| ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 22 |

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|| HACE MUCHOS AÑOS ||

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|| HACE MUCHOS AÑOS ||

La luz del sol que se colaba por la ventana caía directamente hacia mis ojos. Gruñí cuando mi cerebro punzó con dolor y escondí la cara entre las almohadas grandes y cómodas de mi cama. A lo lejos podía escuchar la aspiradora en la planta baja, la podadora en el jardín, la bomba de agua en la piscina, la...

—¡Jodida mierda! —gruñí y me puse de pie con rabia directo al baño para liberar mi vejiga. Mamá siempre se proponía en poner a trabajar a todos cuando sabía que amanecería con resaca, era su estúpida manera de joderme.

Mientras hacía mis necesidades recordé -hasta donde pude- lo que había pasado. Hitch, que era mi mejor amiga desde el momento cero en que la conocí, me había pasado a recoger y nos habíamos ido a esa fiesta para celebrar el cumpleaños de otro de nuestros amigos.

Perdí la cuenta de los tragos a partir del veinte y... ¿dos? No estoy seguro. Me cepillé los dientes tratando de eliminar la pastosidad de mi lengua y me lavé la cara para bajar a desayunar y tener algo en el estomago antes de tirarme a dormir por el resto del día.

Salí de la habitación dispuesto a salir, pero...

Me detuve cuando observé el cuerpo desnudo en mi cama. Hitch estaba rodeada por mi sabana blanca la cual le cubría el culo, pero dejaba a la vista su espalda.

«¿Qué puta mierda hice anoche?»

Me quedé de pie ahí parpadeando las veces necesarias hasta darme cuenta que no era un sueño y que, efectivamente, Hitch estaba sobre mi cama... desnuda.

—Pendejo... Pendejo, pendejo, pendejo.

Salí de la habitación tomándome del pelo y bajé las escaleras en busca de un té para despertar mejor y asimilar lo que había pasado y que, obviamente no recuerdo. Me senté frente a mamá ignorando su mirada acusadora y su rostro desfigurado por la ira.

Me serví una taza y bebí del té negro fingiendo que no me acababa de quemar la lengua por lo caliente. Vagué por mi memoria afectada por el alcohol, tratando de buscar alguna imagen de lo que había pasado con Hitch, pero no había nada...

—¿Así vas a pasar tu maldita vida? ¡Es miércoles y parece que te arrolló un bus de tanta mierda que te metiste anoche!

Apreté los ojos cuando el grito de mamá me taladro el cerebro.

—Deja de gritar.

—¡Y tú deja de ser tan irresponsable! —rodé los ojos y me metí unas porciones de fruta a la boca—. Nunca te dejas guiar...

—Ya supera que no estudio lo que querías...

—¡No es esa la cuestión! —volvió a gritar—. No quiero ver a mi hijo alcoholizándose yéndose de fiesta todas las noches.

—Ajá.

—¿Qué estupidez hiciste ayer?

—Ninguna.

ɪɴᴅᴇʙɪᴅᴏ [+18] | EN PAUSA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora