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— Aún no entiendo como el capitán puede despertarnos tan temprano para algo que él podría hacer..

— Amigo, casi es medio día..

— ¡Eso es temprano para mi!

— ¡Pero si siempre madrugamos!

Kaminari, un rubio de graciosa mecha negra, refunfuñaba y se quejaba infantilmente de las órdenes de su capitán y los regaños de su mejor amigo. 

No hace mucho que había abandonado la cocina, donde disfrutó rápidamente de un té caliente y un sándwich con sus más recientes y deliciosas cecinas robadas, las cuales tuvo que disfrutar muy rápidamente porque, su capitán, seguramente despierto desde el alba, había aparecido con la primer orden del día que le impidió continuar con su desayuno. 

Tampoco podía quejarse demasiado cuando había disfrutado de las horas extra de sueño que el capitán les otorgaba cada día después de un atraco, y claro, el hecho de que su mejor amigo Sero le acompañara ayudaba bastante a mitigar su "molestia", pero le gustaba ponerse difícil, sentía que avivaba mucho más la energía en el resto de la tripulación, además, un poco de resistencia a comenzar oficialmente el día cuando aún no podía desperezarse en paz no era un delito. 

Eso al menos dentro de los parámetros de un pirata saqueador. 

Pero en fin. 

Sabía que sus reclamos no causarían mucho esta vez,  más aún cuando ni siquiera su amigo estaba dispuesto a seguirle el juego como siempre, seguramente por el cansancio de haberse levantado de todas formas temprano solo por la costumbre. La mayoría de sus compañeros estaban igual, pero sabía que el mal humor no les duraría mucho, eran demasiado alegres y serviciales como para eso. 

Después de todo, cada uno de ellos, incluyéndose — pues sus quejas nunca eran en serio—, no ponían muchos problemas para cumplir sus deberes y ayudar en lo que el conocido capitán Dynamight, o Bakugou Katsuki para ellos, necesitara o les ordenara. 

No solo porque le debían más que unas cuantas monedas de oro, sino porque la lealtad hacia su amigo -algo que Bakugou nunca admitiría que era- superaba todo valor o gema existente.

Y hablando de gemas. 

Internamente agradecía que la tarea del día de hoy fuera bajo techo y no bajo el ardiente sol de esa mañana, solo debían revisar y registrar lo robado de la noche anterior, y por supuesto, apartar cada rubí para la colección personal que el capitán resguardaba en su camarote. 

Por eso atravesaban la cubierta tranquilamente para abrir la escotilla asegurada la noche/madrugada anterior. Sero se encargaría de las cuentas, por lo que llevaba libreta y pluma en mano, Kaminari solo llevaba su enclenque cuerpo para levantar los tesoros y colocar las piezas de oro en una pesa posiblemente polvorienta que se encontraba en el que le gustaba llamar "cuarto del tesoro", eso y, por supuesto, un viejo saco donde pondría los rubíes para "Kacchan".

Sin mayor demora, abrieron el oxidado seguro y bajaron por una pequeña escalera. Desde ese lugar se escuchaba perfectamente el arrullo de las olas chocando con la madera externa, por lo que supieron que el mar estaba tranquilo y que seguramente el barco estaba ya a bastante distancia del puerto, suspiraron aliviados al saber que no habrían fuertes sacudidas que dificultaran su trabajo. 

El pelinegro estaba acostumbrado a ese tipo de cuentas sin distraerse por cuestiones de su pasado, por lo que hacer el conteo era bastante rápido, el problema seguía siendo Denki, quien se distraía con cada nueva maravilla como si no hubiera visto gran parte en el momento del saqueo, pero ese mismo grado de inatención hizo que notara por sobre los ruidos externos unos bastante anormales dentro de ese mismo cuarto, eran similares a gemidos o ronquidos de algún animal dormitando, o eso lograba percibir. 

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⏰ Última actualización: Feb 13 ⏰

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Mi tesoro - Kiribaku (En emisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora