LUIMELIA POR SIEMPRE

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LUIMELIA POR SIEMPRE

*QUIERO AÑADIR UN PEQUEÑO JUEGO. EN LA HISTORIA METI REFERENCIAS A PAREJAS LESBICAS QUE MUCHOS CONOCERAN. SI QUIEREN JUGAR, DEJEN SUS APUESTAS*

Ella era la chica mala por naturaleza. La que se llevaba el mundo por delante con el solo chasquido de sus dedos. Yo era la chica buena, la que nadie veía y todo el mundo ignoraba. Éramos dos polos opuestos de la misma moneda y, por supuesto, nadie se hubiera imaginado donde nos llevaría el destino. Literalmente, ni yo misma me lo hubiera imaginado, y eso que había sido una de las que lo había vivido.

Lo nuestro comenzó en el instituto, hacía diez años atrás, cuando ambas teníamos diecisiete y caímos en el mismo bachillerato. En el primer año, nos ignorábamos por completo. Ella iba por su cuenta y yo por la mía. No teníamos mucho en común. Ella salía con todos los más populares, hijos de papá y mamá y yo, bueno, yo tenía a María y a sus amigos. Hasta para eso no servía para la vida.

En fin, el caso es que no fue hasta el último año en el que de repente, nuestros caminos se cruzaron cuando tuvimos que hacer un trabajo juntas. Un trabajo de literatura que siempre tendré en mi mente:

-Bueno, tú... mira, hacemos cada una por un lado y luego lo pegamos- me había puesto la típica justificación para no hacer el trabajo juntas- ¿Está bien?

-Amelia, tenemos que poner ideas en común. No es poner un trabajo que...

Pero con ella era como hablar con la pared.

-Mira, tengo el teatro esta tarde y tengo que salir a correr para poder entrenar mi voz, ¿vale? Nos vemos luego Lisa...

-Luisa...

Pero para nada que le hablara. Porque sí. Amelia, a parte de ser una todoterreno en el colegio, lo era fuera. Actriz, cantante, su familia no es qu ele gustara mucho, pero después de un par de premios ganados, estaban en la lucha por el estrellato.

Asique, Amelia era como una diva en potencia y, lo peor de todo, es que yo la tenía que aguantar y lo odiaba. Lo odiaba porque... solo quería estar un momento a solas con ella. Sí, la pardilla de tuno, la que más odiaba a Amelia, se había convertido literalmente... bueno, ¿para qué mentir? Me había colado por ella. Por muchos feos que me hiciera, allí seguía yo, como una idiota tras de ella.

-¿Y qué es lo que crees que quiso decir el autor del libro?- le pregunto una de las pocas tardes que había conseguido estar con ella para hacer el trabajo.

-¿Qué la vida es una mierda?

Encima, Amelia ni parecía que quisiera hacer el trabajo:

-Amelia, por favor. Tenemos una semana para entregarlo y casi no lo hemos empezado....

-Llevamos dos hojas escritas.

-Porque las he escrito yo- me estaba poniendo de los nervios.

Sin embargo, esta le da por mirarme. De repente, me quedo nerviosa ante su gesto:

-Mira, me tengo que ir a entrenar...- miro el reloj, eran casi las ocho y media de la tarde.

-¿Dónde vas a entrenar a las ocho y media?- le pregunto, a lo que añado- En la calle no hay casi nadie a estas horas...- por no decir que era peligroso.

-Bueno, es la vida del artista...- y sin más, empieza a recoger- Mira, nos vemos mañana mejor, ¿sí?

Me estaba poniendo de los nervios. Porque siempre era igual. Hoy por mañana, mañana por pasado y así durante todo lo que llevábamos de trabajo y, lo peor de todo, es que el trabajo había casi sido hecho fuera de las horas que estábamos juntas. Porque sí, Amelia se quería ir cada vez que estaba conmigo y mi cerebro, modo crush, no daba de sí cuando estábamos juntas.

Casi 500Donde viven las historias. Descúbrelo ahora