ʕ ㅇ ᴥ ㅇʔ 10

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Se las arregló para salir de ahí aunque sus piernas temblaban y alcanzaba a soltar pequeñas de gotas de pre-semen cada vez que el roce de sus botones de carne y la camisa irónicamente áspera aumentaba... Ya esto le estaba sacando la piedra.

El mismo conductor que lo había traído lo estaba esperando en la salida de aquella lujosa estancia. Colombia estaba mareado, no sólo porque tuvo que aguantar dos penes y una buena manoseada en la misma noche, también por el alcohol, específicamente el vino blanco del que tomó varias copas antes de salir del lugar.

El camino de regreso a su posada fue mucho más rápido que el de ida, el cafetero se había dedicado a contar los faros que iluminaban el camino del vehículo y a clasificarlos por colores, los que tenían un destello blanco y los que tenían un destello amarillento. Al llegar a su suite ejecutiva, se quitó el abrigo y la camisa con torpeza y en el camino se deshizo de los zapatos; se aventó a la cama y por la simple inercia, su cuerpo cedió al sueño y al cansancio físico que lo ahogaba, después de todo, su cuerpo no estaba hecho para recibir tanto placer.

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La mañana cálida de Grecia, el resplandor del sol pegando justamente en sus globos oculares y el teléfono sonando casi como si este tuviera vida y quisiera levantarlo a propósito hicieron que reaccionara ante el noqueo que había tenido ayer.

Todo daba vueltas y había un chillido muy poco melodioso en su cabeza, al tratar de levantarse de su cama su cabeza terminó por explotar y se mareó, su mundo se detuvo por un momento obligándolo a sentarse de nuevo, parece que hoy no iba a ir a ninguna reunión de latam, porque si, tenía otra reunión hoy, una de los países latinoamericanos, aunque sabiendo como eran ese montón de orangutanes irían a su habitación para sacarlo así sea en un ataúd de sus aposentos.

No es que fueran revoltosos, solo que ellos apreciaban mucho los momentos en "familia" y si alguno faltaba no era lo mismo, Colombia lo entendía y compartía ese sentimiento de unión por eso mismo hizo otro esfuerzo para levantarse, alegrándose por lograrlo, se quitó el pantalón elegante que no se había quitado ayer y se dio una buena ducha para calmar los males, se puso un conjunto de sudadera algo grande, todo negro, sin ningún diseño, tanto pantalón como hoddie oscuros y aburridos, representaban perfectamente las ganas de morirse que tenía nuestra bella orquídea.

Fue por un café negro, cargado y sin azúcar, tal y como a él le gustaba, algunos decían que así sabia insípido pero desde su perspectiva, agregarle azúcar al café era el mayor sacrilegio que un ser humano podía hacer, se terminó el café ahí mismo. Caminó medio edificio buscando el aclamado casino, un lugar que los latinoamericanos habían rentado solo para ellos porque entre ellos les encantaba apostar. Sinceramente, Colombia no estaba de acuerdo con el sitio del festejo porque le preocupaba que países jóvenes como El Salvador o Bolivia no supieran administrarse muy bien a la hora de apostar, en parte también iba para cuidarlos.

Cuando llegó fue recibido con un abrazo y unas cuantas nalgadas, Argentina se las había administrado bajo unos piropos fuera de tono pero Colombia solo se rió y lo ignoró sabiendo que si le prestaba demasiada atención las cosas pasarían a mayores. Llegó a la mesa donde estaban sus "hermanos" tricolor y México, saludando con unos buenos abrazos a Ecuador y  Venezuela.

En si todo fue muy tranquilo, obviamente varios countrys se dedicaron a tomar sin llenadera y otros a coquetear hasta con las paredes.

Los latinos no se dieron cuenta que pasaron la noche derecho entre chistes y anecdótas, eran las 3 a.m y sorprendentemente ninguno estaba cansado, habilidades adquiridas por la práctica supongo.

Había una mesita donde estaban solo alfas específicamente, el oji-verde se acercó con curiosidad a esa mesa para ver qué pasaba, al llegar, notó como varios de los presentes presionaban con sus comentarios a El Salvador para que apostara una gran cantidad de dinero, esto lo enfureció, a pesar de ser alfa, el centroamericano era un country chiquito, una ternurita desde los ojos del cafetero.

¡𝘠𝘢 𝘋𝘦𝘫𝘦𝘯 𝘋𝘦 𝘛𝘰𝘤𝘢𝘳𝘮𝘦! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora