Inmortal

01.

En New Orleans todo era un completo caos, las muertes fueron aumentando sorpresivamente. Mayormente todos eran solo unos niños pequeños, alertando a los Mikaelson. Mientras que Hope, cada noche tenía pesadillas tal cual como las había tenido hace años.

Freya investigaba sobre lo que estaba sucediendo, cada vez que encontraba más información el pánico la invadía. Pues si estaba en lo correcto, el enemigo iría una vez más por su pequeña sobrina.

—Creo que ya encontré la razón de las muertes—susurro nerviosa—todo lo que hemos visto y descubierto me llevo a una sola persona.

—¿Podrías ir directo al nombre? Que las pausas que haces me están poniendo aún más nervioso de lo que estoy— Niklaus hablo ansioso.

—Esta bien—suspiro—Todo esto ya lo vivimos. Las constantes pesadillas de Hope y las muertes de niños menores solo nos pasó una vez, al parecer The Hollow regresó—susurro.

—Otra vez no. Creí que todo había acabado—Kol tapo su cara con sus manos, nervioso.

—Olenka al tenerlo dentro de ella solo retrasó lo que ocurriría. Ella sabía que volvería hasta tomar a Hope—ató cabos la bruja mayor.

—Bueno, viendo como iba a terminar la última vez. Fue un gusto pasar tiempo agradables con ustedes hermanos—alzo las manos Kol exageradamente.

—Encontraremos una solución, nadie se despedirá de nadie—hablo por primera vez el noble de la familia.

—La pregunta aquí es ¿Por qué aún no ha salido? Digo, ya lleva tiempo dando pistas pero no se ha mostrado.

Miro a su sobrina y se acercó a ella, Hope volteo y le sonrió.

—¿Que sucede Tía Freya, ya encontraron que es lo que pasa?.

—¿No te has sentido mal? ¿Temperatura, dolor de cabeza o algo?—toco la frente de su sobrina, ella frunció el ceño y nego.

—No, me siento bien.

«Raro» pensó Freya.

—Si te llegas a sentir mal no dudes en decirnos, Hope.

—No piensan decirme que es lo que sucede no es así—pregunto Hope pero cada vez que terminaba la frase parecía más una afirmación.

—No estamos seguros, amor. Pero no queremos una sorpresa—entro Niklaus y miro a su hermana pidiendo que no le comentará nada, o al menos no ahora.

Cadenas ataban sus manos y pies, sentía ardor pues desde que llegó muy pocas veces era desamarrada. Aunque poco era lo que ya sentía de dolor, al pasar tiempo ahí su cuerpo se acostumbro.

«No es como si fuera la primera vez que haya pasado por esto» Se dijo a si misma en formó de apoyo.

—Buenas noticias. Tus queridos Originales por fin lograron descubrir lo que está pasando—se agachó a la altura de Olenka—¿No crees que es una buena noticia?.

Alzo su mirada y la miro directo a los ojos. Sofya quedó enganchada a sus ojos, admirando el color de ellos. Al ver la impresión de su secuestradora sonrió.

—¿Acaso nunca habías visto unos ojos en todos estos siglos que pasaste encerrada en tu cueva ?.

—Te hice una pregunta, contesta.

Aclaró su garganta y se removió incomoda.

—Ya no pareces tan mala—susurro tan cercas que pudo estar de ella.

—¿Crees que tú cercanía tiene algún efecto en mí?.

—No lo sé, dímelo tú—se encogió y volvió a su lugar.

—Las preguntas las hago yo—miro mal a la pelinegra y se acercó a la puerta—Creo que ya es hora de presentarme después de tiempo a tus queridos vampiros.

—¡No te atrevas a tocarlos. A ninguno de ellos!—gritó enojada.

No le importaba el dolor en sus muñecas y tobillos, jalo bruscamente las cadenas. Sofya sonrió burlonamente y antes de salir completamente quería irritar a la Ángel.

—Y como soy buena persona dejaré que los mires antes de que mueran—hizo una pausa—Aunque creo que me divertiré viendo como tú lo haces.

Dudó si acercarse a ella una última vez pero quería ver su reacción así que no lo pensó mucho.

—Ya es hora de dar el siguiente paso—se justificó—Como no quisiste ayudar por las buenas tendrá que ser por las malas. Ya no quedará nada de lo que fuiste Olenka, serás una nueva persona.

Tal parece que esa palabra fue una señal, hombres entraron con máscaras y la llevaron a un cuarto obscuro. El pánico invadió a la Ángel y comenzó a forcejear en los brazos de los hombres .

—¡Déjenme, no sé atrevan a tocarme! ¡No, no me toquen!—gritaba lo más recio que podía pero al ser atada en la silla se rindió, ya no había escapatoria.

«Sabia que esto tarde y temprano pasaría solo que aún no estaba preparada» pensó por última vez antes de ser dormida.