Perdón, te amo.

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Estaba arrepentido, se sentía con el alma desgarrada por lo que estaba pasando, no podía asimilar esto, quería que todo fuera un cruel sueño que lo atormentaba cada noche, pero no era así.

Sus manos estaban chorreando sangre y su ropa se manchó por completo y eso era lo que menos le importaba ya que entre sus brazos se encontraba aquella pequeña luz de su vida a punto de apagarse ya que él mismo le había arrebatado el brillo, las lágrimas no paraban de salir al igual que el espeso y caliente líquido que provenía del cuerpo más pequeño.

El castaño no paraba de sollozar y repetir entre hilos de voz entrecortados la frase "Resiste, por favor, solo un poco más", con los dedos temblorosos pasó estos por el rostro del rubio despejando su rostro pues unos mechones ensangrentados se quedaron pegados a la frente del menor.

Este tenía los ojos cansados como si en algún momento fuera a cerrarlos y lo que temía el mayor era que no los volviera a abrir.

—Mi amor... —su voz era débil como si en cualquier momento fuera a perderse en el aire a mitad de sus palabras.

—Tranquilo, no pasará nada, te vas a recuperar —trataba de tranquilizar al otro cuando lo único que hacía era alterarse él mismo por la escena, su pareja estaba totalmente destrozado con rasguños profundos y una que otra parte de su cuerpo sin pedazos de piel.

Cualquiera que lo viera pensaría que fue atacado por un animal salvaje del bosque, siendo que ojala todos pensaran eso, pues ¿Como quedaría la familia Tuan ante el pueblo si se enteraban que su heredero, Mark Tuan, había matado al hermano de su prometida?

¿Cómo lo explicarían? ¿Qué dirían acerca de ello? Eso era lo que menos pensaba Mark, pues deseaba mantener a su luz con vida a pesar de ser él su atacante.

Buscaba desesperadamente cómo cubrir todas sus extremidades expuestas para lograr salvar dichas partes, desgarrando sus propias ropas para poder detener al menos una de las hemorragias que tenía, su vista lo traicionaba de repente cuando se inundaban por completo de lágrimas por lo que estaba viendo.

—Mark —al escuchar su nombre salir de los ya pálidos labios de su amado solo le dirigió una mirada de arrepentimiento y decidió seguir en su trabajo, hasta ser pausado por sentir el agarre endeble sobre su brazo. —Por favor.. para —sentenció con las pocas fuerzas que tenía, tosiendo una cantidad de sangre que era alarmante.

—Déjame ayudarte, Jackson, por favor —imploraba entre lágrimas que fueron limpiadas por la mano de su adverso manchando un poco su mejilla con la sangre que prometió jamás derramar.

—No... Déjalo así —insistió el rubio con una sonrisa que reflejaba esa calma que Mark siempre necesitó en su vida y se volvía cada día más en lo que siempre deseaba ver cuando iba al pueblo a visitarlo aunque tenían estrictamente prohibido verse, a ellos jamás le importo si peligraban ya que estaban el uno con el otro, y eso era suficiente.

—Jackson, Perdóname, no quería hacerlo, no me pude controlar, perdóname —rogaba pidiendo piedad por cometer el peor de los pecados, aunque no se sentía digno de merecer la clemencia del nombrado.

—Mark, no hay nada que perdonar, no es tu culpa y jamás la será, te conozco y sé que no lo hiciste a propósito, te amo y nunca dejaré de hacerlo —esas palabras encendieron sus alarmas ya que sonaban a una despedida, una amarga despedida a la que él no quería participar, se negaba a dejar ir al amor de su vida.

—No, no me hagas esto, por favor solo resiste un poco más, mi amor —tomó con mayor fuerza el cuerpo del príncipe aferrándose a este como si se lo fueran a arrebatar.

A su lado se encontraba un rosal de rosas blancas y ese sitio fue a la dirección dónde Jackson centró su mirada, esbozando una sonrisa dejando caer un par de lágrimas.

—Siempre supiste que nunca me gustaron las rosas blancas... —esas palabras tan confusas hicieron que Mark levantara su mirada hacia dicho rosal que estaba manchado de rojo, siendo esa pintura la sangre de su amado, Mark nunca le había tomado un gusto o adoración a las rosas, hasta que Jackson llegó a su vida y le mostró lo bello de dichas flores, siendo las rosas rojas sus favoritas.

Volvió a verlo notando que este ya había cerrado los ojos con una sutil sonrisa que le demostraba que a pesar de lo que él había hecho, Jackson jamás le iba a guardar rencor, siempre lo iba a amar, aunque le había robado la oportunidad de seguir más tiempo con su amor prohibido, aquel amor que le daba razones para seguir, le dio las perspectivas más bellas del mundo abriendo una ventana que Mark había cerrado, que no todo era blanco y negro, el mundo estaba repleto de un sin fin de colores y grises que descubrir, prometiendose mutuamente que iban a vivir cada uno.

Pero ahora parecía que estaban viviendo el color escarlata, sintiendo culpa, remordimiento como si ahora sus gritos fueran suficientes para traer a la vida a su la chispa que alumbraba ese callejón oscuro que lo volvía en un monstruo.

Jackson le había demostrado que él no era un monstruo, pero ahora se sentía como uno.

— ¡Perdóname! —gritó por último como si buscara desgarrar su garganta, esté era el adiós de Jackson, ya no lo volvería a ver sonreír, ya jamás iba a sentir sus abrazos y cálidos besos que lo reconfortaba, el calor de su cuerpo estaba bajando y su corazón dejó de latir, sintiendo como el suyo se destrozaba en un segundo, llevando su amor con el espíritu de aquel chico que nunca lo juzgó pero al final traicionó.

—Te amo. 

...

Tenía muchas ganas de hacer un one shot del Markson y la mejor manera fue agregarle mi tema favorito: el amor trágico.

Esto lo escribí en la madrugada mientras estaba escuchando Devil Doesn't Bargain de Alec Benjamin, había creado toda una escena en mi cabeza y lo plasme en lágrimas para que esa idea no se me esfumara.

Espero y les haya gustado este One Shot porque a mí sí me encantó, creo que empezaré a escribir solo One Shots en el futuro, no sé aún.

Lindo día, nunca mueran y manden a la mierda el dolor, besitos.

PERDÓN | MARKSON OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora