéndolo quedar como estúpido.

—quería ver la cara de tonto que ponías al dormir, el desayuno está listo, baja.

Tan pronto cómo salió de la habitación sintió su cara arder, ¿por qué había echo eso? Pero lo más importante ¿Por qué su cara estaba roja? ¿Acaso...? No, descarto la idea de que le gustará Teru, además ya había alguien que hacía dar pequeños saltos de felicidad a su corazón; Akane Aoi, aquella chica de su grado, pelo morado y ojos del mismo color, quién era un ángel en persona, de ella sí estaba enamorado y de eso no tenía dudas. Pensó no darle tanta vuelta al asunto, posiblemente solo fue el susto que le pego ver que Teru estaba despierto.

—¿Que tienes pensado hacer hoy?

—no lo sé, posiblemente vaya a mi casa en la tarde, no quiero ver a mi padre.

—mi mamá dijo que podíamos ir al parque ¿Vamos?

—¡Vayamos! Hace mucho que no vamos.

—¿Que harás si tu padre decide llevarte?

—me escaparé para venir a verte.

—no te atreves.

Como ambos habían decidió fueron al parque más cercano a la casa de Akane, en el camino no había perro que Teru no se parará a acariciar o que tomara para molestar a Akane.

—¡Vamos Akane solo tienes que cargarlo!

—¡Ya te dije que no! Oleré a perro.

—¡Solo serán...! -se vio interrumpido por la presencia de una persona, persona que no conocía y que no le interesaba conocer sinceramente.

Pᴀsᴀᴅᴏ - Terukane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora