LA ESPARTANA DE LOS OJOS VERDES

LA ESPARTANA DE LOS OJOS VERDES

Han pasado diecinueve años desde que la ciudad de Troya fue derrocada y destruida por los Griegos, que ironía que pese a su victoria Esparta fue castigada por la Diosa Atena; la divinidad en cuestión no tolero la ofensa y sacrilegio cometida por Erudión en su templo, no solo profano su efigie sino además ultrajo a una doncella que oraba por su vida. Desde su perspectiva los Espartanos debían ser castigados, por lo cual su sanción fue severa; estableció que durante veinte años mandarían diez doncellas a su acrópolis, edificada en la ciudad de Atenas, para ser sacrificadas en su honor.

Desde su nacimiento las doncellas eran elegidas por Atena, pues un curioso rombo se presentaba en su frente, en la familia espartana donde naciese una niña con dicho romo esta debía ser entregada al Eden a la edad de cinco años, para su custodia y educación.

El Edén era un recinto cerrado a las afueras de Esparta, parecía una fortaleza rodeada de muros dentro de los cuales existía una amplia y variada vegetación, jardines, una enorme laguna y por supuesto, un hermoso palacio donde habitaban las doncellas, ahí vivían por el periodo de quince años hasta el día que tenían que partir a Atenas.

Durante su estadía, se les brindaba lecciones en diferentes artes como la pintura, la danza y la música; aprendían a leer y escribir, les ofrecían conocimientos en matemáticas, herbolaria, alquimia, arquitectura y medicina.

En su tiempo libre algunas salían a cabalgar, otras tenían la afición por el tiro con arco y la esgrima; el Eden era su pequeño mundo en el cual eran mimadas y consentidas.

La tarea de escoltar y llevar a las doncellas a la acrópolis, se encontraba a cargo de un grupo de mirmidones enviados por la ciudad de Atenas; los sacrificios se llevaban a cabo en una ceremonia a la luz de la luna y en un canto de oraciones frente a la esfinge de Atena, en dicha ceremonia únicamente participaban los sacerdotes del templo.

Este era el último año de sacrificios, motivo por el cual Esparta abriría las puertas del Eden a los embajadores de otras ciudades estado; recorrerían el Eden y conocerían a las enigmáticas doncellas, puesto que nunca se les había visto; ni siquiera los mirmidones durante estos diecinueve años habían tenido ese privilegio, lo único que las doncellas mostraban a otros, fuera del Eden, eran sus ojos, toda vez que un pañuelo siempre cubría su boca y su nariz. 

-Queridas mías – Tsunade- deben prepararse; personas ajenas a Esparta quieren conocerlas, los primeros en llegar serán los mirmidones a fin de reforzar su seguridad junto con nuestros guerreros, este año Sasuke Uchiha, el hijo ilegitimo de Aquiles, comandara a los mirmidones no teman.

Como todas las tardes Sakura e Ino salieron a cabalgar con rumbo a la laguna, los siguientes tres días estarían ocupadas con los visitantes al Eden, estaban nerviosas pues nunca habían tenido visitas por tanto tiempo, el Rey de Esparta junto con su sequito privado las visitaba una vez al mes a fin de saber si se encontraban bien, las quería como a sus hijas, salían a montar, comían juntos, mostraban sus avances en su educación; pero ahora serian días con personas extrañas, por supuesto que sabían cómo comportarse,  tenían los más finos y recatados modales, sin embargo sabían perfectamente que el centro de atención eran ellas así que debían poner a Esparta por sobre las expectativas; ya que sabían perfectamente que los foráneos creían que las doncellas elegidas eran minimizadas a la nada, ignoradas, repudiadas por su ciudad al ser un recordatorio constante de la imprudencia de un Espartano en contra de una diosa.

Sin embargo, la ideología del Rey Kakashi era totalmente diferente, de inicio las elegidas morirían en la fecha establecida, no conocerían el amor carnal pues debían conservar su virginidad hasta el sacrificio, así que por qué no darles lo mejor antes de ese cruel destino, ellas no tenían la culpa y debían vivir una vida plena y satisfactoria hasta donde él y su ciudad pudiesen brindarles.