P. 2.

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Observo mi reflejo en el espejo, con mi cabello desordenado y húmedo por el baño, y mi mirada se desvía sólo unos centímetros hasta dónde se refleja mi linda Katie. Me reprendo de pensar así, sabiendo que ella ya no es mía, qué por un tonto arrebato dejó de serlo y eso pesa en mi conciencia, tanto cómo el hecho de que ella no haya intentado convercerme de lo contrario.

- Podríamos hacerlo.- murmura y mi ceño se frunce de inmediato por sus palabras. - ¿Podríamos hacer qué, Katie?- le pregunto sin entender. Ella sonríe lascivamente y un escalofrío recorre todo mi cuerpo ante el reconocimiento de ese coqueto gesto de su parte. - Desnudarme sobre ti.- susurra y jadeo sorprendida por su propuesta. Antes me había traicionado mi mente y había dicho esas palabras, pero ella no estaba en esa situación ahora. Katie, quería conscientemente decirlas, y mi enamorado corazón se agita por esa posibilidad. - Aunque me gusta más cuándo tú me desnudas.- me dice juguetona, y tengo que utilizar todo de mí para no gemir por su admisión, esto no podía ir bien, los ex's no se dicen esas cosas ¿Verdad?

Katie, me observa con atención esperando una respuesta que no llega de mi parte, porque no puedo jugar ese mismo juego que ella, sin caer de nuevo en todos sus extensos y deliciosos encantos. Sus ojos me recorren por completo y luego se clavan fijamente sin pudor alguno sobre mi trasero cubierto por la gruesa tela de mi kimono. Sonrío de gusto al ver que algunas cosas no cambian, cómo su amor por esa parte de mi anatomía.

- No puedes entrar aquí así sin tocar, Katie.- le digo en contraste con mis pensamientos, tratando de bromear y hacerla desviar de su claro coqueteo, pero sé que no sonó cómo yo quería, al ver la expresión ceñuda que ella me da ahora.

Suspiro pesadamente, y me giro despacio sobre mis pies, hasta quedar frente a ella. Katie, aún viste la ropa de la escena en la que le pedí inocentemente que se desnudara sobre mí, y luego recuerdo vagamente escuchar cuándo venía hasta mi trailer, que ella aún tenía unas escenas que grabar después de qué yo terminé las mías.

- ¿Por qué no puedo? Te gustaba que lo hiciera, siempre me lo decías.- me recuerda. Asiento de acuerdo con sus palabras. - Antes estábamos juntas, ahora ya no.- le digo con pesar. Katie, se ríe sin ánimos. - Correcto, me terminaste.- dice en tono duro, y adiós a toda expresión juguetona de su rostro.

Mi pecho duele ante sus palabras, porque recuerdo con exactitud el momento en que dejamos de ser de la otra. Estábamos de vacaciones, y ya habíamos terminado de visitar a cada una de nuestras familias y decidimos antes de que se nos acabase el tiempo, viajar a una isla cerca de Italia, para aprovechar al máximo nuestro tiempo juntas antes de volver al ajetreado ritmo de las grabaciones de la serie. Pero apenas llegamos al lugar, nos dimos cuenta de una gran cantidad de paparazzis en el aeropuerto. Ellos lograron reconocerme, pero Katie estaba tomando todo su equipaje, y por fortuna no estaba a mi lado cuándo ellos me encontraron, y después de una rápida huída del lugar, tomé en arriendo un coche y le escribí un mensaje diciéndole que la esperaría en la casa de alquiler dónde nos hospedaríamos los días que estuviésemos en la isla. Katie, tardó en llegar y mi mente no dejaba de pensar en que nuestro plan secreto, estaba completamente arruinado, y nuestro tiempo de calidad juntas, completamente olvidado. Y por desgracia, tuve razón en cada una de mis suposiciones. Katie, llegó conmigo casi una hora después y cuándo empezó a quitarse todo la ropa y accesorios que le servían de camuflaje para los paparazzis, pensé con nostalgia que así sería siempre nuestra relación, escondiéndonos de todos para que nadie sospechara de nosotras juntas cómo algo más que compañeras de reparto en la serie. Habíamos firmado un estúpido contrato que nos impedía cualquier foto, gesto amigable en público, o cualquier reunión juntas y a solas, desde hace mucho tiempo, casi con el ingreso de ella a la serie, y en ese entonces ya estábamos empezando a salir, pero pensamos que podríamos mantener lo que teníamos sólo para nosotras. Y en realidad creía que podríamos seguir así, pero amaba a Katie más de lo que podrían decir las palabras y no poder expresar con libertad mi amor por ella, me rompió en mil pedazos. Pero esa tarde me guardé mis preocupaciones para mí, pero los días qué nos mantuvimos encerradas en esa casa por temor de los paparazzis que me asediaban porque me sabían en la isla, me provocaron una ansiedad a tal punto, que la única solución que vi en ese momento, fue terminar de raíz con la causa de mi ocultamiento. La noche en qué tomé la terrible decisión de terminar con nuestro noviazgo, le hice el amor con paciencia y con tanto anhelo, queriendo grabar cada centímetro de su sedosa piel bajo mis manos, cada gesto que hacía al recibir con ciego deseo mis caricias, quería grabar a fuego en mí mente su voz rasgada por el placer llamando mi nombre mientras llegaba una y otra vez al clímax. Y luego ella me devolvió con generosidad cada caricia sobre mi cuerpo, y sabía que nunca borraría su recuerdo de mí. Y cuándo la mañana llegó, esas horrendas palabras salieron de mi boca, mientras ambas seguíamos desnudas sobre la cama. Katie, me miró con tanto dolor mientras le decía todas mis razones. Pero lo único que hizo cuándo mi relato lloroso terminó, fue asentir con lentitud en mí dirección y levantarse de la cama, vistiéndose y armando su maleta con rapidez. Cuándo todo estuvo listo y ella estuvo entre el umbral de la puerta, Katie sólo susurró un "Te amo.", y se fue sin mirar atrás, dejándome con mi amor y con todos mis miedos en esa cama.

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