Se moría de hambre.
Nunca pensó que buscar ideas para derrotar a Manjiro fuera tan agotador y molesto. Era difícil por su reputación, influencia y subordinados por doquier.
Y lo odia. Lo odia con todo su ser.
Su odio crece cada segundo cuando su mente pasa imágenes de su estúpida cabellera ceniza.
O la imágen de su rendición y un Manjiro malvado, mirándolo hambriento, sin saber que él es capaz de destruirlo con un solo dedo.Así que ahora, buscando formas de derribar a Manjiro sin mover un pie, junto a sus manos derechas: Inui Seishu y Kokonoi Hajime, se replanteó porque no aceptaban sus geniales ideas.
—No vamos a matarlo con misiles de Russia, Haki. —Él pelinegro en la habitación, harto de las estúpidas palabras sin razón de su líder, tan solo se rindió.
Y, no tenían ni un plan.
El único que intentaron con agrado fue una total mierda, pues terminó como la perra de Manjiro y prometía que llegó a pensar en matarlo en un descuido.
—Tengo hambre... —informó y su estómago gruñó al instante. Sus amigos dejaron de hacer sus cosas y lo miraron incrédulos—. ¿Qué?
—No es un buen momento para eso. —Koko negó sus necesidades. Estaba molesto porque ninguno de los rubios le importaban que estuviera lleno de expedientes, solo lo ignoraban y andaban de perezosos.
—Tienes razón, mi querido Coco. Pero conocemos a Manjiro, no morirá de repente. —Rodó los ojos—. Me duele la cabeza de solo pronunciar su nombre —musitó calmado, siendo sorprendente sino fuera porque quemaba una fotografía del mencionado.
Esa simple acción le tranquiliza en sus ataques de ira hacia Manjiro. Además, piensa y afirma que merece arder en el infierno, él solo le concede a su imaginación esto.
—Para, Haki. —Inui le arrebató la foto en llamas de las manos de Takemichi y la tiró por la ventana. Suspiró cuando vió a su líder sacar otra de su escritorio—. Hanagaki.
—¡Ah! ¡Yo no iba a hacer nada! —Lanzó la foto a no sabe dónde, desapareciendo la evidencia de sus futuras acciones. Le daba miedo los regaños de Seishu, era mucho más intenso que su madre.
—Bien. —Dejó a un lado a su líder, acercándose al pelinegro de la habitación—. Deja te ayudo, Koko.
—Al fin... —murmuró dándole gracias a Dios—. Te agradezco, Inui-san.
Takemichi hizo una clara mueca de asco cuando sus dos mejores e íntimos amigos comenzaron a coquetear silenciosamente, tocando sus manos con fingida accidental, sonrojándose con los roces pícaros de Hajime.
—Iré por sopa instantánea. —No esperó respuesta y se fue espantado.
Iba a vomitar si veía un segundo más esa horrible escena.
(...)
Miraba por las vitrinas de los establecimientos abiertos a tan alta hora, sin parar a analizar lo que vendían. Solo iba a un supermercado en específico.
Cuando llegó, se adentró buscando la zona de sopas instantáneas, tratando de tardarse lo suficiente para pensar de que sabor querrían Koko e Inui.
Frunció el ceño en molestia cuando las encontró sin esfuerzo.
Odio tener memorizado el pasillo.
Quedó frente a ellas, ignorando al chico que parecía estar en el mismo duelo que él.
A Koko le gusta de queso, pero que asco...
Suspiró.
—Me preguntó si Mikey quiere de pollo o camarón —murmuró el chico a su lado con cara frustrada.
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Odio.
FanfictionTakemichi odia a Mikey desde que era niño, recuerda con tanta perfección ese momento. Ahora que es más grande, su odio creció. ¿Qué le depara al rubio? O a los dos rubios. a: Takemichi tiene mejor fuerza y habilidad en combate que Mikey. c: conoció...