Después de esos 8 días ella empezó a comportarse extraño. Se desaparecia más, había momentos en los que estábamos juntos y empezaba a llorar. Nunca supe porqué, nunca me lo dijo.
También la notaba más cansada y aunque intenté que Sofía me diera información, sólo obtuve que el trabajo la consumía.
Sin embargo, después de un rato juntos la sentía mejor y yo también me sentía mejor. Bien dicen que hay besos que llegan al alma y otros que llegan al corazón y la magia de nosotros es que dábamos los dos.1 MES Y 3 SEMANAS ANTES.
-Hola ensombrerado- me giré a verla.
-¡Te ves preciosa!- salté de la barra a abrazarla.
-¿Sí te gusta?- acomodó su cabello. Lo había cortado a sus hombros.
-Me encanta- ella sonrió- ¿Por qué?
-Hora de un cambio- sonrió- hoy no vengo a trabajar.
-Voy a cerrar temprano para que vayamos a dar una vuelta-
-No, te espero- sonrió. Estaba rara.
-¿Limonada?--Por favor-
Preparé limonada y se la llevé a su mesa. Me senté a su lado.
-Ve a trabajar-
-Te extrañaba- ella empezó a llorar- ¿Qué pasa?
-Te extrañé también- me abrazó- las hormonas están alborotadas. Perdón.
-No pidas perdón mi niña, todo está bien- le sonreí.
Empezaron a llegar clientes.
-Ve- besó mi frente- me quedo acá esperando.
-Bueno- le sonreí y empecé a atender.
En medio de la noche, Sofía y Villa llegaron. Se sentaron a su lado a hablar.
Cuando tuve un poco de descanso fuí con ellos.-Sofía- me senté al lado de Lucia- un gusto volverte a ver.
-Ya sé Isaza- Villa rió.
Él estaba enamorado, no lo aceptaba pero lo conocía como a la palma de mi mano. Cada que hablaba con ella o de ella, sus ojos se llenaban de brillo y en su rostro había mucha felicidad. Mi amigo, el perro empedernido, se había enamorado.
-¿Qué quieres tomar?- preguntó Villa a Sofía.
-Tú sabes- él sonrió.
-Claro que sé- se levantó de su silla- Isaza- movió su cabeza hacía la barra.
-¿Tú qué quieres tomar?- pregunté a Lucia mientras le acariciaba el rostro.
-¿Tienes algo de comer?- me acerqué a su oído.
-Tengo a un bartender muy guapo para comer- ella rió y giró a verme.
-Lo tomaré- me dió un pequeño beso.
-Te traigo un empanada, mientras tanto- ella asintió y me alejé.
-¿Puedo?- Villa señaló las botellas. Asentí.
-¿Ya va a aceptar que está enamoradísimo de Sofía?-
-Estoy enamoradisimo de Sofía, demasiado enamorado de Sofía- sonreí dándole pequeños puños en su brazo- es la mejor mujer que he conocido en mi vida entera.
-Ay Villamil- reí- está más tragado que yo.
-Imposible- dijo riendo- yo no le ando escribiendo canciones.
-Cómo no- él rió- anoche lo escuché cantando y esa no es una de las viejas.
-Pero no se la escribí a ella- reí- bueno tal vez sí.
-Tenemos que hacer boda doble- él rió.
-Quieto galán- saqué la empanada del microondas- atienda, yo les llevo a ellas.
-Gracias perro-
Al cerrar, fuimos a mi apartamento. Sofía y Villa se fueron al de sofi.
-Estoy tan cansada- se acostó en mi cama- arrunchame.
-Claro que sí, mi doctora- ella rió y me acosté a abrazarla- ¿Mucho trabajo?
-Sí- suspiró- y subió su mirada hacía mí- tengo algo que contarte.
-Te escucho- sonreí- siempre.
-Eh- aclaró su garganta- ¿Te das cuenta qué hay veces que los besos salem del alma?
-¿Cómo?-
-Que te dan paz- asentí- y otras veces que salen del corazón.
-¿Que te lo aceleran?- asintió- ¿Y?
-Que tenemos una magia- me sonrió- o yo siento una magia entre nosotros.
-¿Qué?-
-Pocas veces se dan esos besos con la misma persona, pero yo los doy contigo- sonreí enternecido- la magia es que los besos que salen del alma y los besos que salen del corazón, nos los damos.
-¿Cómo te salen cosas tan bellas?- ella rió y me acerqué a besarla- te quiero mucho.
-Yo te quiero mucho más- volvió a besarme- ahora- empezó a desabrochar mi camisa- me debes una comida- reí sobre sus labios.
-¿No estabas cansada?-
-Ya no-
La amaba, pero no quería asustarla. No decirlo fue un error.
Anoche se me pasó el capítulo. Esta noche subo el de hoy.