Capítulo 5 - Escapando de la realidad

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Mi celular no dejaba de sonar, no dejaban de llegarme notificaciones sobre mensajes de Zoe, yo solo miraba mi celular, no tenía ganas de hablar con ella, quería estar sola, pero mis tías no iban a dejar que me hundiera en mi tristeza por más que yo quisiera, baje las escaleras para desayunar, mi rostro aún denotaba tristeza, por más que me hubiera divertido la noche anterior aún me sentía algo triste, las palabras que Zoe dijo esa noche aún seguían en mi cabeza atormentandome.

—Buenos días —les decía a mis tías mientras tomaba asiento en el comedor.

—Buenos días farola —me contestó tía Ari—. ¿Cómo te sientes?

—Me siento... bien, estoy bien —decía con una cara que decía lo contrario.

—Cariño, sé que es difícil pasar por algo así —me dijo tía Tiana mientras me daba un plato con huevos y pan tostado—. Sabemos que necesitas tiempo para sentirte mejor, recuerda que nos tienes a nosotras.

—Gracias tías —les dije—. En verdad aprecio que quieran ayudarme, es solo que no se como sentirme al respecto, me siento insuficiente, triste conmigo misma por no ser más que solo... yo.

—Ey, no hay nada de malo en ser como eres, eres inteligente, bonita, tienes un gran talento artístico, eres increíble —me dijo Tiana con una sonrisa.

—Tiana tiene razón, eres increíble —agregó Ari—. Estoy segura que Zoe no quiso decir lo que dijo, ¿has hablado con ella?

—Bueno —decía algo nerviosa—. Ella me ha estado mandando mensajes pero... no quiero hablar con ella, tengo miedo de lo que me pueda decir.

—Mi niña, tarde o temprano tienes que hablar con ella, ¿lo sabes, verdad? —dijo Ari—. No puedes solo huir de ella.

—No estoy huyendo solo... no quiero hablar por ahora —dije con la mirada baja.

—Te entendemos, es solo que nos preocupamos al verte así, no dejes que lo que pasó esa noche te afecte demasiado —dijo Tiana preocupada.

—Ya lo tengo —agregó Ari—. ¿Por qué no salimos las cuatro juntas? para distraernos un poco de todo.

—¿Las cuatro? Amor, es mejor que desayunes, no cuentas bien cuando tienes hambre —dijo Tiana riendo.

—Si tengo hambre, pero no estaba contando mal —dijo Ari acercando su plato de comida—. Solo miren por la ventana.

Las tres observamos la casa de Elina al otro lado de la calle, sus padres se estaban yendo en su auto pero ella se quedaba sola, no sabía si era la primera vez que la dejaban sola en casa, nunca me había percatado de eso.

La noche anterior con nuestro baile improvisado en la sala todas nos divertimos, además a pesar de no conocerla por tanto tiempo como yo, mis tías sabían que Elina me caía bien y nos la pasabamos bien juntas.

—¿Qué dices, farola? ¿Crees que a tu amiga le gustaría ir con nosotras? —me dijo Ari.

—¿Enserio? —dije algo emocionada—. ¿No les importa si Elina nos acompaña?

—Para nada cariño, anda, ve y pregúntale si quiere ir —me dijo Tiana sonriendo.

Cruce la calle y llegue con Elina la cual parecía algo sorprendida al igual que feliz de verme de nuevo, llevaba puesto un lindo pijama rojo con un escudo y estampado dorado que decía Gryffindor.

—Elina —dije saludando con la mano—. Buenos días.

—Lucía, buenos días —dijo sonriendo.

—Lindo pijama —dije observándola.

Diario de una depresiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora