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Porchay estaba acostumbrado a no destacar, a no ser importante o popular en los grupos. Había pasado parte de su infancia dentro de la manada, crecido junto a su familia y conocidos sin sentirse importante ¿Qué cambiaría ahora?

Él pertenecía a una manada de lobos, una con características propias que habitaba al este, oculto sobre las grandes colinas, era por eso que en los alrededores los conocían como la manada de montaña. Para su suerte o desgracia la manada era solo una cuarta parte de la verdadera y se esparcía por todo el territorio. Antes de que el lobo cumpliera sus 18 era llevado con la manada central, aquella que habitaba los terrenos cerca del gran lago, tenían un conjunto de reglas y sistema propio que aplicaban con el resto.

Allí se decidía el futuro de cada nuevo convertido; los alfas eran subidos de rango dentro de la manada, se les daba la oportunidad de quedarse allí o trasladarse a alguna de las otras manadas y tener una posición de relevancia, ser alguien. Los beta eran los guardianes, los encargados del orden, cumplían los mandatos de los alfa y tendrían buenas posiciones. Los omega eran los educadores, los encargados de procrear y cuidar de los más jóvenes hasta que lleguen a la edad madura.

Porchay no quería ir, no quería ser despreciado de nuevo por gente que no conocía y sabía que pasaría. Él no era como el resto, no importaba si su padre creía que lograría grandes cosas, eso no ocurriría. No sería alfa, en su familia había pocas probabilidades de serlo, y aun si tuviese la suerte de ser beta era difícil creer que lo querrían. ¿Qué podía ofrecer?

Él era un hombre, era un chico, pero no quería una pareja, no si esa era una mujer. Ser lobo y tener otra orientación sexual ya era difícil, pero para él era un punto más en contra aun.

Porque él estaba fallado.

Habiendo crecido con acromatopsia pocas veces podía enfocarse en las cosas buenas de la vida. Su madre siempre le dijo que eso no era un defecto, que no había nada de malo en ello, pero incluso si su destino era ser un omega ¿Qué podría esperar? Nadie lo aceptaría como pareja, no sabiendo su defecto.

Por eso quería escapar, quería huir de su destino y tomar el camino fácil. Hacerse pasar por una persona normal, un humano común, tal vez de esa forma sea feliz.

Fue la mañana previa a su cumpleaños que fueron a buscarlo, no esperaba que se acordaran de él, rogaba por ello, pero a diferencia de su infancia ese día si ocurrió. Los hombres que estaban en la puerta decían venir a nombre del líder Korn, y todos sabían que nadie se negaba a sus órdenes.

Aun sin quererlo se encontró juntando sus cosas, tenía una pequeña mochila con algunas de ellas ¿Cuánto demoraría eso? En cuanto descubrieran en que se convertiría y su enfermedad lo enviarían de regreso. Tomando un poco de coraje salió a enfrentarlos, ellos apenas lo miraron, se despidieron de sus padres con cortas palabras y fueron al auto decididos a partir.

-volveré pronto – dijo algo nervioso viendo de lleno a su madre, ella siempre fue más optimista, dándole amor y haciéndolo sentir querido.

-no digas eso hijo- interrumpió su padre- si resulta que eres alfa ellos te querrán- Una sonrisa triste cubrió su rostro mientras bajaba la cabeza, su padre palmeo su hombro tratando de animarlo- ve, demuéstrales a todos que eres especial.

Tras eso él solo se marchó, camino hacia el auto que esperaba ya encendido y se subió. No miro atrás mientras se alejaban de su hogar, no tenía valor ¿Qué tan desilusionados estarían? Él no quería verlos así, pero no podía ofrecerles nada mejor.

El viaje fue largo y aburrido, se durmió abrazando su mochila. Cuando el auto hizo una abrupta parada cayo hacia adelante golpeando su cabeza contra el respaldo del asiento del conductor.

Just you (kimchay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora