Celos y Luau

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Narra Giulia:

Llegamos al restaurante italiano en donde estaban todos: nuestros compañeros de cuarto, Mateo, los otros amigos y amigas de David, más Los gemelos.

Éramos bastantes, aproximadamente 20 personas. Maurició tomó mi mano y nos dirigimos hacia la mesa.

-Saluden a la nueva parejita chicos y chicas-gritó David, y chifló César. Me sonrojé un poco porque lo dijo en un tono muy alto que todos los que estaban en el restaurante escucharon.

Mauricio y yo nos hicimos juntos, a mi lado izquierdo estaba Matías, y al frente Mateo. Fue indudablemente un momento muy incómodo. Camila, y las chicas me miraban constantemente. El ambiente estaba un poco pesado: los gemelos no era que se llevasen muy bien con Juan Diego; pues tenían sus rivalidades desde hace ya varios años. Al igual que Mauricio con Mateo, por sus malditos celos. A mi me molestaba un poco la presencia de una de las rubias oxigenadas pero finalmente me dio igual.

Todos ya habían comido cuando llegamos, así que pedimos una lasagna grande para los dos, nos la envolvieron para llevarla y comerla en el hotel.

-Chic@ss, ¿por qué no vamos a jugar paintball?.-preguntó Camila.

-Buena idea, ¿alguno de ustedes saben donde hay uno cerca?-dijo David.

-Claro, por el hotel Square a 10 cuadras de aquí.-exclamó uno de los gemelos

-Pues vamoss-dijo Camila.

Me fui al carro con Mauricio, Cesar, Daniela y Camila.
En pocos minutos llegamos al parqueadero donde quedaba paintball. Nuestros 3 amigos se marcharon del auto y los dos quedamos solos.
Destapé la lasagna, mauricio tomó un cuchillo de plastico y el tenedor, para sacar un pedazo

-El avionsito, el avionsito-tomó un poco e intentó que yo abriese la boca.

-Ño quiero-digo y enseño mis pucheros.

-Ay Dios mío! Esos pucheross-dejó a un lado la lasagna y dijo acercandose a mi.

-Alejate mounstro-digo. El me ignora y se acerca más y más. Le coloco mi mano en su pecho para que no se acerque, él mira mis labios y luego se muerde el labio inferior. Intento alejarme pero dos fornidos brazos me toman del rostro, acaricia un lóbulo de mi oreja, y me mira fijamente a los ojos, le miro también y me sonríe pícaramente. Ni una palabra sale de los dos, seguimos con las miradas, enrolla dos dedos en mi cabello y aumentan las respiraciones agitadas. Él sabe como ponerme nerviosa. Le lanzo una mirada un poco coquetona y posa su otro brazo sobre mi mejilla, la cual se empieza a tornar de color rojo claro. Pongo los dos brazos rodeando mi cara, él se acerca hasta el punto de estar junto a mi cara y se dispone a quitar mis brazos, lo hace y volvemos a mirarnos fijamente, puedo escuchar su respiración y él la mía, dirige su mirada a mis labios de nuevo, y se impulsa a ellos, cierro los ojos y empieza un juego de roces por parte de ambos. Sentí unos brazos acariciar mi espalda, un escalofrío pasó por ella, sus brazos me hacían sentir confiada, sin duda, él era el indicado.

-Oigan chicos, ya va a empezar el juego-nos interrumpió César al tocar la puerta del auto.

Nos separamos, y acomodamos para salir. Mauricio le hizo señas de que ya ibamos. Nos reunimos con los demás que ya estaban cambiados, y listos.

-Ups hermano, lo siento por haberlos interrumpido hace unos minutos. Se nota que estaban muy ocupados en lo suyo-le exclamó a Mauricio lo más bajo posible aunque como yo estaba cerca pude escucharlos.

-Tranquilo bro, pero para la próxima ya sabes

-Sólo faltan ustedes, chicos-exclama Camila.

-Para cambiarse, deben dirigirse a esos vestidores-dijo la chica y nos pasó los trajes

Lo conocí en aquel verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora