Miraba a su hermana con duda, ella solo lo miro con tristeza, los gritos de su madre eran lo único que se escuchaban desde adentro del salón espada, sin embargo no podía entenderlos.
-Mamá y papá no están en condiciones de atendernos ahora A-Cheng-
¿Qué pasaba? ¿Qué era lo que su mamá gritaba?
Gota
Algo en su pecho empezó a punzar, era casi imperceptible como una ligera aguja que se clavaba en su pecho de manera rápida y luego desaparecía.
-Vamos a jugar con tus cachorros A-Cheng-La mano de Jiang Yanli agarro la suya, lo sujetaba, delicada pero firme.
¿No lo vez?
Jiang Cheng se estremeció voltio de inmediato, no se oía nada que no fueran gritos, pero juro escuchar a alguien susúrrale en el oído.
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No entendía.
¿Por qué se estaban llevando a sus cachorros?
Ellos eran sus únicos amigos, ningún otro niño quería acercarse a él porque era el hijo del Líder de Secta y la temible Araña Violeta, eso fue lo que escucho de todos mientras murmuraban cuando lo veían solo, por eso le dieron a esa pequeña camada de perritos, entonces, ¿Por qué se los están llevando?
¿Habrá hecho algo mal?
-NO SE LOS LLEVEN- Sus gritos no fueron escuchados, tuvo que ser retenido por varios sirvientes mientras veía como se llevaban a sus amigos.
Gota
Grita lo que quieras, no te oirán jamás.
Su hermana lo apretó contra su pecho mientras él seguía llorando y gritando para que le regresaran a sus amados cachorros. Jamás los volvió a ver.
Ese mismo día llego su papá con un niño en sus brazos, su mamá monto en cólera de inmediato cuando vio esa escena y empezó a reclamarle a su padre que sus hijos eran ellos. Él se porto grosero con ese niño cuando su papá se lo presento Wei Ying le dijo que se llamaba, aun seguía dolido por la partida de sus amigos y pensó que por la furia de su madre, el niño que estaba enfrente suyo era él culpable de que los apartaran de su lado.
Su padre lo miro con decepción, y miro al otro niño con algo que jamás vio dirigido a él ni a su madre, aprecio, eso mismo vio en los ojos de su hermana pero con ella no dolió tanto porque ella si lo miraba así también.
Gota
¿Creíste que le importaría tu dolor?
Ahí estaba otra vez, esa voz.
La aguja se transformo en aguijón.
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Tenia una molestia en el pecho a la altura del corazón, era una sensación ligera y extraña, no le gustaba, sentía que era una zarpa que estrangulaba poco a poco su interior, afilada y fuerte, rasguña y hiere cae sangre de su interior poco a poco, de gota en gota.
Se dijo a si mismo que podía con eso, nadie debía saberlo, si no su mamá lo regañaría, su padre se decepcionaría más de él, su hermana lo miraría con tristeza una vez mas y Wei Ying su ahora hermano talvez se burlaría sin saber que duele más de lo que da risa.
