Venti se hacía más recurrente. Por un momento Xiao se preguntó que hacía en Liyue por tanto tiempo si era arconte de otra nación, sin embargo esta idea fue bastante superficial pues ¿Quién era él para cuestionar las actividades de un dios? Su existencia se basaba en matar y seguir el día, el tiempo para un ser inmortal como él tenía un significado distinto. Pero Barbatos, oh él, había hecho que los días fueran intensos. Incluso si no estaba todos los días, las noticias corrían sobre aquel bardo que cantaba la historia de Mondstadt y podía animar toda una taberna con su elocuencia.
Cuando Xiao estaba alejado de los mortales, entre la soledad de las altas montañas de Liyue podía oír a veces la flauta de Barbatos por la noches más calmadas. Xiao a veces se quedaba esperando en el pantano Dihua a ver si lo podía encontrar y el dios aparecía pocas veces con algún comentario tonto sobre el licor para acompañarle sentado a su lado.
A veces las situaciones embarazosas surgían sin llamarlas, las palabras se retenían entre sus labios y solo podía sentir el rostro arder, ¿hasta que punto aquello podía siquiera ser bien visto? Estaba con un dios, ni frente a otros adeptos, dioses, mortales, ni el mismo Morax actuaba de esa manera, nadie no había nadie que lo dejara acorralado con su mera existencia o le jugara bromas hasta que su rostro se volviera un poema. Venti era una inexplicable experiencia y una muy agradable coincidencia.
Pero tras toda sensación agradable siempre debía haber un equilibrio ¿Cuánto tiempo más Barbatos sería recurrente en su existencia?
— ¿Duele?
— no.
La nuca del adeptus descansaba sobre los muslos del arconte y su alrededor la hierba estaba quemada luego de un duro enfrentamiento, era de noche cuando había logrado exterminar a cada uno de esos espíritus, hacia un silencio bastante tranquilizador. Xiao tenía los ojos entrecerrados y no se movía por las secuelas de la exigente pelea, pero su cuerpo estaba en paz.
Porque Venti estaba ahí de nuevo tocando la lira como una dulce canción de cuna, la luz iridiscente estaba decorando la punta de sus trenzas y dándole brillo a sus ojos. Xiao no pudo evitar elevar una de sus manos para tocar una de esas trenzas, lo cual solo provocó una suave risa en Venti e hizo que detuviera su acción.
— parece que mi música si puede levantar a los muertos.
— tu música es... buena. — para mí.
— ¿EH? Solo ¿Buena? creo que debo tirarte más agua de pantano en el rostro. — bromeó mostrándole la lengua mientras el brillo iridiscente desaparecía poco a poco. Y era la primera vez que escuchaba a Xiao reír, adolorido, pero lo hacía por un pequeño periodo de tiempo. — debería cargarte y llevarte a la posada Wangshu para que descanses mejor.
—eso no sería muy apropiado.
— ¿pero si lo es que me cargues como una doncella en aprietos hacia tu habitación? — Xiao solo evitó el contacto visual. — lo recuerdo claramente, me sentí tan ligero.
— Lo eres. —confesó con franqueza.
Venti no respondió, quizá porque lo llenó un aire de nerviosismo al igual que Xiao quien nuevamente evitaba el contacto visual. O talvez porque algo más había llamado su atención, elevando su rostro hacia el cielo para observar aquel acontecimiento llamativo y luminoso. Los enormes ojos del arconte se llenaron de puntos luminosos reflejando las luces del cielo, pequeñas linternas flotantes comenzaron a inundar todo el firmamento mientras eran arrastradas por el viento. Xiao también las vio, sentándose a un lado para ver ese espectáculo unos segundos.
El rito de la linterna no era precisamente algo que llamara su atención, hoy como todos los años anteriores, miles de desperdicios sobre el mar, el olor a sangre y corrosión luego de las peleas más intensas que solía tener ese mismo día del año, no era algo que precisamente...
— Yo vine a Liyue para verlas. — dijo Venti. —olvidé que hoy era el día.
Xiao dirigió su atención al arconte, quedándose sin palabras, con el corazón latiendo sobre todo su cuerpo. Acaso... ¿Barbatos se había perdido una oportunidad única? ¿Por quedarse tocando la lira para calmar su dolor? Entonces todo se resumía a ese día, Barbatos había llegado a Liyue con tanta antelación por esa celebración. Una sensación extraña se formó sobre su pecho. Venti no había tropezado contra la existencia de Xiao, había sido todo lo contrario ¿Eso significa que era su último día en Liyue?
— ¡¿EH?! ¡¿Te duele algo?! —gritó el arconte cuando vio a Xiao.
Xiao no entendía, estaba teniendo un debate interno mientras le miraba y hacia que su silencio preocupara más a Venti que no sabía si tocarlo o qué hacer realmente. Xiao solo estaba llorando, pero sin ninguna expresión en el rostro, perdido de la propia reacción de su cuerpo. Sus lágrimas rodaban por sus mejillas asentándose sobre su mentón, su rostro no tenía color ni expresión y eso consternaba al pequeño arconte. Solo fue hasta que Venti lo mencionó tomando su rostro para limpiar sus lágrimas con los pulgares de sus manos, que Xiao notó sus propias lágrimas.
— yo no sé porqué hice eso. — respondió al fin haciendo que Venti soltara un suspiro enorme de alivio.
Solo le abrazó, atrayendo el cuerpo de Xiao contra el suyo con una fuerza reconfortante mientras escuchaba su respiración un tanto agitada. Quizá no quería hablarlo, Venti en ese aspecto era bastante comprensivo, más con el historial que cargaba el adepto. Tal vez tenía un recuerdo desbloqueado de su vida al ver las linternas, pensó.
—hey... —susurró el arconte, separándose lo suficiente como para poder ver el rostro ajeno que apretaba los ojos no queriendo alejarse de aquel toque tan cálido. — Xiao.
Él intentó llamarle pero Xiao no se atrevía a responder, había demasiado acumulado sobre su pecho, en su mente, como para poder hacerlo. Solo un poco más, quería que le abrazara un poco más para no pensar. Y para cuándo abrió los ojos Venti estaba aún ahí, a escasos centímetros de su rostro acariciando su mejilla. Xiao se acercó sin conocer el motivo siquiera, pero algo le hizo dudar antes de que sus labios tocaran los del arconte. Sus pensamientos hacían erupciones de nuevo y Venti decidió besarlo en cambio.
Era un toque grácil que lo llenó de sorpresa y le hizo abrir los ojos en grande. Aún así suavemente deslizó sus manos sobre los hombros del arconte para corresponder, sus labios estaban calientes, sus manos heladas y la respiración de Venti la sentía tan cerca como nunca antes. Él no tenía experiencia en lo absoluto, Venti lo besó y él se dejó besar con toda la delicadeza del mundo, disfrutando aquella sensación abrumadora que lo llevó a probar algo más allá que solo el desagrado que había sentido por otros.
Era tan difícil para él creer que ese momento era tan correcto, que al final no era tan diferente a los simples mortales de los que se alejaba. Tal y como Venti pensaba. Porque aquello que sentía en el cuerpo era una sensación tan mortal, real, que lo hacía sentir vulnerable. Los besos de Venti eran tan correctos, sobre su boca, sus mejillas y párpados.
Ninguno dijo nada cuando se separaron para verse, solo volvieron a besarse, con más confianza y el color decorando sus mejillas. Sin decirlo, querían que ese momento fuera más eterno que ellos mismos.
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No me gusta tanta felicidad 👹🔪
Tower of fantasy no me gustó, saludos.
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Insignificante - xiaoven
Romance"En el pasado, el Pantano Dihua era un páramo sin vida. Aunque eso ocurrió hace muchas décadas... no, hace muchos siglos." La historia se centra antes de la llegada del viajero, en donde Xiao es salvado por pura casualidad y se mira así mismo curios...