Uno

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Aquella noche Sana se ganó uno de los regaños más largos de su mamá. Pero aquello apenas era el comienzo, pues conocía demasiado a su madre como para saber que no se quedaría así.

Es por ello que ahora que baja las escaleras, reza porque la mayor no se acuerde de lo sucedido hasta después que ella se ha a ido a la Universidad.

Pero, esto es la vida real y eso no sucederá.

- Oh, pequeña. Buenos días. - Saluda la Alfa que se encontraba desayunando. - ¿Cómo amaneciste? - La Omega menor iba a contestar pero su madre lo hizo antes.

- ¿Cómo va a estar, Jeong? Asustada, eso es lo que está. Porque sabe que no se va a librar tan fácil de mi. - Acusó la mayor.

Sana suspiró cansada, ya lo venía venir de todas maneras.

Rodeó la mesa para luego tomar asiento en una de las sillas. Estiró la mano tratando de alcanzar el cereal.

- Muy tarde. - Dijo la Pelinegra mientras tomaba la caja.

- Oh, vamos. Momo, yo iba a tomarla. - Se quejó, luego estiró la mano para agarrar el cartón de leche. - ¡Momo! - Chilló cuando la Alfa menor tomó también la leche.

- Lo siento hermanita, pero eres muy lenta. - Dicho esto sirvió la leche en el tazón.

- Eres una odio-

- Oigan, oigan... - Interrumpió la Alfa mayor. - Vamos chicas, son hermanas y deben llevarse bien.

- Ella no es mi hermana. A Sana la recogieron de la basura. - Habló con la boca llena.

El sonido de la mesa siendo golpeada alertó a las dos que estaban en la mesa.

- ¡Ahora sí! ¡Te voy a-

- ¡NADIE va a hacer nada! - Intervino Nayeon sentando nuevamente a su hija. - Todas vamos a desayuna EN familia, y SIN discutir. ¿Quedó claro? - Las señaló.

Las menores asintieron con la cabeza gacha.

- Basura.

- Idiota.

- Estúpida.

- ¡Ya!

Ambas hicieron caso a su madre y pronto se concentraron en comer su desayuno, claro que no se retuvieron de lanzarse algunas miradas asesinas, pero nada que la mayor de la todas haya notado.

O si lo hizo, quiso mantener la calma.

La puerta fue tocada. Nayeon observó hacia esta, frunció el ceño. ¿Quién podría ser a esa hora de la mañana. Miró a las tres que estaban en la mesa.

- ¿Quién podrá ser? - Preguntó para luego al segundo toque ponerse de pie.

- Sobre eso... - Habló Sana, su madre la miró esperando respuesta. - ¿Recuerdas lo que hablamos ayer?

- ¿Te refieres al Alfa con quién te escapaste? - Se cruzó de brazos.

Sana se mordió el labio con nerviosismo, miró a su madre que esperaba respuesta y luego hacia la puerta donde seguramente la esperaba aquella persona

- Bu- Bueno pues... - Titubeó un poco. - Le pedí que me pasará buscando para irnos juntas.

¿Nayeon había escuchado bien?

- ¿Juntas? ¿E- Es UNA chica?.- Preguntó.

La menor observó hacia su hermana quién se subió de hombros para seguir con su labor de desayunar.

- ¿S...Si?

Sana observó a su madre ir directo hacia la puerta y sin dudar abrirla, sintió los nervios de punta.

Nayeon miró hacia el frente, para encontrarse con el dorso de aquella Alfa, alzó más el rostro hasta toparse con los ojos de la morena.

- ¡Dios mío! ¡Tu si que eres enorme! - Exclamó al ver como el cuerpo alto de aquella le hacía sombra.

La Alfa sintió sus mejillas arder, rascó su nuca con algo de vergüenza y le regaló una sonrisa de tímida a la Omega en frente de ella.

- Mucho gusto, yo soy-

- La Alfa que provoca que mi angelito salga de casa sin mi permiso . ¿No? - Arrugó el entrecejo. La morena de tragó duro. - ¿Cuál es tu nombre? - Miró a la Alfa con recelo.

- Me llamo Tzu- Tzuyu, Seño- Nayeon alzó una ceja. - Digo, Soy Tzuyu. - Ofreció su mano.

La mayor la miró como si se tratara de un payaso, arrugó la nariz. ¿En serio su hija se había en esa tipa?

- Ah..., Ya. - Respondió sin más. - Entonces... Tzu- Tzuyu. - Hizo énfasis en el nombre. - ¿Vienes por mi hija? - Se cruzó de brazos.

La Alfa trató de calmar sus nervios antes que su aroma a Cacao la delatara.

- Bueno... Ella me lo pidió. Así que si. - Metió sus manos en el bolsillo de sus pantalones.

Nayeon asintió lentamente.

- Ya veo... - Observó a la Alfa de arriba para abajo, haciendo una mueca al ver la patineta que traía consigo.

"Esto será divertido" - Pensó

- Siendo así... Entonces, entra para que nos conozcas. - Se hizo a un lado, dejando espacio para que la Alfa pasará.

Tzuyu alzó las cejas sorprendida.

- ¡¿E- En serio?! - Preguntó demostrando en su tono de voz lo incrédula que se encontraba.

- ¡Claro! Ya eres parte de esta familia. ¿No?




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Mom, ¡Please! - SaTzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora