Dia 2: Náuseas

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Jiang Cheng abrió los ojos cuando el ruido de las arcadas llegó hasta sus oídos. Wei Wuxian había despertado antes y ahora vaciaba el estomago dentro de una vasija colocada estratégicamente cerca de la cama.

Estaba arrodillado sobre el piso y abrazaba el recipiente como si fuera una especie de tabla de salvación, Jiang cheng se levantó entonces y se acercó a él. Suspiró y se sentó a su lado sujetando su cabello y dibujando con suavidad pequeños círculos en su espalda mientras le hablaba en voz baja intentando reconfortarlo en esos momentos del día, donde se veía forzado por su estómago a madrugar.

Wei Wuxian entonces levantó la mirada y miró a Jiang Cheng con los ojos llenos de lágrimas, dejando claro cuanto odiaba aquello y Jiang Cheng lo odiaba tanto como él.

"Lo sé, pero va a pasar. Te sentirás mejor muy pronto"

Wei Wuxian sabia que era una mentira. Una mentira a medias que Jiang Cheng le había estado diciendo por dos semanas completas. Wei Wuxian no podía describir la experiencia de otra forma que no fuera "horrible", día tras día, sin comida que pudiera disfrutar, sin una gota de delicioso licor... no entendía, no cabía en su cabeza como las mujeres amaban y presumían de sus meses de embarazo, cuando todo era una pesadilla.

En el fondo Wei Wuxian sabía que sí, tarde o temprano eso pasaría, pero no quería esperar más, quería que parara en ese momento. O estaba seguro de que moriría, seco como una pasa y apestoso como la vasija que colgaba de sus manos.

Antes de que pudiera responder, hizo una mueca y rápidamente volvió a hundir la cabeza en la vasija. Temblando un poco violentamente cuando las arcadas llegaban con demasiada fuerza y Jiang Cheng debía sujetarlo para evitar que se cayera.

Generalmente luego de aquel acto lleno de locura y cosas horrorosas Jiang Cheng le limpiaba la cara y Wei Wuxian volvía a la cama donde dormía hasta poco antes del mediodía y posteriormente se levantaba a tomar su almuerzo con Jiang Cheng, solo entonces se enteraría de lo que habría hecho durante la mañana, esa parte de la rutina no había cambiado demasiado.

Sin embargo, lo que si cambio y seguiría cambiando sería su estado de ánimo, los bochornos que vivía cada día mientras paseaba por el muelle y el hecho de que ahora había alguien siguiéndolo gran parte del día mientras cargaba esa odiosa vasija pues no sabía cuando podría necesitarla. Incluso trató de huir de ella pero jamás llego demasiado lejos, al final siempre volvía y terminaba con ella entre sus brazos.

Varias veces al caer la tarde volvía a casa, cansado y dolorido por el esfuerzo al vaciar su estómago. Buscaba a Jiang Cheng y se costaba con la cabeza apoyada en su regazo, cerraba los ojos y dormitaba un poco mientras el Jiang acariciaba su cabeza desenredando los no pocos nudos que seguro se habrían hecho durante sus paseos y corretizas al aire libre.

Él suponía que había algo en Jiang cheng que influía activamente los síntomas o el comportamiento del capullo de loto que carga dentro suyo. Porque generalmente las nauseas se iban y los malestares se calmaban por un rato. Solamente la paz permanecía, solamente la paz lo llenaba de pies a cabeza y finalmente, luego de un día tan largo se dio el lujo de bajar la guardia. Durante esos cortos momentos el Patriarca Yiling volvía a ser solo el joven Wei Ying. Aquel jovencito que gozaba de recibir mimos y dormir acunado entre unos cálidos brazos.

En esos momentos, Wei Wuxian se convenció a sí mismo de que sí, efectivamente pronto aquellos malos ratos terminarían y el resto de sus días de embarazo seria como el de aquellas mujeres sonrientes y eternamente felices que acariciaban sus barrigas todo el día. 




Nota del autor: Yo estoy disfrutando y espero igual que ustedes, lo hagan tambien.

Mpreg ChengXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora