(ˊ˘ˋ*) 7

1.3K 103 43
                                    

Bajaba su maleta tamaño promedio color negro poroso, hacía calor y el día era bastante ventoso, el aire corriendo movía sus rizos de una manera muy glamurosa, al sacar todo lo que estaba en el maletero de su auto se devolvió al asiento del copiloto para bajar unos papeles que estaba leyendo durante el viaje de carretera.

- Buenos días señor Colombia, esta es la llave de su habitación, es una habitación ejecutiva de número 319, espero tenga una buena experiencia con nosotros. - La recepcionista decía cada cosa con una sonrisa amigable que no parecía forzada por alguna regla laboral que la obligaba a ser amable. Colombia le devuelve la sonrisa con un gesto cariñoso, mientras escuchaba las reglas e instrucciones del hotel, siente como un brazo se deslizaba al rededor de su cuello quedando reposado en sus hombros.

- Hola coquito, que lindo verte por aquí. -

- ...Hola Mónaco. - El sonido de desdicha en su aliento y en su forma de suspirar al escuchar esa voz solo le daban al miniestado los impulsos que necesitaba para seguir molestándolo. Cuando la recepcionista le entrega la llave empieza a caminar sin esperar a que el monegasco continúe hablando.

- Ouh coco, no seas así de grosero, yo nunca he sido malo contigo, solo quiero darte amor. -

- Mira, te voy a dar la oportunidad de callarte e irte porque sinceramente no estoy para aguantar la guachafita de ninguno de ustedes. -

- Yo no vengo a hablar de eso, no voy a negar que la idea de coquetearte es tentadora pero quiero que veas en mí, un buen amigo. -

- Y lo veo, somos amigos desde hace mucho, por eso te conozco y sé que eres un perro de primera que le gusta andar metiendo la cabeza en cualquier hueco. -

- Creí que me ignorabas cada vez que te hablaba sobre mis aventuras. -

- Como crees que voy a ignorarte si hasta imitas los gemidos cada que me hablas de eso. -

- El poder de la narración mi amor. -

La conversación choca al llegar a la puerta de la habitación del colombiano, este sabía que si invitaba a pasar a Mónaco sería una culeada segura pero su amigo estaba muy bueno, no, si, no, en que carajos estaba pensando, no lo iba a negar todos los countrys sobre todo los alfas eran unos malditos sementales, entendía perfectamente como algunos omegas se enredaban con ellos o pagaban sus deudas solo por gusto.

- Entonces... ¿Vamos a entrar o te me vas a quedar a viendo?. - Dice con una sonrisa triunfadora de dientes blancos, el trance de Colombia colapsó como si le hubieran echado un balde se agua fría.

- Si, entremos. - Ya que, era su amigo.

Al entrar estaban las maletas colombianas en el centro de la sala junto a un ramo de flores con una bonita combinación de rojos, amarillos y blancos; Colombia no podía hacer más que orar por que ese detalle fuera cortesía del hotel y no de algún country pervertido.

Mónaco levanta la flores de la mesita con suma inocencia y curiosidad, aura que no quedaba con su aspecto algo macizo y corpulento.

- Parece que algunos andan muy cariñosos ¿no?, "ojalá se repita". - Leyó - ... Follaste con este idiota antes que conmigo. - No sabía si se sentía indignado o rabioso, reconocía que no debía sentirse así porque él y el peli-marrón solo eran amigos, pero él lo llevaba cortejando desde hace muchos meses y de repente viene un random y le gana el puesto.

- Yo culeo con quién se me salga del huevo derecho. -

Eso fue lo que derramó su vaso de mansedumbre, Colombia era el ligue al que más le ha metido esfuerzo para llevarlo a la cama y, como si nada, desprecia su esfuerzo de esa forma. Que bueno que no estaba en esos grupos donde literalmente tenían el historial de las salvajadas de Colombia.

Se acerca al de ojos verdes aperlados con pasos lentos y fierosos, el cafetero le daba la espalda creyendo que todavía estaba refunfuñando o ya había encontrado una distracción por eso se le eriza la piel cuando siente como agarran sus caderas fuertemente.

Las manos del monegasco estaban frías y apresaban esas caderas como si se fueran a desvanecer en cualquier momento, su cuerpo estaba tan cerca de él que podía sentir toda la rabia rozándose con su trasero, una gran y gruesa rabia.

- Así que te despisto un momento y ya andas de putita ¿no?. -

Colombia no respondía, estaba muy concentrado en como una de las manos ajenas ya acariciaba su trasero y la otra lo cogió del cuello para que Mónaco lo besara, pero más que un beso era una explosión, el micro-estado dejó correr todos sus deseos retenidos a través de ese beso dejando al colombiano con los labios hinchados, rojos y jadeante, muy jadeante.

Impulsa a Colombia hacia adelante dejándolo acostado en la barra, obviamente este ya había puesto varias quejas pero con sus manos aprisionadas y sus pantalones con su ropa interior siendo rotos no podía hacer mucho.

- Tosco hijueputAh! Mgh, aAh!~. -

La lengua de Mónaco saboreaba el círculo de carne del colombiano dejando varios chupones y besos al rededor de este, sus manos se mantenían en los muslos interiores conservando las piernas temblorosas abiertas.

- Aah~ estúpido ah!. - De la boquita rosa del cafetero salían maldiciones y gemidos, le estaban agarrando muy fuerte las piernas como para levantarse o por lo menos buscar estabilidad.

Cuando ya el ano estaba lleno de saliva y su miembro palpitando el monegasco se apartó, la imagen era asombrosa, el colombiano acostado en la barra de la cocina, de puntillas ya que apenas y alcanzaba, toda su cara roja y sus piernas temblando, sus jeans rotos dejando ver ese hermoso y gordo culo perfecto para morder; nadie se negaría a eso.

El glande se alinea con la entrada para dar pequeñas embestidas jodiendo un poco al colombiano que soltaba un quejido después de cada empujón.

- Mhg! Oye! Aaah~. - Es como un alivio cuando la verga entra por completo dentro suyo, de un solo empujón siente como la punta toca lo más profundo dentro de su ser lo que lo hace lágrimear un poco. Sentía que eso dentro de él no le dejaba respirar bien, trataba pero no podía, cada movimiento hacía que entrara más profundo dentro sí.

Una mano jala los rizos del colombiano para hacer que se auto penetre, eso lo hace gritar y contraerse, la embestidas rudas empiezan golpeando todo lo que puede ser considerado punto P del colombiano.

Mónaco se sentía en el cielo, cada vena y músculo de su verga eran perfectamente definidos y apretados, sentía el orgasmo a la vuelta de la esquina con cada embestida y movimiento, notó como Colombia se agarraba del borde de la barra para no caerse así que pasa un brazo por la cintura clavándose en todo el interior, sin querer había golpeado demasiado fuerte la próstata del cafetero lo que hizo que perdiera el control de si y apretara mucho más.

Después de ese pequeño fallo Mónaco era una mezcla de sudor y jadeos necesitados, estaba demasiado estrecho pero seguía golpeando en ese punto como si ya Colombia no estuviera suficientemente sobre-estimulado, el pobrecito ya se había corrido pero las embestidas no se detenían en ningún momento, lo único que podía hacer era gemir hasta que le doliera la garganta.

Después de unas cinco embestidas fuertes y certeras, fueron tan fuertes que Colombia se volvió a correr tan solo con eso, Mónaco también se vino pero dentro del colombiano dejando un camino de semen que bajaba por el muslo y conectaba con su verga. Unos chorros de esa sustancia viscosa salieron cuando ya el miémbro estaba afuera de Colombia manchando su espalda, sus nalgas y un poco más sus muslos.

Mónaco solo esperaba que Colombia no se enojara mucho.

❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀

No se que hago con mi vida, ¿como le explico a mi mamá que lo que leyó no son países humanizados culeando cuando obviamente si lo es? Bueno lo veremos en el próximo capítulo con esta cachona 🥰👌

Por cada estrellita se deshace una isla de basura. Uwu

¡𝘠𝘢 𝘋𝘦𝘫𝘦𝘯 𝘋𝘦 𝘛𝘰𝘤𝘢𝘳𝘮𝘦! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora