Harry Potter y el redescubrimiento de la magia

Capítulo 8 : Serpientes atrevidas

Harry se despertó con el sol brillando directamente sobre su rostro, y rodando sobre Harry se preparó para tratar de volver a dormirse, pero un pensamiento repentino lo golpeó. Si el sol le había dado en la cara, eso significaba que había dormido toda la noche sin una sola pesadilla...

Además, no había tía Petunia llamando insistentemente a su puerta, lo que hizo que los ojos de Harry se abrieran y, sin embargo, los cerró de inmediato cuando la brillante luz del sol asaltó sus ojos. En cambio, extendió su brazo para buscar ciegamente sus anteojos en su mesita de noche, y sus cejas se fruncieron preguntándose por qué su mesa se había movido tan lejos. En el segundo siguiente, los recuerdos del día anterior inundaron su cabeza, y mientras el mundo nadaba en una vista perfecta cuando abrió los ojos, se encontró cara a cara con un par de ojos amarillos. Harry inmediatamente gritó y por reflejo trató de saltar de la cama, solo para enredarse en sus sábanas y caer rápidamente sobre el piso alfombrado.

"Humano tonto", siseó una voz desde la cama, y ​​Harry se levantó del suelo para ver una serpiente de tres metros y medio acurrucada junto a la almohada en la que estaba durmiendo anteriormente.

" Hmm... el humano no sería un muy buen bocadillo. Demasiados huesos, como esos pequeños duendes" siseó, examinando a Harry de arriba abajo.

"Por favor, no me comas", dijo Harry rápidamente, esperando que sus palabras hubieran salido en parsel, ya que no podía identificar fácilmente entre los dos.

Esto hizo que la serpiente se animara, su cabeza se inclinó hacia un lado mientras la serpiente miraba por encima del borde de la cama para observar a Harry. "¿Un altavoz?"

Harry asintió con la cabeza, sin saber si la serpiente entendía los gestos humanos, pero afortunadamente para él aparentemente lo hizo ya que la serpiente se estiró a lo largo de la cama, girando su cabeza hacia él.

"Pequeño Maestro, ven a acariciar las escamas de Nagini".

Nagini, que hablaba en tercera persona, se retorció en la cama y se volvió para mirarlo, y Harry rápidamente se apresuró a sentarse en la cama para obedecer las órdenes de la serpiente. Con vacilación, extendió una mano para recorrer la parte superior de su cabeza triangular. Dejó escapar un pequeño silbido, que sonó un poco como un suspiro para Harry y él continuó durante unos minutos, viendo cómo las escamas de la serpiente se reflejaban en la luz del sol.

Finalmente se movió de su posición previamente congelada para mirar a Harry con los ojos entrecerrados por unos segundos antes de que finalmente decidiera que era una buena idea deslizarse alrededor de la parte superior del cuerpo de Harry. Harry se había quedado completamente inmóvil cuando la serpiente se acercó a él, y Harry se preguntó si sus habilidades para acariciar serpientes eran tan malas que ella había decidido estrangularlo, pero en lugar de eso, su cabeza se descansó cómodamente sobre su hombro y él salió de la cama con cautela. su cola envolviéndose cómodamente alrededor de su cintura mientras él se ponía de pie.

En ese momento apareció Leila y chilló al ver a la serpiente enroscada alrededor de Harry.

"El Maestro Señor Oscuro solicita su presencia para el desayuno. ¿Quiere que me lleve a la señorita Serpiente?" Leila preguntó, luciendo absolutamente aterrorizada al ver a Nagini y Harry sintió lástima por el pequeño elfo y simplemente negó con la cabeza en respuesta.

"No te preocupes, la llevaré conmigo", dijo Harry con una sonrisa, y siguió al elfo doméstico fuera de la habitación, permitiéndole abrir el camino, porque Harry no tenía la menor idea de adónde se dirigía.

El improbable trío se dirigió al comedor, que Harry pensó que era un poco extravagante para el desayuno, pero quién era él para quejarse. Era una gran habitación de piedra que tenía varias ventanas grandes que se extendían hasta el techo extendido y dejaban que la luz del sol de la mañana entrara en la habitación.