CAPITULO 7

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Después de esos 8 días ella empezó a comportarse extraño. Se desaparecia más, había momentos en los que estábamos juntos y empezaba a llorar. Nunca supe porqué, nunca me lo dijo.
También la notaba más cansada y aunque intenté que Sofía me diera información, sólo obtuve que el trabajo la consumía.
Sin embargo, después de un rato juntos la sentía mejor y yo también me sentía mejor. Bien dicen que hay besos que llegan al alma y otros que llegan al corazón y la magia de nosotros es que dábamos los dos.

1 MES Y 3 SEMANAS ANTES.

-Hola ensombrerado- me giré a verla.

-¡Te ves preciosa!- salté de la barra a abrazarla.

-¿Sí te gusta?- acomodó su cabello. Lo había cortado a sus hombros.

-Me encanta- ella sonrió- ¿Por qué?

-Hora de un cambio- sonrió- hoy no vengo a trabajar.

-Voy a cerrar temprano para que vayamos a dar una vuelta-

-No, te espero- sonrió. Estaba rara.
-¿Limonada?-

-Por favor-

Preparé limonada y se la llevé a su mesa. Me senté a su lado.

-Ve a trabajar-

-Te extrañaba- ella empezó a llorar- ¿Qué pasa?

-Te extrañé también- me abrazó- las hormonas están alborotadas. Perdón.

-No pidas perdón mi niña, todo está bien- le sonreí.

Empezaron a llegar clientes.

-Ve- besó mi frente- me quedo acá esperando.

-Bueno- le sonreí y empecé a atender.

En medio de la noche, Sofía y Villa llegaron. Se sentaron a su lado a hablar.
Cuando tuve un poco de descanso fuí con ellos.

-Sofía- me senté al lado de Lucia- un gusto volverte a ver.

-Ya sé Isaza- Villa rió.

Él estaba enamorado, no lo aceptaba pero lo conocía como a la palma de mi mano. Cada que hablaba con ella o de ella, sus ojos se llenaban de brillo y en su rostro había mucha felicidad. Mi amigo, el perro empedernido, se había enamorado.

-¿Qué quieres tomar?- preguntó Villa a Sofía.

-Tú sabes- él sonrió.

-Claro que sé- se levantó de su silla- Isaza- movió su cabeza hacía la barra.

-¿Tú qué quieres tomar?- pregunté a Lucia mientras le acariciaba el rostro.

-¿Tienes algo de comer?- me acerqué a su oído.

-Tengo a un bartender muy guapo para comer- ella rió y giró a verme.

-Lo tomaré- me dió un pequeño beso.

-Te traigo un empanada, mientras tanto- ella asintió y me alejé.

-¿Puedo?- Villa señaló las botellas. Asentí.

-¿Ya va a aceptar que está enamoradísimo de Sofía?-

-Estoy enamoradisimo de Sofía, demasiado enamorado de Sofía- sonreí dándole pequeños puños en su brazo- es la mejor mujer que he conocido en mi vida entera.

-Ay Villamil- reí- está más tragado que yo.

-Imposible- dijo riendo- yo no le ando escribiendo canciones.

-Cómo no- él rió- anoche lo escuché cantando y esa no es una de las viejas.

-Pero no se la escribí a ella- reí- bueno tal vez sí.

-Tenemos que hacer boda doble- él rió.

-Quieto galán- saqué la empanada del microondas- atienda, yo les llevo a ellas.

-Gracias perro-

Al cerrar, fuimos a mi apartamento. Sofía y Villa se fueron al de sofi.

-Estoy tan cansada- se acostó en mi cama- arrunchame.

-Claro que sí, mi doctora- ella rió y me acosté a abrazarla- ¿Mucho trabajo?

-Sí- suspiró- y subió su mirada hacía mí- tengo algo que contarte.

-Te escucho- sonreí- siempre.

-Eh- aclaró su garganta- ¿Te das cuenta qué hay veces que los besos salem del alma?

-¿Cómo?-

-Que te dan paz- asentí- y otras veces que salen del corazón.

-¿Que te lo aceleran?- asintió- ¿Y?

-Que tenemos una magia- me sonrió- o yo siento una magia entre nosotros.

-¿Qué?-

-Pocas veces se dan esos besos con la misma persona, pero yo los doy contigo- sonreí enternecido- la magia es que los besos que salen del alma y los besos que salen del corazón, nos los damos.

-¿Cómo te salen cosas tan bellas?- ella rió y me acerqué a besarla- te quiero mucho.

-Yo te quiero mucho más- volvió a besarme- ahora- empezó a desabrochar mi camisa- me debes una comida- reí sobre sus labios.

-¿No estabas cansada?-

-Ya no-

La amaba, pero no quería asustarla. No decirlo fue un error.




Anoche se me pasó el capítulo. Esta noche subo el de hoy.

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