Capítulo 1: Bajo la sombra de un fracaso futuro

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Diciembre 2019: 10 años antes del cambio

¿Será posible lograrlo? Es algo que siempre me planteé. El miedo me embriaga el pensamiento con tan solo imaginar todo lo que puede salir mal. No me permito pensar otra cosa, pero no actuar, podría terminar acabando con mi existencia.

Caer está infravalorado. Muchos dicen que luego de caer te levantas, pero nadie te enseña a sanarte el golpe que provocó tu caída. Y que les digo de la presión de no ser lo que se supone que imaginabas cuando solo eras un niño. Aquí la cosa pinta más seria. El mundo real carece de colores vivos que se nos manifiestan cuando solo somos niños.

Pensé que haría lo que más me gustaba cuando fuera un adulto, pero rayos, quisiera volver a mi infancia y averiguar que era eso, porque francamente lo he olvidado por completo... o nunca existió.

Es curioso, nuestra sociedad está tan acostumbrada a patrones de conducta, que cuando no los cumples, te empiezan a ver con ojos de juicio, como si fuera un delito vivir la vida como te ha tocado. Es difícil, uno solo quiere saber su propósito en la vida, pero es más difícil aún, admitir que deseamos que nuestro propósito, esté lleno de prosperidad.

¿Qué puedo hacer para cambiar todo? He ahí la pregunta. A veces intento auto engañarme repitiendo a cada momento que el dinero no da la felicidad, pero quiero tener la oportunidad de comprobarlo, porque es fácil opinar desde un yate, y no desde un pequeño cuarto de 2x2.

Han sido años duros. He de admitir que me han forjado, pero sigo sin entender para que pueda utilizar ese temple que me ha obsequiado la vida, porque me encuentro en un mar de inseguridades que no me están dejando avanzar.

Los sueños se construyen, pero unos planos de cómo hacerlo serían excelentes en este preciso momento. Son noches sin dormir las que me arropan, pero supongo que es parte del proceso.

Ya casi se acerca el momento, debo ser fuerte y tener la mentalidad de que todo estará bien, no es momento de pensar en cosas negativas. Después de todo, no te pueden matar si ya estás muerto, eso lo leí alguna vez por ahí, y cuánta razón esconde esa frase.

Es curioso, todos esperan que fracase, en un plan que desconozco, pero estoy seguro de que, si llego a triunfar, en cualquier momento me llamarán y dirán que creían en mí. Muchas caras para solo dos ojos. El fango del fracaso no se siente tan mal si solo estoy aquí por querer algo más grande.

Recuerdo que mientras estaba en el colegio, me imaginaba teniendo todo lo que no tengo ahora, y que, a mi edad, ya estaría en los más altos lugares de la sociedad, viviendo la vida que siempre soñé. Buen plan, pero mal procedimiento. Pero no crean que todo es malo aquí, llega un punto que todo esto que les digo, recobra un sentido y tiene su razón de ser. Las historias tristes también tienen momentos de felicidad, y les prometo que estas memorias tendrán un merecido final, donde todas las lágrimas que he derramado serán el combustible de todos mis sueños.

No espero que me comprendan, ni que me imiten, pero si Dios tiene un plan para todos nosotros, creo que, en el proceso de cumplirlo, es donde se vuelve más intimidante nuestra situación. Este es el comienzo, y si durante esta travesía me ven en lo más bajo, confíen en que subiré, y si no lo hago, quiero sentir que luché.

Tener que salir a diario con una sonrisa porque miro este lugar y hay personas con problemas más graves que los míos, es sin duda la bocanada de realidad que necesitaba, pero que ellos sean más miserables que yo no debería darme esperanzas o placer, es saber, que de no abrir mis ojos y actuar, quedaré atascado como ellos en una cruel realidad de la cual no se han percatado.

A mi no me han regalado nada, todo me lo he ganado yo, y aunque no sea mucho, es mío. Tal vez no estaría tan alarmado de hacer algo distinto con mi vida sino fuera porque no solo estoy a cargo de mi solamente... y eso es lo que me enfurece más, y a la vez me permite seguir enfocado. Si solo hubiese estado yo, estoy seguro de que ya estaría tres metros bajo tierra.

Aquí no hemos nacido con muchas opciones, pero Dios, es irónico que aún en este lugar, he podido vivir momentos inolvidables. Se aprende mucho alrededor de los que tienen menos, y eso que dentro aún en estas penurias, yo soy de los que está más "cómodo".

Algunos hasta me llaman afortunado por pertenecer a esa empresa. Claro, recibo un cheque a fin de mes que queda partido a la mitad solo pagando las cuentas, y la otra mitad queda para comprar la comida, todo un sueño. "Deberías ser agradecido, no todos tienen la misma oportunidad que tú", y si claro, como no agradecer por estar de lunes a 'sábado en una pequeña oficina con el aire acondicionado averiado, y que para firmar un contrato básicamente me pidieron que les entregara mi alma y mis ganas de vivir (no se crean, es sólo una metáfora, en realidad no me lo pidieron, ellos me la quitaron sin preguntarme).

¿Qué costos tienen los sueños? Digo, si a todas estas personas, (que son mis vecinos y en cierto modo les tengo algo de aprecio), de la nada, un plato de comida les aparece en su mesa y un tipo con traje negro y un reloj más caro que toda la cuadra, les dicen que les agradezca, sin duda lo hacen sin chistar. No tienen un sentido de pertenencia, algo que les haga quejarse de esa mala situación, solamente "están ahí", sin querer ni mover un dedo para cambiar su situación.

Por querer pensar fuera de la caja y lograr un cambio interno (que es el mas valioso para mí) es que muchos tienen la idea de que me vendí, que cambié, que soy un pretencioso, pero no, solo, solo quiero vivir normal y que ella pueda estar tranquila... Quiero vivir como la gente que vive en la ciudad, en los edificios que rodean a mi oficina, quiero avanzar.

La comedia más trágica de todo esto, es que en este momento no encajo en ningún lugar. Literalmente me rechazan en la comunidad donde vivo, por trabajar en un sitio de "la alta sociedad" (con un salario horrendo), y donde trabajo no me consideran parte de su estirpe porque bien, vivo alejado de la ciudad. Es estar en el limbo, pero en el planeta tierra, y con una factura de luz próxima a vencerse.

Estoy por lograr algo grande, al menos en mi mente es así, pero la presión me sofoca. Necesito alejarme de este lugar, que, aunque me vio nacer y crecer, no puede ofrecerme más nada de lo que ya ha hecho. Debo seguir evolucionando.

Hay quienes pueden asegurar que en pleno siglo XXI no existe las barreras sociales, y ciertamente no podría estar más equivocado aquel que se atreva siquiera a insinuar esa barbarie. Pero no se engañen, que no condeno a los que mas tienen, porque un día seré como ellos, y podré ayudar a los que no han encontrado el camino.

Tampoco critico a los que, como yo, se encuentran bajo la sombra de las dificultades, pero si algo me ha enseñado esta vida, es que no puedo quedarme sentado esperando por el cambio, sino buscarlo por mi mismo, sin necesidad de pensar en cuantas veces voy a caer, pero si en cuantas me voy a levantar.

Tengo sentimientos encontrados por saber que en el pueblo donde menos se sienten aires de esperanza, hay rostros de niños que sueñan con ser grandes, mientras viven en su propia fantasía. Gracias universo, porque no te empeñaste en conceder inocencia solo a los infantes que viven en mejores condiciones, pero te condeno por arrebatárselas más rápido a los niños de mi comunidad.

Ya anochece y es como si este lugar se apagara, para iniciarle una hora más oscura, y no por la ausencia del sol, sino por esos bastardos que se encargan de aflorar la mala reputación que este lugar ostenta. Si, es más fácil conseguir un balazo en estas calles de noche, que una hogaza de pan. Definitivamente no es el mejor ejemplo que un niño pudiera ver, pero es lo que toca.

Las sirenas de policía suenan a toda hora, pero solo a los alrededores, sería ingenuo y arriesgado para la policía, atreverse a combatir a los maleantes que habitan aquí, ellos prefieren ignorarlo todo, aún cuando las casas se inundan de porquerías para disipar la realidad.

Ya el sueño me está venciendo, debo madrugar, porque me espera una semana dura, este domingo de descanso fue más bien de reflexión, pero estoy seguro de algo: lo lograré, se los juro que lo lograré

Solomon Miles, diciembre 2019

Quimera: Un descenso al ascensoWhere stories live. Discover now