-Al llegar a casa bajé rápidamente del coche, no soportaba estar ahí adentro, tu solo volviste a encender el carro y sin decir adiós te fuiste, mientras me adentraba en mi casa y me dirigía a mi habitación el beso se hacía presente en mi mente y por consecuente tus palabras, se repetían una y otra, y otra vez, como un bucle, uno del que quiero salir, lloré, lloré toda la noche hasta quedarme dormido, despertando ya adentrada la tarde y con un fuerte dolor de cabeza, no podía distinguir si fue porque tomé mucho o por haber llorado demasiado, ese día no comí, últimamente no tengo apetito de nada, de todas formas nadie lo nota, no tengo a nadie que se preocupe por mi, Porsche volvió a la mansión, quería que fuera con él pero ese no es mi mundo, a demás, ¿para que hizo tanto si al final la casa va a estar vacía?, Eso le dije, y con eso logré quedarme aquí, lejos de todos y sin nadie en quien apoyarme.