¿Se esperaba que dejara de pensar en lo que había pasado aquella mañana?
No.
Con mucha dificultad Xiao lograba distraerse, los enfrentamientos que tenía a diario, las búsquedas de más espíritus, era bastante trabajo para un solo Yaksha. Pero cuando todo eso cesaba, cuando se sentía agotado y se sentaba sobre el suelo para tomar aliento, la melodía que lo guiaba al inusual arconte pasaba por su mente. Él solo... quería conversar con él.
La mayor parte de las noches en las que sentía el ambiente limpio sin ningún espíritu rondando, Xiao acudía al extremo sur del pantano Dihua donde se encontraba la posada Wangshu. No necesitaba ingresar por la puerta principal, él solo aparecía por la cima de aquella singular edificación y los dueños ya sabían de su presencia. Largas generaciones mantuvieron el culto de preservar el espacio del propio Yaksha, pese a que él mismo no estuviera nada interesado en compartir el mismo aire que los mortales.
Xiao estaba acostumbrado también a ver muchos mortales en parejas acudir por las noches al lugar y comer los platos en las mesas exteriores, los comerciantes se alojaban más por esa zona, era cada vez más concurrido a diferencia de meses anteriores. Tal vez estaban cerca de una festividad importante en la cuidad de Liyue, supuso el adepto, pero su interés era bastante limitado. Esa noche en particular el cielo estaba despejado, lejos del brillo de la cuidad las estrellas se miraban tan cerca con la luna ausente, Xiao centró su atención en eso.
El bullicio menguaba mientras pasaban las horas, mismas en las que Xiao se había mantenido observando el cielo, sentado en el tejado verde al lado del balcón poco concurrido cuando estaba él. Su vista regresó hacia abajo, no quedaban rastros de los comerciantes, ahora todo estaba más tranquilo y silencioso, incluso las luces del establecimiento habían bajado su brillo. Xiao cerró los ojos para meditar un momento cuando alguien salió al balcón.
—oh, disculpe Gran cazador de demonios, creí que no se encontraba ya. — Madame Lixue la actual gerente de la posada traía consigo el mismo plato que ofrecía a Xiao cada noche, independientemente si este lo comía o no.
Xiao hizo un sonido con su garganta, solo para restarle importancia, no era ser desagradecido en lo absoluto pero realmente no necesitaba comer eso todos los dias. Y aquella familia le habia estado sirviendo aquel mismo plato generacion tras generacion, un postre no se disfruta si se come todos los dias, este solo comienza a agotar lo que lo hace especial. Pero claro que no le diria aquello, él mismo iba a terminar sonando quejumbroso. Lixue aclaró un poco su voz para llamar la atención de Xiao de nuevo.
—hay... un joven bardo que le ha llamado, me dijo que lo conocía. — susurró ella, tan poco acostumbrada a dirigirse a Xiao, casi conteniendo la respiración por unos segundos. —está en las mesas de abajo.
Podría ser...
Las palabras sobraban, Xiao se puso de pie y se dejó caer desde el tejado, desapareciendo en el aire para reaparecer ya en la base del establecimiento. Ahí estaba él, con los brazos cruzados sobre la mesa y el rostro oculto entre ellos, sujetándose a una botella. Parecía dormir.
—Lord Barbatos. — No quería despertarlo, pero el arconte no parecía responder a su llamado.
Miró a su alrededor para asegurarse de estar solos, sin miradas o voces sobre ellos. Xiao tocó el hombro ajeno moviendolo con suavidad, olía alcohol pero su conocimiento era limitado ¿Acaso era una bebida tan fuerte como para derrumbar a un Dios?
— oh...Xiao. — finalmente despertó. Venti tenía las marcas de la ropa aplastadas en la cara y los ojos adormilados, pero sonreía con todo el calor en el rostro. — ¿Que haces aquí?
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Insignificante - xiaoven
Romance"En el pasado, el Pantano Dihua era un páramo sin vida. Aunque eso ocurrió hace muchas décadas... no, hace muchos siglos." La historia se centra antes de la llegada del viajero, en donde Xiao es salvado por pura casualidad y se mira así mismo curios...