Extra

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— No puedo creer que estemos haciendo esto — dice Brooke mientras caminamos hasta la casa de Amber y Leah.

— Pues va siendo hora de que lo asimiles, ¿no lo crees?

— No tienes ni idea de lo que estas haciendo, mamá — me mira aterrorizada y yo ruedo los ojos ante su exageración.

— No estoy jugando. Estas arriesgando mi seguridad. Si papá se entera de esto... ¿Sabes? lo llamaré — saca su celular de su bolso y yo omito una carcajada cuando la veo abrir los ojos de par en par al ver a un señor delante suyo.

— Mamá... Mamá nos va a robar — me toma del brazo mientras guarda su celular rápidamente.

— No nos van a robar, Brooke. Relajate — un señor pasa por su lado y la veo retener la respiración hasta que se va.

— ¡¿Cómo quieres que me relaje si tengo mi celular nuevo y mis zapatos de casi doscientas mil libras...?!

— Y bueno si lo sigues gritando tal vez si nos roben — su agarre se vuelve más fuerte y yo suelto una pequeña risa.

— ¿Qué?

— No es posible que no hayas salido a la calle ni una vez sin Benedict.

Brooke siempre ha estado acostumbrada a que la lleven de un lado a otro en los autos que ella desea. Además de salir con la protección de Benedict, pero eso se acabó.

No quiero que mi hija se convierta en la típica chica de los programas de televisión en los que tratan a sus padres como se les da la gana y les exigen dinero.

Por 13 años se lo permití y creo que ya es hora de que vea el mundo tal y como es.

— Además, agradece que estamos empezando por aquí, uno de los sitios más seguros de Londres.

— ¿En serio, mamá...? ¿En serio le pagaste a Benedict por 6 años para que en una sola tarde ese dinero se vaya a la borda cuando nos salgan robando, secuestrando y...

— Ya basta, Brooke. Son solo nueve cuadras, no es para tanto. Yo caminaba más cuando no tenía auto.

— Tu misma lo dijiste. No tenias, ahora no me alcanzan los dedos de las manos ni de los pies para contar cuantos autos tenemos — callo cuando no tengo un argumento a mi favor — ¿Cuanto falta?

— ¿No reconoces las calles? Cruzamos esta calle y ya llegamos

— Hasta que por fin — prácticamente corre y cuando llega a la puerta de la casa toca el timbre como si se le fuera la vida en ello.

Amber abre la puerta y Brooke se tira a sus brazos.

— Fue horrible. ¡Horrible! — Amber me mira y frunce el ceño. Yo hago un ademán para indicarle que no se preocupe, que Brooke está exagerando.

— ¿Que pasó ahora? — Brooke se separa de ella y va a darle las quejas a Matt.

— La traje caminando.

— Ahh.

Me deja pasar y cierra la puerta detrás mío.

— Darwin debe de estar llegando en unos minutos, debe de estar todo listo — sonrío y alzo una ceja.

Es el cumpleaños de Darwin y decidimos hacerle una pequeña fiesta sorpresa por sus 30 años. Amber es la que, al parecer, está más emocionada que todos nosotros juntos. Y eso que todos estamos muy felices por Darwin.

— Es mi amigo y quiero hacerlo pasar un bonito cumpleaños, es todo — se encoge de hombros y huye cuando ve que voy a empezar con el interrogatorio.

Tres amores por accidente (El gran Cambio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora