[Hanahaki]
[Hanahaki]
Capítulo 3
El dolor que había experimentado esa tarde, no se comparaba a otro. Yoh, había pasado por tantos sentimientos en un solo día que podía sentir que colapsaría. Posó una mano en el pecho y estrujó con fuerza lo único que había quedado de su hermano en esa habitación. El listón rojo con el que Hao solía atarse el cabello. Todo lo demás lo habían echado al fuego frente a sus ojos. Era como si hubieran desaparecido la existencia misma de su hermano. Lo habían borrado por completo en menos de un día.
Sus ojos castaños no terminaban de asimilar lo que había ocurrido ¿Era posible que en menos de un par de horas su hermano hubiera muerto?
El rostro de Keiko, mostraba el mismo dolor que y pena que él, pero además de eso su rostro escondía una emoción que no podía descifrar. Su padre, ni siquiera había dado la cara. Se habían levantado dos banderas blancas afuera de la mansión Asakura, simbolizaban el luto en la familia. Una de ellas era por Hao, la otra era por Mikihisa quien había tomado la reclusión voluntaria.
No era raro que un padre tomara ese camino después de la pérdida de un heredero, lo único que no podía entender era como había ocurrido. La única explicación que podía pasar por su cabeza era que su hermano había perecido por el Hanahaki.
Le había prometido estar a su lado, y justamente, había hecho lo contrario. De nuevo, los ojos de Hao pasaron por su mente. Ni siquiera podía llorar, sus dedos estaban casi blancos por la presión al sujetar la tela y podía jurar que su corazón se había detenido unos instantes. No habría un funeral y no podía verlo de nuevo, ni siquiera era capaz de poder despedirlo o solo quedarse en el futón donde solía dormir.
Había una clase de dolor, que se sentía tan profundo como un océano y poco a poco se ahogaba allí, sin poder respirar, pero tampoco sin poder morir. Su carácter tan tranquilo estaba perturbado, golpeó el piso con los puños cerrados, tantas veces hasta que la piel blanca se había abierto. En ese momento Amidamaru lo había detenido. Pocas veces se tenía un contacto físico de un samurái con su amo, pero la etiqueta no tenía sentido. Yoh encontró en su pecho un poco de tranquilidad mientras los ojos al fin se llenaron de agua, lágrimas comenzaron a salir sin poder encontrar un fin. Quería a su hermano, quería sentir sus manos entrelazadas. Quería tenerlo entre sus brazos y no fallarle.
Porque eso había hecho, porque de nuevo, la idea de que Anna era la persona que Hao amaba taladraba su mente, y lo que era peor, esa misma tarde... cuando debía estar con él y solo desearle la prosperidad, Anna y él se habían besado. Era un imbécil.
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Tantas horas de viaje lo tenían cansado, le dolía el trasero, y tenía demasiado frío. Eso no era lo peor que estaba por pasar para Hao Asakura. La tos había comenzado, y además de la pequeña tela que cubría la caja de almuerzo no había nada más. El tejido de flores de su madre estaba arruinado, con enormes manchas de sangre que salían de sus labios.
Había rogado que se detuvieran al menos un momento, sobre todo cuando los ataques de tos eran dolorosos y asfixiantes, pero, sin duda había sido degradado a tal punto que ni siquiera un mozo de la familia recibiría una petición suya. Su hermano, siempre estaba a su lado en esos momentos, acariciando su espalda, le sujetaba el cabello, le proporcionaba todo cuanto fuera necesario... y Hao estaba seguro que justo eso, ese suave cariño era la razón por la que cada día estaba un poco mejor.
En ese momento era todo lo contrario. Un ataque, peor que el que había tenido la primera noche lo estaba invadiendo. Era un completo caos. En un pequeño carruaje donde apenas cabían dos personas, estaba encogido de piernas en el suelo, su cuerpo recargado en el asiento luchando por respirar. Todo él se había convertido en un caos. Su yukata sucia y manchada, el cabello enredado y hasta el rostro demacrado, lejos estaba de esa imagen altanera del primer amo de la familia Asakura. Sentía asco.
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[. Hanahaki .]
FanfictionLa enfermedad no era común, pero ya habían varios casos. Había comenzado con un pétalo, pero en ese momento, entre puñados de pétalos un poco de sangre y mucha tos. Había cumplido 16 años. En el nicho de la familia Asakura que uno de los hijos tuvie...