CAPITULO 2

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Le encantaba aquellas curvas que estaba tocando, estaba fascinado con ese cuerpo voluptuoso que le daba tanto placer, no podía describir lo que sentía al tocar aquella piel delicada y bronceada, la cantidad de sensaciones que le hacía sentir aquella mujer en la cama, la manera en la que se dejaba tomar por él y le permitía hacer con su cuerpo lo que él quisiera, aunque él también se prestaba para que ella lo tomara de cualquier forma con tal de complacerla a ella en todo.

–¿Te gusta lo que vez? –Le pregunto Lucía.

La tenía en cuatro, estaba hundido en ella mientras amasaba su gran trasero con su mano izquierda, mientras con la derecha jugaba con su rendija anal.

–Me encanta la vista desde aquí –Le respondió Oliver –Sabes lo loco que me vuelven los traseros, deberíamos intentar un anal.

–Lo haremos cariño –Respondido ella entre gemidos mientras él se hundía más en ella –Pero será otro día, por ahora quiero que destroces todo mi canal vaginal.

Lucía siempre había sido especial desde el día que se conocieron, era la hija de unos de sus clientes. Había restaurado todas las sillas y mesas del bar que tenía el padre de Lucía y allí fue donde la conoció, ella llevaba todo el tema contable de aquel bar, al principio solo se saludaban cordialmente cuando él hacia cierta cantidad de entregas que había pactado con aquel hombre, pero cuando finalizo toda la entrega de sillas y mesas totalmente restauradas él decidió ir a echar un vistazo, conocer el ambiente en aquel bar cuando tenía sus puertas abiertas al público, solo tomaría una cerveza, pero su noche avanzo conociendo a una hermosa mujer. Lucía le encantaba bailar, era profesional en contaduría, sabia sobre futbol, disfrutaba de pequeñas cosas como solo salir a caminar mientras se tenía un buen tema de conversación, era hija única y le había confesado que había tenido una relación pasada desastrosa. Él le conto todo acerca de su vida, pero nunca menciono a Helena, ella en su presente y en su futuro no importaba.

A los días se dieron su primer beso y con ello terminaron en un hotel teniendo sexo, pues la atracción sexual que ambos sentían era tanta que ya no podían controlarse cuando accidentalmente tenían contacto físico, Oliver le tomo cierto cariño a Lucía, disfrutaba de su compañía, mantenían encuentros sexuales, cuando ambos contaban con tiempo y salían a cenar, podrían parecer una pareja que está en pleno inicio, pero nunca iban más allá de eso, incluso nunca le habían puesto un nombre a lo que tenían, se daban besos en público ocasionalmente, pero solo eran besos pequeños, nada se comparaba cuando ambos se encerraban en una habitación de hotel. La familia y amigos de Oliver sabían acerca de ella, y por más que le insistían que formalizaran, él se negaba, ya que entre ambos habían acordado que era algo sexual, se tenían un gran cariño, pero ella sentía miedo que si formalizaban algo todo sería desastroso como su relación pasada, Oliver estaba dispuesto a intentar algo serio, pero si ella no lo quería así él le daría su espacio, aunque en el fondo él perfectamente sabía que si algún día Lucía se enamoraba de él, él no sería capaz de corresponder del todo aquel sentimiento porque en muchas noches pensaba en Helena y de que hubiera sido su futuro al lado de ella.

–Eso estuvo increíble –Le dijo Oliver acostándose a su lado, estaba agitado.

–Me encanta estar contigo –Ella se apoyó en su pecho y lo miro a los ojos –Me encantan tus ojos –Le paso uno de sus delicados dedos por todo el contorno de los ojos de Oliver.

–Y a mí me encantan los tuyos –Oliver le dio una caricia en su mejilla.

No mentía cuando decía lo encantador que eran los ojos de Lucía, eran un azul oscuro que le encantaba.

–Mi madre quiere que vayas a cenar esta noche –Le hizo saber Oliver y Lucía le dio una sonrisa tímida.

–Me da vergüenza de tu madre –Ella escondió su rostro en el cuello de él –No fue la mejor manera de conocerla.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2022 ⏰

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