-¿Cómo estás?- Sofía me abrazó.
-Quisiera decirte que bien- quité mis gafas negras- no he podido parar de llorar.
-Lo siento- le sonreí triste- ¿Villa?
-Ya viene- lo señalé. Ella fue hacía él.
-Juan Pablo- Ricardo se acercó mí- ¿Cómo está?
-No…- negué- ¿Usted?
-Igual que usted- puso su mano en mi hombro- ¿Quiere hacerme un favor?- asentí- No soy capaz de dar palabras. Por favor.
-No creo qué…- dí un suspiro fuerte- sí, yo lo hago.
La ceremonia de despedida inició. Ella estaba ahí, en ese ataúd. Sus ojos preciosos cerrados y deseaba tanto que no fuera así.
-Hola a todos- suspiré- Soy Juan Pablo, soy un amigo de Lucía- dirigí mi mirada a Villamil. Asintió con aprobación para que siguiera- tenía tantas cosas por decirle y nunca pude hacerlo- quité mis gafas- Recuerdo la primera vez que la vi entrar al bar, venía con sus ojos rojos porque probablemente había llorado y también recuerdo la última vez que salió de ahí, también con sus ojos rojos con la única diferencia de que mis ojos estaban de la misma manera- limpié mis lágrimas- Cuando la volví a ver, había pasado demasiado tiempo. Pero ese día sentí que vi al amor de mi vida y puede que suene que soy un acelerado, pero era algo que no había sentido con nadie. Ese tiempo que no la vi no deje de pensar en ella ni un solo segundo y cuando la vi entrando sonriente con una de sus amigas, me sentí completo- miré a Sofía. Villamil la tenía abrazada y ella lloraba- La tercera vez que la vi, fue un viernes. Ella llegó con un man, estaba en una cita y se me rompió el corazón. Tuve que atenderlos con una sonrisa aunque estuviera muriendo; pero como lo sospeché, el man era un patán e intentó sobrepasarse y gracias a ese patán aprendí más de ella. Esa noche fue un sube y baja de emociones para ambos.- sonreí recordando- Después de esa noche ella iba a diario, no hablábamos mucho porque ella siempre me daba suerte y cada vez que llegaba el trabajo aumentaba. La miraba de lejos, mientras atendía las mesas y estaba en la barra preparando tragos, ella siempre estaba leyendo y cuando cruzábamos miradas siempre me daba sonrisas que llenaban mi alma. Recuerdo muy bien esa noche que acabo de leer "Cien años de soledad", duró casi 2 semanas en acabar, esa bonita noche nos dimos nuestro primer beso. Con un beso llegó la calma- hice una pausa para respirar- Después de ese primer beso, nos veíamos a diario, pero no volvió a pasar. Mi nivel de traga en ese momento era muy grande y después de una semana de charlar hasta tarde, de llevarla a su casa saliendo del bar y de sonrisas y miradas que me llenaban el alma, la invité a salir.
La cita no salió nada parecida a como la había planeado porque me enfermé, ella fue a mi casa y me ayudó. Con un beso se fue el dolor.- reí suave- cuando llevábamos 2 meses saliendo yo estaba completamente enamorado de ella. Recuerdo nuestra primera discusión, fue la más graciosa del mundo porque fue una estupidez y la arreglamos muy bien, a punta de besos. Esos besos que ganan guerras a su favor. Siempre ganando guerras a su favor- dirigí mi mirada hacía el ataúd y empecé a llorar- perdón- limpié mis lágrimas- recuerdo que ese día me dijo que iba a tener 8 días copados de trabajo. Después de esos 8 días ella empezó a comportarse extraño. Se desaparecia más, había momentos en los que estábamos juntos y empezaba a llorar. Nunca supe porqué, nunca me lo dijo. También la notaba más cansada y aunque intenté que Sofía me diera información, sólo obtuve que el trabajo la consumía. Sin embargo, después de un rato juntos la sentía mejor y yo también me sentía mejor. Bien dicen que hay besos que llegan al alma y otros que llegan al corazón y la magia de nosotros es que dábamos los dos- suspiré- Luego, todo se derrumbó. Ella empezó a desaparecer más seguido. Había días en los que no me contestaba, ni siquiera a Sofía. Me preocupaba demasiado, todo iba bien. En mi mente todo iba bien.
Hasta ese día, ella llegó al bar con una noticia que me rompió el corazón. Con ese beso que no esperaba, el que todo lo terminó. Hizo tan mal cuando ella callaba y con ese beso le robe la explicación. Me terminó, terminó eso que no había iniciado- limpié mis lágrimas que salían sin control- pensé que no la volvería a ver, pero la ví hace una semana. Fueron días fuertes. Llegó por iniciativa propia al bar. Fue el peor día de mi vida. Si yo hubiera sabido que no la volvería a ver, no hubiera dejado que saliera aunque me hubiera roto el corazón sus palabras. Con un beso dijo adiós, con ese beso ella dijo adiós. No tengo la cuenta exacta de los besos que nos dimos, fueron muchos. Pero fueron 11 besos los más significativos. De verdad espero tanto encontrarte en otra vida y que el destino te vuelva a poner en mi camino. Sabré que eres tú, porque con nadie sentí lo que sentí contigo.Ricardo subió a abrazarme, ambos llorábamos.
-Me falta algo- él asintió y se alejó- Mi niña- dirigí mi mirada hacía su ataúd- Un día te prometí escribir una canción con la melodía de compusiste y eso hice. Te la quería cantar el día que te iba a pedir que fuéramos novios, justo 6 meses después de conocernos. Se llama 11 besos.
Me dirigí hacía el piano y me senté. Empecé a tocar la melodía.
-Con un beso llegó la calma, con un beso se fue el dolor, esos besos que ganan guerras a tu favor.
Unos besos salen del alma y otros besos del corazón y la magia es que yo en tu boca encontré los dos.
Pero un beso que no esperaba, el que todo lo terminó, hizo mal cuando te callaba y me robó una explicación- hice una pausa para recuperar el aire. Aguantaba las ganas de llorar- y hoy me hace falta tu voz, cuando llega el frío, vivo en el vacío que tú dejaste al decir adiós, y hoy me hace falta tu voz, me sobra tu olvido y sentirme vivo con otros besos le pido a Dios- lágrimas bajaban por mis ojos- Unos besos salen del alma y otros besos del corazón y la magia es que yo en tu boca, con mi boca dí los dos- me detuve a respirar- con un beso llegó la calma mi niña y con un beso dijiste, adiós.Villa se levantó hacía mí, él me conocía tan bien y sabía que me iba a desboronar.
Tenía tanta ira con el destino, ¿Por qué me la quitó? ¿Por qué en el mejor momento? ¿Por qué no me llevó a mí?-Ya mi negro- dijo Villa en medio de nuestro abrazo.
-Déjeme- me solté y fuí hacía su ataúd- gracias por esos seis meses llenos de alegría mi niña- limpié mis lágrimas- te amo, te amo demasiado.
Salí de la iglesia, Villa corría detrás mío.
-¿A dónde va?-
-A dónde sea, no quiero verla más ahí- me giré. Ricardo nos alcanzó.
-Juan Pablo- me pasó un sobre- ya sabe de quién.
-Gracias-
Me fuí al lugar que lo inició todo. Me senté en su mesa, con una botella de lo primero que tomó cuando la ví por primera vez y abrí el sobre.
" Hola mi ensombrerado bello. Perdón por dejarte, te juro que no quería hacerlo. Viví contigo tantos momentos que siempre quise vivir.
Esa noche, la primera noche que fuí al bar y te conocí había terminado con mi ex y me lo habían dicho, tenía cáncer, algo que apenas estaba iniciando. El tratamiento era fuerte, demasiado y tenía miedo de hacerlo, entonces lo aplacé porque mis ganas de vivir eran nulas y pensándolo bien ya no tenía que perder. Mi hermano lejos, mis papás muertos y una relación fallida sobre mí, no tenía nada más.
Después te conocí, con tus ojos encantadores, tu cabellito largo, tu obsesión con los sombreros y esa sonrisa tan bonita que te cargas y me devolviste las ganas de vivir. Te metiste en mi corazón muy rápido, nunca me había pasado eso y me sentí bien; me hiciste pensar en que ya tenía que perder, que podría perderte a ti.
Volví al médico y como yo debía saber todo era más difícil. Empecé el tratamiento y por eso me perdía a veces, pero todo lo hacía por ti.
Hace un mes me dijeron que ya no había más que hacer y que por más ganas que tuviera de vivir me iba a morir, por eso te dije que me iba del país porque no quería contarte nada porque tenía miedo Juan Pablo.
Mi hermano tampoco sabía eso, se suponía que iba a tratarme en Nueva Zelanda, no quería que sufrieran antes de tiempo.
Pero ahora que ya estoy saludando a Freddie Mercury, te puedo asegurar que me siento bien, que te vas a poner bien y todo va a estar bien para ti. Gracias por todo lo que hiciste por mi, gracias por darme tantas alegrias, gracias por esos 11 besos que fueron los mejores de mi vida, gracias por devolverme las ganas de vivir y gracias por ser de las mejores personas que conozco. Nunca te lo dije pero te amo, te amo mucho y me duele tener que dejarte ensombrerado.
Te aseguro que hasta el último momento de mi vida vas a estar en mi pensamiento, te amo y espero que tu vida sea tan próspera y que esos sueños tan bonitos que tienes se cumplan.
Ten por seguro que cada que toques una pequeña melodía en ese piano tan bonito que tienes en el bar, yo voy a estar a tu lado escuchándote y gozando cada nota que salga de tu talento.
Adiós ensombrerado bonito, feliz vida."Me levanté hacía el piano, en medio de lágrimas y me senté. Empecé a tocar una suave melodía, otra que ella me enseñó.
-Te amo mi niña linda, te amaré por siempre-