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Sunghoon parecía tener un demonio en un hombro y un ángel en el otro, ambos instándolo a seguir un camino en concreto, el demonio insistiéndole una y otra vez que debe marcar su posesión en el conejo, dejar su olor, el ángel, por otro lado, intentaba frenarlo de lastimar aunque sea un cabello rubio de su suave cabello.
Gruñidos guturales resonaban en las paredes de la habitación, el tigre agitaba la cabeza de un lado a otro, sus manos y ropa llenas de sangre intimidaban un poco al herbívoro aún sentado en el suelo procesando que Sunghoon había llegado, pero se encontraba en un estado bestial.
El chico rubio se levantó del suelo con suma dificultad y se acercó al cuerpo inquieto del peliplata, Jake notó que Sunghoon no planeaba detener ese extraño comportamiento por lo que lo abrazó de golpe, sus brazos se envolvieron alrededor de su fuerte cuerpo y apretó el pecho del hombre peliplata.
- ¡Hoon, detente! -emitió un grito, el mismo detuvo el actuar del tigre, Park miró hacia el pequeño que le abrazaba, sus ojos rojos se fijaron en esa largas y peludas orejas marrones, su cabello rubio, su piel acaramelada, sus ojos llenos de preocupación y finalmente su cuerpo tembloroso, parecía tener miedo.
Sunghoon dejo de moverse y de gruñir, sus ojos miraron los ojos miel del conejo rubio, se lamió los labios al sentirlos secos de repente. Jake notó que el tigre había dejado de actuar como bestia y sonrió ampliamente.
- ¿Estás mejor? -Antes de que pudiera seguir hablando, el rubio sintió como el peliplata correspondía su abrazo, los fuertes brazos del tigre envolvieron el pequeño cuerpo del más bajo. Jake sonrió mientras emitía un suspiro de alivio, menos mal se había calmado, le preocupaba un poco ver al tigre de esa manera, ya que era la primera vez que lo veía tan alterado.
- Jakey... -La voz del tigre poseía un toque de ronquera, su tono era suave, pero se notaba un poco pesado a causa de su anterior estado. El tigre peliplata inhaló en rico olor del conejo, notó como manchaba al conejo del rojo de la sangre pero no le prestó atención, toda su atención estaba siendo robada por el dulce ser en sus brazos.
Jake suspiró con alivio y emitió un ronroneo al ser abrazado de esa manera, había pasado menos de un día pero extrañaba los brazos de Sunghoon, sentir su olor y caricias a sus orejas.
- Lo siento, estaba muy alterado al ver a esa gente aquí. -Park pareció recordar algo y le dio una mirada llena de culpabilidad al conejo-. Tuve que hacer algunas cosas de camino a esta habitación, lo siento...
- Gracias por venir. -El conejito abrazó más fuerte a su tigre, sabía a lo que se refería, pero en realidad no le importaba, no le tenía ningún cariño a nadie en esta casa, todos le habían hecho daño y estaba harto de insistir y esperar a que alguien le quiera. Ahora tenía a Hoon dándole todo su amor.
